GEAS, los guardianes subacuáticos que se enfrentan al alcohol y los retos virales que causan accidentes

Desde búsquedas de objetos hasta rescates, el grupo especializado afronta un verano más exigente ante el aumento del agua

A simple vista, puede parecer una unidad más dentro del vasto organigrama de la Guardia Civil. Pero cuando las circunstancias requieren sumergirse en ríos turbios, rastrear los fondos de ríos, pozas y pantanos, realizar rescates o recuperar evidencias para que no se pierdan entre las aguas, hay un grupo que siempre responde al llamado: el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas, más conocido como GEAS.

Desde su creación en 1981, esta unidad ha evolucionado hasta convertirse en una pieza clave dentro del Servicio Marítimo de la Guardia Civil, al que se integró oficialmente en 1997, aunque en Cuenca actúan en los muchos recursos hídricos con los que cuenta la provincia. Su misión: cumplir funciones altamente especializadas relacionadas con el medio acuático y subacuático, desde la búsqueda y recuperación de personas y objetos, hasta la localización de artefactos explosivos, la vigilancia del patrimonio cultural sumergido o incluso la ejecución de demoliciones subacuáticas.

Distribuidos estratégicamente por toda la geografía española y con presencia fundamental en la provincia, los GEAS no solo bucean, sino que patrullan, inspeccionan y protegen, son los ojos y las manos de la ley bajo la superficie. Cuenca no solo destaca por su belleza natural y su riqueza paisajística, sino también por sus entornos acuáticos que, especialmente en verano, se llenan de actividad. En estos espacios, la labor de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil es clave, así lo atestiguan Bartolomé Arcos Trujillo, jefe interino del GEAS de Castilla-La Mancha, y Jesús Zornoza Campillo, guardia civil del mismo grupo.

Arcos y Zornoza en el despacho del GEAS. FOTO: Esteban de Dios
El compañerismo, el gran valor de los GEAS bajo el agua

Para integrarse en el servicio del GEAS es necesario formar parte previamente del cuerpo de la Guardia Civil. Una vez dentro es necesario superar una exigente preparación física y completar un curso de formación de varios meses, que les convierte en expertos en buceo en mar, ríos, embalses, cuevas y zonas de visibilidad cero. En las actuaciones más pequeñas, referidas a los cauces de ríos y pequeñas masas de agua, Arcos apunta que pueden estar dos buzos, pero lo más habitual es que sean cuatro quienes realicen cualquier trabajo «dos se quedan en la barca, en la superficie, y dos bajan a bucear».

Más allá de las habilidades técnicas, lo que tiene mayor valor dentro del grupo es el compañerismo tal y como afirma Arcos, quien explica que deben bucear «en sitios muy complicados» y que nunca pueden bucear solos. Por su parte, Zornoza destaca que en esas situaciones «tu compañero es tu seguridad bajo el agua». Del mismo modo, ese apoyo en los compañeros es esencial, tanto es así que todos los equipos están configurados de la misma manera «para poder localizar rápidamente lo que el compañero pueda necesitar en caso de que se produzca alguna complicación», refiere Zornoza.

El día a día de los GEAS comienza con una reunión de equipo cada jornada, donde además se produce una revisión de material, entrenamiento físico y, al menos una vez por semana, prácticas acuáticas. Estas simulaciones recrean accidentes reales —rastreos, búsquedas en cañones o rescates en zonas de difícil acceso— con el objetivo de que nada quede al azar cuando la intervención sea real. Los casos simulados varían según la estación del año y el tipo de avisos que más suelen atender, en el caso del verano es fundamental practicar para realizar rescates en zonas de baño fluviales.

Práctica de los GEAS. FOTO: Esteban de Dios
Un verano con mayor afluencia de personas multiplica las posibilidades de accidentados

La temporada estival multiplica las intervenciones. Zonas como Las Chorreras del Cabriel, el embalse de Entrepeñas o las Lagunas de Ruidera ven cómo se dispara la presencia de bañistas. “Donde hay más agua, hay más riesgo”, advierte Arcos en un año en el que el elevado volumen de precipitaciones ha disparado los recursos hídricos con niveles de agua que estos efectivos dicen no haber visto nunca. En estos puntos, los GEAS refuerzan su presencia no solo para actuar en emergencias, si no también en labores de prevención y vigilancia.

Además del rescate de personas o recuperación de objetos tras delitos, el grupo realiza inspecciones técnicas, comprobaciones en zonas de baño e incluso colabora con Protección Civil en entornos naturales protegidos como Las Lagunas de Ruidera. Arcos refiere como controlan que “los monitores tengan formación adecuada» y, del mismo modo, recuerdan a los bañistas «la importancia de llevar el equipamiento adecuado».

Jesús Zornoza con uno de los trajes de buceo de los GEAS. FOTO: Esteban de Dios
Precaución ante las actuaciones peligrosas y zonas «calientes»

Algunas de las principales actuaciones que los GEAS llevan a cabo en Cuenca están relacionadas con la mezcla de fiesta, alcohol y actividades acuáticas, especialmente en personas jóvenes. Zornoza apuna que esa «combinación fatal» les hace perder el sentido de conservación y realizar acciones imprudentes que pueden costarles «desde lesiones medulares hasta la propia vida». Los agentes lamentan que ya ha habido casos «de jóvenes que se han partido el cuello” en la realización de saltos desde zonas de rocas escarpadas porque se han vuelto «virales en redes sociales» y son una práctica «cada vez más habitual» según denuncian.

Por otro lado, los guardias civiles del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas destacan que «el mejor rescate es el que no se hace» y ponen el foco en las labores de prevención que evitan males mayores. Entre esos consejos se encuentran mojarse poco a poco para evitar los cambios bruscos de temperatura, reconocer el terreno en el que se va a producir el baño y llevar el equipamiento y calzado adecuado.

Las Chorreras del Cabriel son, probablemente, el punto más conflictivo del verano según apuntan los agentes, pues allí son recurrentes los accidentes en temporada estival. Recientemente se ha prohibido el baño en este punto por el estado en el que quedó tras los fenómenos meteorológicos adversos recientes. A pesar de esta prohibición, los agentes temen que no se respete la limitación y apelan a la conciencia social y la responsabilidad colectiva. También estarán especialmente vigilantes en el embalse de Entrepeñas, Villalba y el entorno de Buendía. Arcos refiere que aunque “es una alegría ver estos lugares tan llenos de agua», el aumento del nivel de agua y de la afluencia de público obliga a los GEAS «a redoblar esfuerzos».