El próximo día 12 de julio comenzará a aplicarse la ordenanza que regula el botellón en la ciudad de Cuenca, o más bien que lo inhabilita. Literalmente expresa que “se prohíbe la práctica del botellón en los espacios públicos de la ciudad de Cuenca. Esto se entiende a el consumo de bebidas, preferentemente alcohólicas en la calle o espacios públicos o de la acción de consumo que pueda causar molestias a las personas que utilicen el espacio público y a los vecinos, deteriorar la tranquilidad del entorno o provocar en él situaciones de insalubridad”.
Un texto taxativo sin ninguna excepción del que puede interpretarse que, por ejemplo, tomarse una cerveza en la vía pública, ya sea de pie, sentado en un banco, escaleras o, incluso, junto a un bar (si no se está sentado en una terraza autorizada) conllevará sanción. La norma, aunque desde su primera aprobación ha generado escepticismo entre la ciudadanía por su poder de aplicación, sí que tiene puestas todas las miradas en las festividades y eventos más populares en los que se desencadena esta práctica. El próximo en el calendario, San Mateo que, aunque por una parte, parece no peligrar, desde las peñas están a la espera de una reunión con el concejal de Festejos, Alberto Castellano Barragán. “Nos tenemos que citar porque, además de aprobar el convenio, nos urge conocer qué va a ocurrir”, explica el presidente de la asociación de Peñas Mateas, Conrado Martínez.
El reciente presidente transmite que no existe un excesivo revuelo entre las peñas, aunque por su parte desprende cierto halo de zozobra. “Cuando me enteré ya estaba aprobado, se pusieron en contacto con nosotros y nos dijeron que no nos preocupásemos, esperemos que no nos perjudique mucho”, manifiesta Martínez, para quien lo más sencillo es que la reciente normativa hubiese sido más precisa, con todos los nichos acotados. “Debería contemplar excepciones para las festividades más importantes que se viven en la calle”, se lamenta el presidente.
Para Martínez la prohibición del consumo de bebidas en espacios públicos supone cargarse unas fiestas que tienen cierta base de su razón de ser en eso, en vivirlas en pleno corazón de la ciudad. “San Mateo se vive en la calle, si no podemos estar ahí nos quedamos sin fiesta, porque los locales y peñas no tienen tanto espacio para toda la multitud que se congrega. A los vecinos de Cuenca se les suman todos los llegados de los pueblos, de provincias cercanas e, incluso, en los últimos años proceden desde diferentes puntos del país”, argumenta el presidente quien entiende que con todo ese cóctel humano “va a ser muy difícil de controlar, no hay tanta policía para todas las personan que inundan el casco histórico”.
Precisamente, por la posible deriva a un descontrol que cause daños materiales, implora al civismo para “que no llegue la sangre al río”. “Yo puedo controlar la parte que me compete, pero todos aquellos ajenos a las peñas están fuera de mi ámbito de actuación”.
Desde el área competente del Ayuntamiento, no obstante, han intentado calmar las aguas y, según Martínez “nos han comunicado que se va a levantar la mano, siempre que la gente sea cívica y cuidadosa”.
Normativa con excepciones en Castilla La-Mancha
Cuenca ha sido la última provincia de Castilla La-Mancha en legislar más explícitamente la práctica del botellón o de beber en espacios públicos. Hasta ahora existía una Ordenanza Reguladora de la venta, publicidad, distribución y consumo no responsable de bebidas alcohólicas la cuál recogía que “El Ayuntamiento por razones de salud pública o seguridad ciudadana podrá prohibir el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública”. El artículo daba lugar a prohibiciones concretas, pero no de forma generalizada., y cuyas infracciones podían variar en una horquilla de los 300 a los 12.000 euros, desde leves a muy graves, respectivamente.
Sin embargo, esta nueva norma que comenzará a aplicarse en algo más de una semana prohíbe esta práctica sin contemplar ningún tipo de excepción. Una coyuntura que en el resto de provincias de la comunidad sí que ha quedado recogida.
La primera en lanzarse a su prohibición fue Guadalajara allá por el 2008, aunque se contempla realizar excepciones delimitando zonas concretas. Le siguió Albacete en el 2012 que en su articulado recogió la posibilidad de excepciones, como es el caso del Jueveslardero o la Feria. Aunque a partir del 2019 también quedaron prohibidos.
Toledo al igual que la anterior, también contempla en su norma excepciones para festivales y fiestas populares. Por su parte, Ciudad Real, que comenzó a tirar de prohibición en el 2018, se muestra algo más laxa y lo permite en la zona de Echegaray de jueves a domingo, así como domingos, festivos y vísperas de festivo.