Desde hace unos años, los vecinos de la calle Princesa Zaida han denunciado la dejadez urbanística que sufre su barrio, así como los inconvenientes que ocasionan en algunos casos las terrazas de los bares, algo a lo que también se ha sumado desde hace unos meses varios robos y la intromisión de indigentes en la zona.
Vecinos del barrio han declarado a Voces de Cuenca que la extensión de las terrazas de los bares de la zona impide transitar por la calle con normalidad, obstruyendo el paso. «Aunque desde hace unos meses sí notamos mejoría», afirman, «hay veces que no puedes pasar con las bolsas de la compra, incluso puede llegar a dificultar el paso a ambulancias o servicios de emergencia». Tal y como aseguran, no se respetan los 4 metros necesarios de separación entre fachada y terraza que establece la normativa municipal.
Además de este hecho, una de las principales quejas vecinales tienen que ver con el único parque infantil de la zona, que desde hace más de dos años se encuentra en estado de total abandono, sobre todo, los columpios. Los vecinos aseguran que el Ayuntamiento instaló una pista de fútbol y unas mesas de madera, pero que el problema del parque de Los Moralejos persiste. «Entendemos que en este barrio vive más gente mayor que niños, pero también tienen derecho a disfrutar y jugar en un parque en su barrio», explican.
Tras varias peticiones al Ayuntamiento, lograron mantener una reunión con varios concejales hace más de ocho meses, un acto del que aseguran tenían «muchas expectativas». Después de esa reunión, instalaron la pista de fútbol y las mesas, y además, notaron mejoría en algunos aspectos relacionados con la problemática de la hostelería.
Sin embargo, los problemas de ruido hasta altas horas de la madrugada persisten, tal y como cuentan los vecinos. «En algunos casos no cumplen el horario de cierre, y en este barrio vive mucha gente mayor a la que le supone muchos problemas para descansar», denuncian.
Más allá de estos inconvenientes, la calle Princesa Zaida está sufriendo en los últimos meses actos que han provocado que la inseguridad se instale en el día a día de sus vecinos. En cuatro meses, se han sucedido varios robos, tanto en establecimientos comerciales como un atraco a una mujer mayor, que le provocó una rotura de cadera, tal y como narran desde el vecindario.
Por otro lado, también manifiestan que desde hace unos meses, un indigente que además ingiere alcohol, se instala en la zona del pasaje, algo que provoca cierta inseguridad. Además de dormir allí, también hacía sus necesidades en alguna ocasión, según indican.
Ante este problema, y tras interponer denuncias por los robos y explicar al Ayuntamiento la situación, los vecinos propusieron cerrar el pasaje de la calle, una inversión que estarían dispuestos a costear ellos mismos. «El Ayuntamiento nos negó el cerramiento del pasaje», afirman, «alegando que se trata de una vía pública, y que por tanto, es de propiedad municipal, pero en cambio, la luz del pasaje la tienen que costear los vecinos, no el Ayuntamiento, con lo cual, no lo entendemos».
En el mes de septiembre, redactaron un escrito que enviaron al Ayuntamiento y del que aseguran que todavía no han recibido respuesta. En el mes de septiembre de 2022 redactaron una solicitud de calificación urbanística, con el fin de que el Ayuntamiento reconociera que el pasaje es propiedad de la comunidad y así poder realizar el cerramiento, incidiendo en la delincuencia que sufren los vecinos del pasaje.
Desde la comunidad de vecinos del barrio trasladan su preocupación por la situación, y además, inciden en el hecho de que la mayoría de población que reside en la zona es de edad avanzada. «Los mayores también se merecen vivir con dignidad, después de pasar toda la vida trabajando por esta ciudad, hay que atender a sus necesidades y preservar su seguridad», recalcan.