Orgullo conquense: las figuras que hicieron historia en el fútbol profesional

Cada cierto tiempo, aparecen figuras que hacen del esfuerzo su bandera y cuyo recorrido recuerda que el talento no entiende de fronteras.

Cuenca no es una provincia que aparezca a menudo en los grandes focos del fútbol español. No tiene un equipo en la élite ni academias que se disputen talentos al nivel de las grandes capitales. Pero cada cierto tiempo, aparecen figuras que hacen del esfuerzo su bandera y cuyo recorrido recuerda que el talento no entiende de fronteras.

El nombre más presente para cualquier aficionado reciente es el de Kike García. Nacido en Motilla del Palancar en 1989, su trayectoria es el ejemplo de una carrera construida paso a paso. Se formó en el Motilla CF antes de despegar en el Real Murcia, con el que debutó en Segunda División en la temporada 2008-09. De ahí, su crecimiento fue constante: Primera División, la Premier League, y un regreso a LaLiga donde ha sido, durante años, uno de los delanteros más reconocibles del campeonato.

Con 289 partidos en Primera y 58 goles, Kike es, simplemente, el jugador conquense con más impacto en la élite, apareciendo incluso en la mejor casa de apuestas. Un delantero de oficio, de esos que interpretan el juego sin estridencias, de carrera larga y mentalidad inquebrantable. Antes que él, ya había dejado su marca otro delantero de la provincia: Antonio López Alfaro, nacido en Iniesta en 1965.

Su historia está ligada de manera inseparable al Albacete Balompié, donde jugó durante 13 temporadas. Fue parte esencial del llamado Queso Mecánico que llevó al club desde Segunda B hasta Primera División en los años 90. López Alfaro hizo goles decisivos, sostuvo proyectos y terminó convirtiéndose en el máximo goleador histórico del Albacete en liga con 83 tantos. Su figura trascendió lo deportivo: el campo de fútbol de su localidad lleva su nombre y durante años trabajó como director deportivo del club. Un símbolo.

En el centro del campo, otro nombre clave de la provincia es Jesús Muñoz Calonge, nacido en Mota del Cuervo en 1976. Futbolista con recorrido en clubes de peso como Deportivo de La Coruña, Real Zaragoza, Atlético de Madrid y Albacete, ofrecía equilibrio, criterio y un pie siempre dispuesto a jugar hacia adelante. Tras colgar las botas, siguió vinculado al fútbol desde el banquillo, trabajando como segundo entrenador y técnico en equipos como Elche, UD Almería y Hércules. De esos jugadores que entienden el juego y lo trasladan después desde la pizarra.

Más atrás en el tiempo aparece la figura de Miguel Rubio, nacido en Cuenca capital. Fue un caso particular: pasó prácticamente toda su carrera en el Lleida, desde 1982 hasta 1996, viviendo ascensos y años históricos que todavía se recuerdan en el Segrià. Después fue entrenador en Segunda y Segunda B y también se volcó en la formación de jóvenes. Un futbolista que entendió el juego como una construcción diaria.

Otro nombre importante en la provincia es el de Fernando Cebrián Alarcón, de Quintanar del Rey, nacido en 1976. Centrocampista y, en ocasiones, delantero, pasó por clubes tan diferentes como Albacete, Getafe, Xerez o Cartagena. Un profesional de carrera amplia, adaptable, de los que sostienen vestuarios y dan equilibrio en temporadas largas. Más tarde, siguió su camino como entrenador.