«Hay que ver esta Colección con la mentalidad del que desea seguir aprendiendo y disfrutando del arte»

Entrevista con el coleccionista y galerista Roberto Polo

Tras varios años de espera, pandemia mediante, la sede de Cuenca de la Colección Roberto Polo (CORPO) ha abierto sus puertas para la contemplación de una parte de los fondos que este coleccionista y galerista, nacido en La Habana pero afincado durante décadas entre Estados Unidos y Europa, ha cedido a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha para su exposición. La antigua iglesia de la Santa Cruz es el escenario provisional del museo, a la espera de que su definitiva ubicación en el edificio que ocupa el Archivo Histórico Provincial esté lista, lo que hace que nuevamente se unan en nuestra ciudad patrimonio histórico y vanguardia. Una vez más el arte y la cultura se abren paso en un contexto hostil, felicitémonos porque Cuenca dispone de otro recurso cultural de primer nivel.

Después de varios años desde que se presentó el proyecto, por fin se abre la Colección Roberto Polo de Cuenca. ¿Qué supone para usted esta apertura?

Es una gran satisfacción. Desde un principio, el Gobierno de esta comunidad me planteó que las obras cedidas se mostrarían en dos sedes, independientes, Toledo y Cuenca, lo que para mí fue un reto doblemente interesante: dos ciudades tan diferentes merecían dos museos completamente distintos. Y eso es en lo que nos hemos esforzado, en montar esta segunda sede desde un punto de vista diferenciado, haciendo hincapié en los orígenes del modernismo, en el diseño así denominado, que se fraguó a caballo entre los últimos años del XIX y principios del XX; y añadiendo una última pincelada en el recorrido que se centra en la abstracción internacional coetánea a la que acogió esta ciudad en los años 60.

Durante este tiempo se barajaron varios posibles emplazamientos como el Archivo Histórico Provincial o la Casa Zavala hasta llegar al que ocupa la colección en estos momentos, la antigua iglesia de la Santa Cruz. ¿Qué le parece la simbiosis entre este edificio y las obras de su colección?

El castillo que hoy ocupa el Archivo Provincial es el destino final de la colección en Cuenca, así figura en el acuerdo fundacional de CORPO. La antigua iglesia de Santa Cruz es sin embargo una joya, un espacio excepcional y bien resuelto donde una pequeña parte de la obra destinada a Cuenca ha tenido muy buen encaje: el recorrido museístico ha resultado ser muy interesante y didáctico, y no olvidemos que una de las principales misiones de un museo es la de enseñar. Apenas hemos tenido que adaptar y modular bien la iluminación, que ha sido el capítulo más delicado porque la iglesia fue restaurada de tal forma que entra mucha luz natural, lo que unido al blanco dominante en su interior, resultaba refulgente sobre algunas de las piezas expuestas.

Se ha hablado mucho de las piezas que se exponen. ¿Cómo calificaría el conjunto de las obras expuestas y cuáles destacaría sobre las demás, más que por su valor económico por lo que suponen para usted?

Nunca le preguntes a un coleccionista de arte cuáles son sus piezas preferidas, o al menos no a mí: es como si a una madre le obligas a elegir a un hijo favorito entre los demás. No, no es posible. Pero sí es cierto que en Cuenca hemos reunido obras muy emblemáticas, como son las de Delacroix, Atkinson Grimshaw o Edgar Degas en cuanto al siglo XIX, y entre los artistas de las vanguardias, las de Koloman Moser, Josef Hoffmann, Wilhelm Wagenfeld, Henry van de Velde, Eileen Gray, Gerrit Thomas Rietveld, Theovan Doesburg, Johannes Itten, Paul Joostens, Georges Vantongerloo, Friedrich Vordemberge-Gildewart, Marthe Donas, Pierre-Louis Flouquet, Victor Servranckx, Ivan Kliun o Marc Eemans.

“Hay que destacar que con la llegada de CORPO, Cuenca entra por vez primera en el panorama artístico internacional que viene a sumarse al nacional ya existente”

Cuenca es una ciudad en la que el arte contemporáneo tiene una presencia importantísima, con espacios emblemáticos como el Museo de Arte Abstracto Español. ¿De qué manera considera que su colección refuerza la posición de nuestra ciudad como una referencia en el mundo del arte?

