La cosecha del girasol ha comenzado en la provincia de Cuenca con unas perspectivas que no resultan precisamente favorables. La escasa producción debido a la sequía, los elevados daños provocados por las especies cinegéticas y unos precios que no se ajustan a los costes de producción lastran una campaña que puede verse reducida a la mitad de un año normal.
Gerardo González, responsable del sector del girasol en Asaja Cuenca, ha precisado que «llevamos unos días con la cosecha y el año no es bueno. No ha habido lluvias en todo el verano y la producciones son muy bajas. Estamos cogiendo en torno a 300 y 500 kilos por hectárea que, más o menos, es la mitad de un año normal». Además, ha hecho hincapié en que «hay que añadir que tenemos muchos daños de caza y son más elevados que ningún año. No ha llovido, los animales no tenían pasto en el monte y han salido a comer girasoles como nunca. Tenemos daños donde nunca ha habido. Hemos dado partes al seguro y se está peritando. Ha habido zonas donde no se va a recoger nada, lo han devorado. El seguro no trata bien en tema de la caza y recibes muy poco».
En relación a los precios, el responsable de Oleaginosas de la orgaización agraria apunta que «cuando empezó lo de Ucrania se superaron los 1.000 euros. Ahora se están barajando en torno a 700 euros por tonelada pero los costes de producción han sido muy altos y la cosecha corta. O sea, que mal. Los precios debería estar en 800-900 euros para poder cubrir los costes de producción. Si a eso le sumamos la baja producción, no hay rentabilidad ninguna».
González señala que el momento de la siembra está influyendo más en las cantidades recogidas que la zona de la provincia en la que se encuentra el girasol. «Más que por zonas de la provincia influye cuándo se hizo la siembra. En todas las zonas hay de todo. En el mismo municipio puede haber zonas en las que se están recogiendo 200 kilos y otras de 600».
