COVID persistente: «Llevo casi dos años, lo peor es que parece que no se acaba nunca»

E. Serrano, conquense de 23 años, se contagió al inicio de la pandemia en marzo de 2020. Pasado un mes seguía con síntomas e inició un camino rodeado de incógnitas ante una patología que está reconocida como enfermedad por la OMS

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió como enfermedad la COVID persistente en octubre de 2021. La mayoría de los pacientes que padecen Covid-19 se recuperan completamente aunque algunos sufren efectos a largo plazo en su organismo con afecciones en los sistemas pulmonar, digestivo, cardiovascular y/o nervioso así como efectos psicológicos.

E. Serrano es una joven conquense de 23 años que convive desde hace casi dos años con esta patología que, como tantas otras cuestiones vinculadas con la pandemia, permanece rodeada con más incógnitas que certezas. «Al principio, cuando lo cogí no fue muy duro. Algo de dolor de cabeza, me dolía el cuerpo…pero no mucho más. Ahora me duele la cabeza mucho, el estómago también, me cuesta respirar a veces, tengo las pulsaciones muy altas, los riñones también me duelen y si cojo un constipado me afecta más que antes. Lo peor de la COVID persistente es que parece que no se va acabar nunca». E. Serrano, que ha preferido mantener su nombre en el anonimato, afirma que supo que padecía COVID persistente «porque pasado más de un mes de cuando lo cogí seguía con síntomas: cuando andaba me ahogaba, la comida me sabía mal y había muchas cosas que también me olían mal. También vomitaba después de comer. Cogí el coronavirus al principio de la pandemia, en marzo de 2020».

La joven, que ejerce como técnico de Farmacia, afirma que «en el trabajo hay veces que me cuesta por tengo que levantar peso. En la vida diaria, depende del día. Hay día mejores y días peores. Ahora lo llevo regular porque iba mejorando y desde la tercera dosis estoy peor. Me puse la tercera vacuna en diciembre. A ver si voy mejorando otra vez un poco. Por lo que estoy oyendo le está pasando a más gente. A lo mejor cuando me la puse a lo mejor tenía el virus. Quizás puede ser que eso haya influido pero no se sabe».

Pruebas diagnósticas con resultado…negativo

Las personas que padecen esta enfermerad se enfrentan a la contradicción de dar resultado negativo en las pruebas…a pesar de sufrir COVID persistente. Esta circunstancia junto al hecho de que las pruebas médicas suelen arrojar parámetros normales impide un tratamiento sistematizado. «Me hicieron un TAC y no me han hecho más pruebas después porque como en las pruebas no sale nada me dijeron que no me iban a hacer más. En el TAC me apareció un poco de líquido en el pulmón pero después de eso no hicieron más pruebas y en los antígenos doy negativo. Sé que tengo covid persistente porque antes no me pasaba, me empezó a ocurrir a raíz de tener la COVID. Hoy he ido al médico y me ha mandado una analítica porque ahora me duele mucho el estómago cuando como. Pero ya está. Es duro estar así porque las pruebas que te hacen salen bien, como si no te pasase nada». 

Su madre reconoce que, para una persona tan joven, «es complicado llevar una situación como esta. A pesar de encontrarse mal no ha dejado nunca de ir al trabajo, quiere continuar con su vida..pero, claro, no siempre está bien. Hay días que no se encuentra nada bien y desde marzo de 2020, lleva casi dos años. Eso supone un desgaste».

La ausencia de estudios y experiencias previas endurece el camino para los pacientes de esta patología. «Ahora mismo no hay diagnóstico. Se ha reconocido como enfermedad por la OMS pero todavía hay que hacer muchos estudios, esto va para largo. Necesitará tiempo. En la provincia sí conozco más casos y una compañera mía, por ejemplo, tiene los mismos síntomas que mi hija».

Castilla-La Mancha cuenta con la Asociación de Afectados por COVID Persistente con la que los interesados pueden ponerse en contacto en el mail [email protected]