«Detectamos que hay mucha soledad de los mayores porque la familia ha perdido la solidez que tenía antes»

Entrevista con Justo Mora, vicepresidente de la Unión de la Unión Democrática de Pensionistas de Cuenca

Esta semana se ha celebrado el Día Internacional de los Voluntarios. En el acto celebrado en Cuenca el lunes el Ayuntamiento reconoció la labor de todos los voluntarios de la ciudad y de las organizaciones en las que realizan su labor. Especial reconocimiento tuvo la Asociación Provincial de Pensionistas y Jubilados de Cuenca San Julián UDP, que aúna casi dos centenares de asociaciones de mayores de nuestra provincia y que lleva a cabo numerosos programas de atención y asesoramiento de este colectivo que cada vez es más numeroso y que tiene mayor peso en nuestra sociedad. Conversamos con Justo Mora, vicepresidente de la Asociación provincial, sobre las actividades, atenciones y programas que llevan a cabo para sus más de 20.000 asociados y de sus proyectos futuros.

¿Qué es la UDP Cuenca, por quién está formada y de qué forma parte?

UDP son las siglas de la Unión Democrática de Pensionistas, que es una asociación a nivel europeo y que tiene la sede nacional en Madrid. En el caso de España están adheridas 60 asociaciones de todo el territorio nacional. En Cuenca somos la asociación más grande de la región, con 185 asociaciones y 22.000 asociados en la actualidad.

Entonces UDP Cuenca es una unión de asociaciones.

Eso es, somos 185 asociaciones que son autónomas y que aportan sus socios. Nosotros desde aquí les ayudamos en distintas cuestiones, como la brecha digital, las firmas digitales para realizar trámites con las administraciones, ayuda a tramitar subvenciones, etc…

¿Qué tipo de servicios ofrecen a sus asociados?

Nosotros lo que hacemos es gestionar las asociaciones y éstas, como autónomas que son, lo que hacen es poner en marcha sus propias iniciativas y recurren a nosotros para recibir distintos servicios como asesoría jurídica, podología, cuestiones sanitarias y otras. Nosotros nos vamos dejando llevar por las necesidades que tienen estas asociaciones. Además, tenemos un grupo importante de voluntariado del orden de las 500 personas en toda la provincia y unos 70 en Cuenca capital.

“Tenemos un grupo importante de voluntariado del orden de las 500 personas en toda la provincia y unos 70 en Cuenca capital”

Ustedes trabajan fundamentalmente con voluntarios que además son mayoritariamente jubilados y pensionistas que conocen muy bien la problemática de aquellas personas a las que van a ayudar.

Antes de la pandemia había un perfil de gente de una edad muy avanzada y después de la pandemia ese perfil está cambiando y se está incorporando gente más joven con edades en torno a los 60 años que provienen del entorno empresarial y que ya conocen más el mundo digital y están más formados y acostumbrados a trabajar con él. Esa es nuestra mayor fuerza de trabajo, porque profesionales sólo tenemos una, la trabajadora social, que es la única que tiene salario, los demás lo hacemos de manera totalmente altruista.

¿Sienten que la sociedad a las personas que ya no están activas, sobre todo si tienen una edad más avanzada? ¿Tienen un sentimiento de marginalidad?

Yo no creo que la sociedad te quiera apartar, es que el sistema de vida que se lleva ahora induce a ello. En Cuenca se nota menos porque es una ciudad pequeña y cómoda, pero en ciudades grandes, donde las distancias son mayores, no queda vida para nada y no se le puede dedicar tiempo a los mayores. Y, además, culturalmente antes las personas mayores eran el centro de la vida familiar y ahora eso ha cambiado, la propia forma de vivir actual es la que nos está desplazando a todos y eso se nota especialmente en las personas mayores. Aun así, las personas mayores siguen dando mucho a sus hijos y nietos, en algunos casos con situaciones de mucha dependencia en la que los mayores siguen realizando tareas familiares como el cuidado de niños y otras cuestiones. 

¿Notan que hay un distanciamiento creciente entre las personas mayores y sus familias?

Sí, mucho. Pero no sólo en los mayores, sino también en los jóvenes. Estamos detectando que hay mucha soledad porque la familia está perdiendo la solidez que tenía hace años. Los padres desconocen muchas cosas de sus hijos, sobre todo en lo que tiene que ver con el mundo digital, que muchas personas mayores no manejan. Antes había un respeto por los abuelos y se les escuchaba más.

