Toros hasta el «¡No hay Billetes!»

Maximino, tras un año con ingresos cero y todos los gastos necesarios para mantener los contactos y las relaciones, ha concretado unos carteles merecedores de la atención del público y del aficionado.

Carlos Mora

Si a alguno de ustedes abonados de San Julián, o público gozoso de las reuniones de amigos para los toros en agosto en Cuenca, les hubieran dicho que en 2020 no habría festejos no se lo habrían creído, y después de todo lo que ha pasado, cuando se anunciaron para 2021 los tres días de Feria, tampoco se lo creyeron.

Un año este 2021 en el que muchas ferias importantes se han caído del cartel por miedo al COVID económico de las restricciones, y por eso tiene mucho mérito el esfuerzo para que esta semana concluya con los festejos en el coso de la calle Reyes Católicos y vuelva a haber flores en la estatua de Chicuelo II, si alguien tiene a bien acordarse.

Maximino, tras un año con ingresos cero y todos los gastos necesarios para mantener los contactos y las relaciones, ha concretado unos carteles merecedores de la atención del público y del aficionado.

Lo del lunes no habría ni que mencionarlo.

La ganadería que más triunfos ha facilitado en Cuenca en los últimos años, D. Jose Vázquez. El torero que salió a hombros en su última actuación en Madrid, y que está poniéndose en su sitio de figura con el toreo de siempre, Emilio de Justo. La joven figura que es realidad desde hace varias temporadas y al que aún hay que ver en Cuenca en su verdadera expresión, Roca Rey.

Y Morante.

Lo de los caballos es imposible de mejorar, porque ver a Diego Ventura es para contarlo a los nietos. El año pasado cuando su caballo estrella “Dólar” desaparecía, se pensaba en suertes que igual no veríamos de nuevo pero su excepcional cuadra con Capote, Taco y Remate a la cabeza, llevan el arte del rejoneo a un nivel distinto al alcanzado en otros momentos. Ventura es un figurón de dimensión enciclopédica, “homérico” como diría un buen amigo.

Viene además muy bien acompañado por Rui Fernandes y Leonardo Hernández, cuyos preciosos ejemplares harán que la tarde para el espectador se pase rápida y entretenida.

No dejen de acercarse, siempre sin molestar a los animales y guardando la distancia social, a ver peinar los caballos la mañana del domingo, y ya tómense algo para mantener las tradiciones. En terraza, no de pie ni de botellón, que ya saben que este virus cuando está uno sentado y no supera el número que cada semana se le ocurra al legislador, se transmite menos… ¿Cómo contara el bicho cuantos hay en una mesa para no transmitirse si no se pasa el número mágico?

Disculpen las bromas, pero después de estos meses nos merecemos tomarnos con algo de sentido del humor las cosas, con cuidado pero viviendo, con mascarilla pero sin montarnos líos. El lio lo vamos a tener el sábado, a poco que los de La Palmosilla ayuden. No esperamos ver un corridón como el que le permitió ser una de las ganaderías triunfadoras del ultimo San Fermín, el de 2019, pero sí que saquen lo mejor de su origen mezcla de Juan Pedro y Nuñez del Cuvillo, ahí es nada. Sobre todo, porque estarán en manos de tres grandes toreros.

Fandi que todavía está por llegar el día que defraude al público y no dé todo lo que tiene dentro. Es una máxima figura y se ha ganado el puesto que tiene.

Perera, que vamos a verle torear si Dios quiere tanto como a Ponce, le sirven muchísimos toros, les puede y transmite él lo que el toro no ponga. Un seguro para el espectador.

Y Daniel Luque, que ya no parecerá tan alto ni tan guapo como cuando empezaba, pero ese cuerpo que ha ido cambiando para llenar el traje de luces, también lo ha hecho para llenarse de esencia y de verdad en su toreo. Ver torear a Luque es un placer porque se te queda en la memoria y es de esos que permite salir toreando de la plaza. Si el año 2022 la temporada fuera normal, él sería la mejor apuesta para número uno del escalafón, porque torea y, ahora, además, lo sabe.

Los amigos se demuestran en los momentos difíciles y este es un momento complicado para el mundo del toro. Los precios son de 2019 y los carteles son de relumbrón, no hay excusas para no llenar hasta la bandera, perdón hasta lo que la ordenanza del tresbolillo o su actualización semanal permitan.

Pero, sobre todo, para trasladar a la sociedad que el público quiere ir a los toros y quiere tener oportunidad en los próximos años de disfrutar de una feria de San Julián completa, con su abono, con los numerosos toreros jóvenes que ahora emergen y, por favor, con ese plus de exigencia en el ganado y en el palco que se merece por su comportamiento en los últimos años, y que seguro que este extraño 2021 también demuestra colgando el cartel de “No hay billetes” cada día.  A disfrutarlo.