Octubre fue el primer mes de la pandemia sin muertes por COVID-19 en la provincia de Cuenca

El 30 de septiembre es la última vez que la Consejería de Sanidad registró un fallecimiento por coronavirus en territorio conquense

Esta vez la realidad no ha estropeado un buen titular, uno de los mejores que se pueden escribir, demasiado tiempo postergado. «Octubre fue el primer mes de la pandemia sin muertes por COVID en la provincia de Cuenca». Tras 19 meses ininterrumpidos de fallecimientos a causa del coronavirus, la provincia conquense ha logrado por fin mantener el marcador en cero, tal como reflejan los datos que la Consejería de Sanidad ha ido difundiendo en sus informes diarios.

Fue el 1 de octubre la última vez que las autoridades sanitarias de Castilla-La Mancha comunicaron la defunción de un infectado de SARS-CoV-2 en las tierras de Cuenca, si bien el deceso se había producido en la jornada anterior, el 30 de septiembre. Desde entonces, y al menos hasta el 1 de noviembre incluido, no se ha contabilizado ninguna otra.

El luctuoso contador lleva ya 32 días sin moverse de 570, la cantidad de muertes que las estadísticas del Gobierno regional atribuyen a la pandemia desde que se declarara en marzo de 2020. La cifra real podría ser mayor, sobre todo por el infradiagnóstico de la primera etapa, tal como se colige de las recopilaciones de otras fuentes como el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha, pero estos conteos no se han seguido elaborando o no están actualizados, por lo que no es posible ofrecer unos números alternativos que sean definitivos y ofrezcan una visión temporal completa.

El objetivo de cerrar un mes sin muertes coronavíricas ya se rozó en otras ocasiones durante este año y medio largo. Tras la eclosión y desbordamiento letal de la primera ola, vinieron meses en los que el balance de fallecidos varió entre dos (junio y agosto de 2020) y uno (julio del mismo año). También se marcaron mínimos en las resacas de la tercera onda y de la cuarta «olita» (Simón dixit), ya en 2021: tres muertes en abril, otras tantas en mayo, una en junio y dos en julio.

Ahora el anhelado cero se produce en la remisión de la quinta ola, que se cobró 27 vidas conquenses en el acumulado de agosto y septiembre. Como en otras ocasiones, la bajada en la mortalidad fue anticipada por una relevante disminución de contagios y de hospitalizados.

Muy lejos parecen ya -el ser humano tiende a la amnesia, especialmente con cuestiones dolorosas- las 24 muertes registradas en octubre del año pasado o los picos de 170 en abril de ese ejercicio y 67 en el más reciente enero.

La pandemia continúa, pero su perfil ha cambiado mucho y hay expertos que le atribuyen rasgos incipientes de endemia. Han aparecido nuevas variantes como alfa y delta (ahora también delta plus), pero una parte relevante de la población se ha contagiado ya y el 76,3% de los habitantes de la autonomía están vacunados con la pauta completa. Paralelamente las restricciones han ido desapareciendo y la movilidad y actividad social se aproxima o supera ya en muchos índices los niveles previos a la crisis sanitaria. Queda por saber si este hito de ausencia de muertes en octubre quedará en hecho aislado o, por el contrario, supone una auténtica esperanza, un antes y un después decisivo que abra un escenario nuevo sin repuntes relevantes ni nuevas amenazas.