Vecinos de la calle Antonio Maura y de la zona de la Fuente del Oro más próxima al río Júcar expresan su hartazgo por las consecuencias del botellón que en las noches de los fines de semana, de jueves a domingo, se desarrolla en la explanada del antiguo club Serranía y en las calles y zonas aledañas.
Los terrenos donde cada martes se instala el mercadillo ambulante llevan décadas albergando concentraciones nocturnas de personas, pero el problema se ha intensificado en las últimas semanas, cuando las chusmas (como tradicionalmente se ha llamado a este fenómeno en Cuenca) han alcanzado proporciones de masivas. «Desde que se les echó de la zona del Sargal, el nuevo punto de encuentro es el parking», relata una de las residentes.
«No podemos descansar de jueves a domingo por las carreras de coches y motos en el parking y en la calle principal, la música alta en los altavoces que llevan y el ruido de los petardos que deciden tirar a las 4 y 5 de la mañana», lamentan.
Unas molestias que se el cúmulo de basura que nos dejan no sólo en la explanada sino que se extienden a los coches que los vecinos dejan aparcado cerca de los bloques de las viviendas. En las redes sociales han colgado varios vídeos y fotografías mostrando cómo son sus noches, difícilmente compatibles con el descanso.
Ante este panorama han llamado reiteradamente a la Policía «para que hagan algo al respecto» pero «viendo que esto no funciona son muchos los vecinos que han decidido plantar cara». Las peticiones a los participantes en el botellón recordando que «hay personas mayores, niños y gente que se levanta muy temprano para ir a trabajar» han recibido como respuesta insultos y mofas, según relatan. «Estamos desesperados y ya no sabemos que hacer», claman.
Piden al Ayuntamiento y a la Subdelegación del Gobierno que actúen y recuerdan que el propio subdelegado afirmó en rueda de prensa «que había medios suficientes para combatir el botellón en Cuenca».