Durante la última semana completa -del 14 al 20 de febrero- la ciudad de Cuenca registró 146 positivos por COVID-19. El número encarna la sexta bajada consecutiva y un descenso del 50,6% respecto a la semana anterior. La cantidad de contagios detectada por la Consejería de Sanidad es equiparable a la que había a mediados de diciembre -antes de la explosión de la variante ómicron- o en el ecuador de julio, en el pico de la denominada quinta ola.
La media diaria es ligeramente superior a los 20 diagnósticos en el municipio conquense y, si se observa la serie histórica, todavía hay margen para que siga disminuyendo. Tras la segunda ola se llegaron a encadenar siete semanas de descensos, hasta llegar a un suelo de tres casos.
La incidencia acumulada a catorce días pasa de 1.446 casos por 100.000 habitantes a 818,7, lo que no es suficiente para salir del nivel de alerta 4 o «riesgo muy alto», el máximo establecido por el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas, pero que es cinco veces menos que la que había en el peor momento de la sexta ola.
