El Barça no da opción en El Sargal a un Rebi Cuenca en el que debutó Aurélien Tchitombi (21-36)

Nielsen y compañía arrasan a un equipo local que apenas tuvo opciones

No era el Barça el rival más apetecible para el Rebi Cuenca. Nunca lo es, pero menos en en el contexto de bajas numerosas y relevantes y de moral alicaída. Lo previsible es lo que pasó: el equipo catalán se paseó por El Sargal con un dominio apabullante en el que no dejó apenas resquicio a la esperanza. Pero el conjunto local al menos de apelar a su amor propio en la segunda parte -también porque los visitantes bajaron el ritmo- y fue capaz de maquillar someramente un resultado que en algunos momentos pareció que iba a colarse entre los registros históricos. Partido que había que jugar y se jugó antes de ponerse a pensar en recuperar el crédito y alejarse de la zona baja.

A pesar de que el Cuenca empezó concentrado en defensa, un nefasto ataque, unos malos repliegues y el talento baulgrana provocaron que en el minuto 8 ya campase un 1-7 en los luminosos. Aquello era una masacre con un acertadísimo Nielsen de cabecilla.

Una renta tan precoz como abultada permitió a los catalanes relajarse y los de Cuenca aprovecharon para recomponerse en un espléndido parcial que les dejó a 6-9 en el minuto 15. El debutante Tchitombi Aurelien-Morgan marcó dos goles -fue más valiente que seguro, disparando sin remilgos, pero dejó buenas sensaciones- y Álvaro Martín incluso se permitió una finta para romperle la cintura a Petrus.

Pero aquello duró poco, el Barça quería dejarse hecho los deberes hechos y respondió con otro parcial arrollador. En el minuto 23 un 7-14 disipaba cualquier opción de empate, aunque fuera coyuntural. Varios fallos en ataque locales propiciaron que antes del descanso la brecha aún fuese mayor: 9-18.

La segunda parte comenzó con otro gol de Tchitombi Aurelien-Morgan (marcó cinco total y fue el máximo anotador del Rebi) pero, en sus primeros compases, siguió la estela del final de la primera. El Barcelona barceloneaba y el Cuenca hacía lo que podía, que era acertar algo más en el ataque, pero sin la fuerza suficiente para remontar. Hasta once goles (13-24) se iba la distancia en el 39.

Espinha encadenó varias paradas, incluido un siete metros, los vigentes campeones bajaron el ritmo. Por todo ello, por pura inercia, hasta el minuto 52 se mantuvieron diferencias de diez, once, doce goles, sin grandes cambios.

El Cuenca optó también en el final por las rotaciones y Lidio Jiménez dio entrada a algunos de los menos habituales, incluido un Marcos al que tendrá que recurrir más frecuentemente por la lesión de David Mach. Sin rastro de emoción se llegó al resultado final de quince goles.

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