En primer lugar hay que destacar que con la llegada de CORPO, Cuenca entra por vez primera en el panorama artístico internacional que viene a sumarse al nacional ya existente. Y en segundo lugar, uno de los grandes valores de lo que aquí se ha reunido es mostrar la gran revolución que las vanguardias históricas significaron en la historia del arte. Muchos de los autores se exponen por primera vez en España, pese a estar representados en los mejores museos del mundo entero. Creo que mi colección viene a llenar un hueco que nunca se había cubierto en este país: el que resultó del ostracismo vivido en el siglo XX y que empieza a romperse solo y precisamente a partir del grupo El Paso y los artistas reunidos en Cuenca a principios de los 60.

¿Van a ir cambiando las obras expuestas en la colección? ¿Habrá exposiciones temporales en su museo?

CORPO tiene intención de ir creciendo en espacio hasta poder al menos exponer el total de los fondos cedidos a la Junta de Comunidades de Catilla-La Mancha, parte de los cuales continúan depositados en los almacenes. Y, si todo continúa por la buena senda hasta ahora caminada, es posible que estos fondos no solo se amplíen sino que terminen siendo legados. En cuanto a las exposiciones temporales, por supuesto que seguiremos organizándolas: tenemos en marcha proyectos magníficos. Somos un centro de arte, lo que implica una voluntad de generar contenidos continuamente, como hasta ahora hemos venido haciendo.

El arte contemporáneo en ocasiones no es comprendido por un buen número de personas, que se identifican con un arte más tradicional. ¿Con qué ojos y, sobre todo, con qué mentalidad hay que ver el arte que se expone en su museo de Cuenca?

Con la mentalidad y los ojos abiertos del que desea seguir aprendiendo y disfrutando del arte.

Usted ha vivido siempre en las ciudades más chic del planeta, rodeado de algunos de los personajes más vanguardistas de esos momentos, codeándose con lo más granado del mundo del arte a nivel mundial y ha terminado abriendo dos museos en dos ciudades pequeñas de provincias españolas. ¿Qué le ha llevado a tomar una decisión así?

Vivir en Toledo era un gran desafío para mí, dado que se trataba de un lugar donde la presencia del arte moderno y contemporáneo era prácticamente nula. Los epicentros de los grandes museos no siempre surgen y existen vinculados a las grandes urbes, miremos por ejemplo el Museo Kröller-Müller, en el parque nacional de Hoge Veluwe, en los Países Bajos, o la Fundación Maeght en Saint-Paul-de-Vence, al sureste de Francia.

“Cuenca es una ciudad abierta, libre, imaginativa: es algo que se palpa nada más poner un pie aquí”

Ha fijado su residencia en Toledo y viaja con frecuencia a Cuenca, donde según he leído no descarta comprar una casa. ¿Qué le aporta Cuenca desde un punto de vista profesional y personal?

Cuenca es una ciudad abierta, libre, imaginativa: es algo que se palpa nada más poner un pie aquí. Es como un karma o una idiosincrasia que impregna a esta ciudad y sus gentes, y se aprecia enseguida: no por casualidad agrupó el arte más rompedor que se hacía en España en los momentos más oscuros de la historia reciente, algo que no podría haber sucedido en muchísimos otros lugares de este país.

Cuenca fue en su momento el epicentro de la vanguardia artística española, sobre todo en los años 60 y 70. Aquí vivieron, o al menos visitaron la ciudad con mucha frecuencia, muchos de los más importantes artistas plásticos españoles. ¿Cree que eso puede volver a ocurrir? ¿Y si es así de qué manera hay que promoverlo?

Creo que debe volver a ocurrir. Y también creo que ya lo estamos promoviendo, entre todos: la creación artística no se genera porque sí, el roce y el intercambio son fundamentales, de ahí la importancia de los grupos, los lugares de encuentro, las escuelas… elementos que hoy se dan en Cuenca y que con un poco de voluntad llegarán a ser aún mucho más activos y ricos.

Por último, Roberto, ha declarado que más las cuestiones económicas le preocupa su legado. ¿Cómo le gustaría ser recordado?

Como alguien que dejó un rastro de su paso por el mundo, compartiendo con los demás lo que investigó a través del arte y la escritura; que a través de sus investigaciones reescribió una breve parte de la historia del arte, porque la vio de manera diferente; que ofreció una nueva visión del arte antiguo, pero también del arte nuevo, porque uno no puede sustraerse de la época en la que vive. Como Degas dijo: “Un artista tiene que serlo de su propia época”. Del pasado aprendemos, pero replicarlo no es crear arte.