“Antes había un respeto por los abuelos y se les escuchaba más”

Han puesto en marcha un programa pionero que es el teléfono de la soledad del mayor. ¿Cómo funciona este servicio?

El teléfono de la soledad del mayor nació por lo que detectamos durante la pandemia. Nos llamaba gente por teléfono y nos preguntaba con quién podían contactar de su zona, tanto de Cuenca como de fuera, para hablar con alguien, porque estaban solos y no podían hablar con nadie. Nosotros, con los pocos recursos que teníamos entonces, hicimos lo que pudimos durante este tiempo, pero vimos que eso había que resolverlo de alguna manera. Hoy tenemos los medios y las herramientas necesarias y nos hemos puesto en marcha.

¿Cómo funciona ese teléfono?

Los interesados lo único que tienen que hacer es llamarnos por teléfono al 969 30 15 43. El teléfono es de Cuenca, ha sido financiado por los servicios sociales del Ayuntamiento de Cuenca y de momento los usuarios son sólo de Cuenca capital, aunque nuestra intención es ampliar su ámbito de actuación a más zonas de nuestra provincia o incluso de toda Castilla-La Mancha.

Como decía, sólo tienen que llamar y si no les podemos atender en ese momento su llamada queda registrada y más tarde nos ponemos en contacto con ellos. Hacemos una valoración de su situación y, una vez valorado, nuestro técnico informático ve qué herramientas de comunicación tiene el interesado, se le descarga el enlace en los dispositivos porque estas comunicaciones se hacen a través de internet, bien en un ordenador o bien en un teléfono móvil con conexión. Una vez hecho esto se le adjudica un día y una hora para hablar con ellos y a partir de ahí lo único que tiene que hacer es darle al enlace y comienza la comunicación con el voluntario que le atiende. 

¿Hay mucha demanda?

Sí, ahora mismo ya tenemos 14 personas a las que atendemos y además pueden interactuar con varias personas. Cada vez hay más voluntarios a los que les estamos dando formación, porque algunos de ellos tampoco estaban familiarizados con este tipo de herramientas.

¿Detectan que hay demanda latente y que hay gente que le gustaría entrar en este programa pero que no dan el paso por vergüenza o por otras razones?

Sí, pero eso nos pasa a todos, no sólo a los mayores. Reconocer un problema siempre cuesta. Además es que la soledad es una enfermedad y si no estás cerca de la persona no se detecta para nada. Pero la verdad es que una vez que prueban continúan porque están encantados con el trato que se les da. Hemos entregado 4.500 dípticos en toda la ciudad en los sitios donde estas personas más van y dentro de poco queremos hacer otra campaña para dar a conocer este servicio y que todas estas personas sepan que no están solos y que tienen este teléfono a su disposición.

¿Hay que desterrar de una vez por todas esa asociación que se hace a veces de persona mayor con inválido?

Claro, por supuesto, no tiene nada que ver. Las personas de mayor edad tienen una serie de patologías, pero eso no significa que no puedan hacer multitud de cosas. Hay cosas que no se pueden hacer como cuando se tienen 30 años, pero la ilusión y la vitalidad que tienen es fantástica.

¿Cómo se financian los programas que lleváis a cabo y la propia UDP?

Nuestra financiación pasa exclusivamente por la colaboración de las administraciones. Tanto Ayuntamiento como Diputación colaboran con nosotros y esperamos que la Junta de Comunidades también lo haga en un futuro cercano. Y en concreto el teléfono de la soledad del mayor la financiación corre a cargo de los servicios sociales del Ayuntamiento de Cuenca. Siempre nos han financiado con una pequeña cantidad para el tema del voluntariado pero cuando les planteamos el proyecto se unieron inmediatamente a él, lo están financiando y confiamos en que tanto Diputación como Junta colaboren también para poder ampliar el ámbito de actuación que tenemos ahora en el programa.

¿Cuáles son los objetivos más inmediatos que se plantean?

A corto plazo la brecha digital, seguir trabajando en ella porque es fundamental resolver este problema para muchas cosas. Y sobre todo acortar la brecha que existe entre generaciones, entre los más jóvenes y los que tenemos más edad para que la gente joven conozca lo que hacen los abuelos. Vamos a intentar firmar acuerdos con universidades para poder interactuar entre generaciones distintas. Hay muchos más proyectos, pero con los recursos que tenemos estos dos en los que nos vamos a centrar en el corto plazo. Y por supuesto afianzar y ampliar el teléfono de la soledad del mayor.