Las cuatro localidades de la provincia de Cuenca que tienen el título de ciudad

Entre privilegios regios, legado histórico y un motín, la provincia mantiene vivo este legado en Cuenca, Priego, Huete y Tarancón

El título de ciudad en España es un vestigio histórico sorprendente. De este modo, Madrid, capital del país y centro neurálgico de la vida política y cultural nacional, sigue siendo oficialmente una “villa” desde 1687. En cambio, lugares como Cuenca lucen el rango de ciudad desde 1257, recordando la importancia de una distinción que antaño marcaba jerarquías jurídicas, fiscales y administrativas. Hoy, esa denominación sobrevive más como una huella simbólica que como un reflejo de la realidad demográfica o económica de los municipios.

En la provincia de Cuenca este legado del pasado late con fuerza. Cuatro son los núcleos urbanos que han recibido en algún momento el título de ciudad. Así a la capital conquense se unen Tarancón, Huete y Priego, cada uno con su propio relato, entre conquistas, privilegios y episodios que hablan tanto de esplendor como de las tensiones políticas y sociales.

Cuenca, con Alfonso X

La capital conquense es la localidad de la provincia de Cuenca que antes recibió la denominación. La recibió de manos de Alfonso X «el Sabio» de Castilla. Ya el pasado árabe de la entonces fortaleza de Qūnka había sido especialmente relevante en la Cora de Santaver, una de las divisiones territoriales en que estaba organizado el Califato de Córdoba que se extendía grosso modo por la actual provincia de Cuenca.

Tras la conquista del rey Alfonso VIII durante 1177, Cuenca continuó su crecimiento con el monarca con la creación de un Concejo y con la implementación de la Sede Episcopal, que marcaron el inicio de la campaña de repoblación. El propio rey castellano favoreció este periodo de prosperidad del territorio concediendo a Cuenca un Fuero propio en el establecía libertades y garantías jurídicas, así como privilegios y exenciones para los nuevos pobladores. Con esos cimientos, Alfonso X «el sabio» otorgó el título de ciudad en 1257, consolidando un ascenso que hundía sus raíces en siglos de historia.

Priego, ligado a la nobleza

El caso de Priego está ligado a la nobleza. En 1440, el monarca Juan II de Castilla concedió su título, después de que el castillo pasara en 1328 a la corona bajo el mandato de Alfonso XI «el justiciero» y de que Alonso Ruy Carrillo fuera nombrado Señor de Priego. La villa se convirtió en señorío de los Carrillo, familia influyente en la corte. Es relevante recordar la figura de Pedro Carrillo, tercer señor de Priego y halconero mayor del rey, quien encarnó el vínculo entre esta pequeña localidad y la monarquía.

Huete, el esplendor de la Alcarria

También Huete alcanzó la categoría de ciudad en tiempos de Juan II, concretamente el 26 de julio de 1428. En este proceso resulta clave precisamente el ilustre Pedro Carrillo, quien reseñábamos en el párrafo anterior como tercer señor de Priego con una importante carrera junto a la corona. Sería este noble conquense quien, en su papel también como guarda mayor de Huete intercediera ante el monarca al que servía para que se le concediera el título de ciudad a Huete. Es especialmente reseñable en este sentido que la ciudad vivía una época de esplendor; tanto era así que en este punto se instaló una de las primeras imprentas españolas donde se imprimieron las Ordenanzas Reales de Castilla.

Tarancón, de las revueltas populares al honor

La historia para conseguir que Tarancón obtuviera el título de ciudad es un camino complejo que comienza en 1850. Entonces, la villa fundamentó su aspiración basándose en su situación topográfica, el crecimiento poblacional, la condición de capital de partido judicial, la existencia de una administración principal de correos y, sobre todo, su ubicación estratégica en la confluencia de las carreteras que comunicaban Madrid con Alicante, Cartagena, Murcia y Valencia. Sin embargo entonces la solicitud no prosperó.

Con el paso de las décadas, Tarancón siguió consolidándose como un núcleo dinámico en población, servicios y actividad económica. Durante el reinado de Alfonso XIII la Real Orden del 15 de julio de 1921 otorgó a Tarancón el título de ciudad, bajo la alcaldía de Jesús Bujeda Muñoz y siendo ministro de Gobernación Gabino Bugalla. El reconocimiento se debió al padrinazgo del diputado del distrito, Juan Cervantes, y al impulso de la burguesía y la oligarquía comercial e industrial local, aunque también se entendió como una manera de compensar las muertes ocurridas en la protesta popular de 1919 conocida como el Motín de la Patata.

Así, entre privilegios medievales, señoríos influyentes y tensiones del siglo XX, la provincia de Cuenca conserva un puñado de ciudades cuyo título habla tanto de la grandeza de otros tiempos como de la memoria colectiva que aún hoy las envuelve, como un vestigio del relevante pasado de las villas que si fueron ciudades.