Piden que el gusano cabezudo se declare plaga para evitar su expansión por La Mancha y la Manchuela

Ya se ha detectado en la comarca de Hellín y puede causar la muerte de almendros y árboles frutales

La posible llegada de una plaga de gusano cabezudo está preocupando a agricultores de la zona de La Mancha y la Manchuela que tienen cultivos tanto de almendro como de frutales. Lo ha dado a conocer en una nota de prensa la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha (UPA), tras una reunión con el director general de Ordenación Agropecuaria, Joaquín Cuadrado, y el delegado provincial del sector en Albacete, Ramón Sáez.

El gusano cabezudo es una plaga que afecta principalmente a frutales de hueso como el almendro, el melocotonero y el ciruelo; y en el caso de Castilla-La Mancha ya se ha detectado en almendro y algunos frutales de la comarca de Hellín, sobre todo en parcelas de secano.

En la reunión trascendió la propuesta de declaración de plaga para poder recurrir a tratamientos masivos con un producto autorizado, porque en la fase de larva es “cuando más complicado resulta de atajar y eliminar”.

Desde las instituciones públicas se ha previsto una reunión “en fechas próximas” con los afectados para abordar su declaración como plaga así como la posibilidad de aplicar tratamientos masivos para su erradicación, indica UPA en su nota de prensa.

Pueden causar la muerte de almendros y frutales

Según indica la Universidad Politécnica de Cartagena en su plataforma ‘Synergynuts’, especializada en el conocimiento sobre frutos secos en seco, el gusano cabezudo es un escarabajo que se alimenta de hojas y que afecta sobre todo a plantaciones de secano y con suelos arenosos. Su nombre científico es Capnodis Tenebrionis y popularmente también se le conoce como bupréstido negro.

Los escarabajos adultos machos miden entre 15-20 mm y las hembras entre 20-30 mm, ambos tiene el cuerpo de color negro, la cabeza es ancha con unas manchas blancas y las alas delanteras son muy duras. Las larvas son muy grandes, miden entre 60 y 70 mm, de color blanco amarillento con una prominente cabeza, de la que reciben el nombre.

El ciclo vital de este insecto es de dos años, en el que conviven larvas y adultos. En primavera, los adultos se alimentan de hojas y brotes tiernos, y en verano realizan la puesta. A pesar de que las larvas se alimentan de raíces, el periodo crítico es en verano, cuando eclosionan los huevos y coinciden dos generaciones.

El daño más perjudicial lo causan las larvas, que se alimentan de las raíces y debilitan a los frutales, disminuyendo la producción, produciendo defoliaciones e incluso provocando la muerte a las plantas. Los adultos muerden las hojas y la corteza de las ramas y sus daños se pueden ver a simple vista.