«Sin lugar a dudas nos encontramos en un momento de cambio, tanto en el empleo de nuevas energías en sustitución de los combustibles fósiles, como en la utilización de nuevos materiales en sustitución de derivados del petróleo. Es aquí donde determinados territorios pueden posicionarse mejor que otros en función de sus características. Sin embargo, contar con los recursos no es suficiente para prosperar si no se trabaja en investigación, desarrollo tecnológico y comercialización dirigido a la obtención de los nuevos productos que pueda demandar el mercado actual y la sociedad».
El análisis corresponde a la asociación cívica Manifiesto por Cuenca, quien advierte de que algunas regiones, «conscientes de este nicho de mercado», se han posicionado con la creación de varios centros de investigación como CESEFOR en Castilla y León o el CREAF en Cataluña. Algunas incluso han puesto marcha proyectos LIFE (instrumento financiero de la Unión Europea dedicado, de forma exclusiva, al medio ambiente y a la acción por el clima), como el llevado a cabo en zonas a priori poco forestales como la Región de Murcia.
Castilla-La Mancha es la segunda comunidad autónoma en superficie forestal arbolada, tan solo por detrás de Castilla y León. «Nuestro posicionamiento en aspectos como la bioeconomía y el pago por servicios ecosistémicos, entre otros, deberían ser prioridades para nuestra región y en especial para la provincia de Cuenca al ser esta la que cuenta con mayor superficie forestal de toda la región», indican desde Manifiesto.
El Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha (IRIAF) aglutina a varios centros de investigación en la región. La mayoría de ellos, dentro del ámbito agrícola, y más concretamente del sector vitivinícola, como el IVICAM (Centro de Investigación de la Vid y el Vino de Tomelloso) o el EVE (Estación de viticultura y Enología de Alcazar de San Juan). Del IRIAF depende además el Centro de Investigación Agroforestal de Albaladejito ubicado en Cuenca, pero dentro de sus departamentos solo figuran temas del ámbito agrícola.
«El sector forestal en la provincia de Cuenca se encuentra en una fase de involución, sin modernización en la obtención de los productos habituales del monte, pero tampoco en la investigación y generación de nuevos bienes. Salvo pequeños intentos, como la certificación forestal de algunos montes en la provincia o la puesta en marcha del proyecto UFIL (Urban Forest Innovation Lab), poco más se ha desarrollado este sector», lamentan.
Por ello, desde Manifiesto por Cuenca creen que la provincia «está perdiendo otra vez una oportunidad de desarrollo en un sector con el que podemos ser competitivos al contar con recursos forestales suficientes aportando un gran valor a los territorios más desfavorecidos de nuestra provincia».