Cuenca en Bici rechaza el diseño municipal y quiere un carril en Hermanos Becerril exclusivo para ciclistas

Javier Lajusticia considera que generará problemas para el transporte urbano y que no generará una sensación de seguridad que incremente el número de usuarios

Cuenca en Bici rechaza el futuro ciclocarril que se va a instalar en la avenida de Hermanos Becerril y defiende el modelo de carril-bici segmentado para la vía. Así lo ha declarado a Voces de Cuenca el portavoz de la asociación, Javier Lajusticia, al ser preguntado por la aprobación de la construcción de vías para ciclistas en Hermanos Becerril, el entorno de la biblioteca pública y la zona de la Universidad, ambos proyectos seleccionados dentro de los Presupuestos Participativos del Consistorio. 

A juicio de esta asociación ciclista, el ciclocarril en una gran vía como la que forman Hermanos Becerril y Juan Carlos I «no garantiza ni invita de ninguna forma a que nuevos ciclistas decidan tomar la bicicleta», dado que «los coches llevan gran velocidad y no se va a hacer sin ninguna modificación de anchura de los carriles de circulación y sin ningún condicionamiento más que la señalización a su velocidad». 

La instalación de este ciclocarril, apunta Lajusticia, «no llevará un cambio sustancial a la calle, únicamente el carril derecho será una zona de coexistencia entre coches y bicicletas y la velocidad limitada a 30 kilómetros por hora». «No va a haber una modificación física de la gran avenida para reducir la anchura de los carriles, por lo que los coches incluso tienen sensación en muchos casos de que pueden tener una velocidad incluso superior a los 50 kilómetros por hora», lamenta el portavoz, que cree que «pensar que la gente va a respetar en un carril los 30 km/h mientras que en el otro pueden ir a 50 km/h es simplemente un deseo, no se va a conseguir». 

Según opina el portavoz, «estaría bien que se redujera la velocidad de toda la calle a 30 kilómetros por hora», tal y como ya anunció que estaba estudiando el Ayuntamiento de Cuenca el concejal de Movilidad, Adrián Martínez Vicente. «Ciudades como Bilbao han decidido que 30 km/h sea el límite máximo de velocidad, incluso por debajo de los nuevos límites establecidos por la Dirección General de Tráfico, y ese es un buen ejemplo a imitar», subraya Lajusticia que destaca que «esta tendencia hace que haya una mayor sensación de seguridad para el transporte el bicicleta». 

Afecciones al transporte público y poca sensación de seguridad

Otro de los puntos que el portavoz de Cuenca en Bici considera importantes es que «siempre estamos hablando de generar mejores condiciones para el peatón, para el ciclista y para el transporte público frente al coche. En este sentido, las mejoras introducidas para cada uno de los aspectos no pueden solapar a otras, y en este caso la instalación de este ciclocarril puede perjudicar al transporte público, que se verá condicionado porque va a tener que circular a 30 km/h». Al mismo tiempo, apunta que «cuando haya bicicletas circulando por ahí, estas no irán a 30 km/h, sino que irán a menor velocidad, y el autobús tendrá que maniobrar para adelantarlas, haciendo que incluso haya sensación de menos seguridad y problemas para el propio tránsito». 

Lajusticia indica que «la percepción de inseguridad se va a mantener y no va a hacer que personas indecisas se animen a tomar la bicicleta». En este punto, subraya que la solución propuesta por Cuenca en Bici es «una vía ciclista integrada en la calzada pero segregada en el sentido de que no compartiera espacio con el resto de vehículos porque es una calle con gran anchura y permitiría instalarla para que incluso permitiera adelantamientos entre bicicletas, que muchas veces no se tiene en cuenta».

En definitiva, sentencia que «con este ciclocarril lo que demuestran una vez más es que pretenden pequeñas medidas que supuestamente sirven para poner a Cuenca en hora con la tendencia general en Europa y en España de dar protagonismo a la bicicleta pero sin condicionar la circulación en el resto de la ciudad, manteniendo el mismo volumen de tráfico y manteniendo las mismas condiciones de tránsito para los coches salvo una simple señalización». 

