La Plaza Taiyo rindió homenaje a Macu Rubio, Jesús Valera y Luis Fernández, fallecidos por coronavirus

El acto coincidió con la celebración del Solsticio de verano y reunió o más de cien personas en esta plaza que ejerce al tiempo la función de reloj solar.

Juan Ignacio Cantero

La Plaza Taiyo fue el escenario para un emotivo homenaje a los conquenses Macu Rubio, Jesús Valera y Jesús Fernández. El acto coincidió con la celebración del Solsticio de verano y reunió o más de cien personas en esta plaza que ejerce al tiempo la función de reloj solar.

Al acto acudieron autoridades políticas que quisieron arropar a amigos y familiares de los fallecidos en este recordatorio a sus memorias. El concejal de cultura, Miguel Ángel Valero, abrió el acto dedicando unas palabras de ánimo a las familias y recordando que «siempre hemos salido de todas las pandemias y las hemos superado».

El homenaje a Macu Rubio, antigua profesora del IES Fernando Zobel y reconocida amante de la poesía, se centró en la lectura de sus propios poemas y otros ajenos a cargo de las artistas María José Sanz, María Díaz y Rosa Vera y de representantes del Aula Poética. Además, la poesía se envolvió con la música tradicional del Grupo de Dulzaineros Pipirigay.

Para el recuerdo de Jesús Valera, dedicó unas palabras su sobrina que lanzó un reclamo a las autoridades políticas para que «no dejen caer la Plaza Taiyo» en el olvido así como recordó a los conquenses su responsabilidad de cuidarla y respetarla. Valera fue durante años el delegado sindical de CCOO en la empresa municipal «Aguas de Cuenca». También se entregó un ramo de flores a la familia en recuerdo del fallecido.

El Grupo de Dulzaineros de Cuenca, al que Luis Fernández perteneció durante años, se encargó de poner música para rendir homenaje a su memoria. Su compañero y amigo Javier, indicó que abrirían la actuación con la pieza ligada a Las Pedroñeras «El Pelele», «porque era con la que Luis siempre quería empezar». Por su parte, bailarinas vinculadas al grupo Voces y Esparto, con el que también colaboraba habitualmente Luis, bailaron de forma improvisada una «jota torrá» moteña.

El acto terminó con la actuación acústica de emociones sonoras de Ángel Albaladejo.

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