«Una medida nada ambiciosa»

«Es una medida nada ambiciosa y de hecho tememos que no va a conseguir que no aumente el número de ciclistas en la ciudad, con la consecuencia de que se ponga en cuestión el propio hecho de la posibilidad de ir en bicicleta por la ciudad», lamenta el portavoz de Cuenca en Bici. 

Lajusticia también critica que «este ciclocarril propuesto finaliza en la confluencia con la calle Julio Larrañaga, y deja colgados a los ciclistas en ese punto. Quien utiliza una bicicleta lo que quiere es ir al centro de la ciudad, y quien coja ese tramo lo que verá es que de pronto se elimina esa restricción de velocidad para los coches y el ciclista de nuevo se ve desprotegido». 

Para Cuenca en Bici esta es «una visión ‘a trozos’ y está claro que no se pueden hacer todas las intervenciones que hacen falta en Cuenca a la vez, pero no puede ser es dejar una avenida a la mitad, y preferimos que completen ese ciclocarril hasta el centro a que hagan otros en otros puntos».

El portavoz asevera que «lo que corresponde en Cuenca es una reducción drástica del tráfico, una pacificación y el uso compartido de la calzada, pero en las grandes avenidas como esta y la Ronda Oeste sí que defendemos la segregación de los ciclistas en un carril propio y bien delimitado».  

Intervenciones en el entorno de la Universidad y Los Moralejos

Otro de los aspectos aprobados por el Ayuntamiento incluyen diferentes intervenciones en el entorno del parque de Los Moralejos y el campus Universitario, para conectar la Universidad con la zona de la biblioteca pública Fermín Caballero y con el carril bici ya existente en la Ronda Oeste. 

En el caso de este carril bici en el tramo de la avenida de Los Alfares, Lajusticia pone de manifiesto la «incongruencia» que supone «que la señalización sea exactamente la misma que se va a utilizar en Hermanos Becerril cuando en un caso es un carril bici separado de los coches y en el otro es un espacio de convivencia entre coches y bicicletas». En este sentido, solicita «que haya una segregación más allá de la pintura, con separadores de media luna de goma por ejemplo, para que la percepción de los conductores sea diferente a la de Hermanos Becerril». 

Sobre estas intervenciones, valoran «que completen y enlacen la zona universitaria con la Ronda Oeste, nos parece muy importante y que no se quede como criticábamos en el caso de Hermanos Becerril. Es importante que puntos de atracción de movilidad como son el Alcampo, el Hospital y la Universidad queden conectados y no como los habían dejado». 

Sí se ha mostrado crítico con la actuación en el parque de Los Moralejos, sobre las que indica que «no se puede generar sensación de que las bicicletas pueden ir con velocidad por dentro del parque, que es un espacio donde la preferencia peatonal debe prevalecer en todo momento». Tampoco está de acuerdo con que los ciclistas tengan que echar pie a tierra en la pasarela peatonal sobre el Júcar porque «hasta ahora ha sido un espacio de convivencia entre peatones y ciclistas en el que no se ha producido ningún problema, y además ese puente fue concebido como peatonal-ciclista». Por último, indica que «nuevamente los ciclistas se quedan colgados en el borde del parque sin un camino claro hacia la biblioteca. Hay soluciones técnicas perfectamente posibles para garantizar una continuidad para los ciclistas sin que entorpezca o moleste a los peatones».  

Peticiones para el futuro

Lajusticia resalta que «el futuro pasa por condicionar el volumen de tráfico de la ciudad, generar alternativas para esa reducción en volumen y en velocidad mediante mejores condiciones para el tránsito de peatones y bicicletas a costa del espacio que ahora dispone el coche, y eso significa reducir anchuras de calzada, reducir número de carriles para que el coche pueda seguir pasando pero no en el gran volumen que cruza el centro de la ciudad y que eso genera un uso desmedido del coche». 

Además, también recuerda que «en dos años el Ayuntamiento va a tener la obligación de crear zonas de bajas emisiones, en los que el tránsito de coches sea reducido al mínimo, y eso se consigue para empezar reduciendo las posibilidades de aparcamiento para ellos en el centro de la ciudad, con aparcamientos disuasorios y bien conectados peatonalmente o mediante transporte público».