El de este sábado en el pabellón de O Gatañal de Cangas ha sido, probablemente, el peor partido jugado por el Rebi Cuenca en lo que va de temporada. El equipo local, el Frigoríficos Morrazo, ha arrollado a los conquenses, a los que ha ganado por 36-29. Podría decirse que les ha congelado las ideas, recurriendo al juego de palabras facilón con el nombre de su patrocinador.
Pudo ser peor: hubo momentos en los que la distancia llegó a cifrarse en 14 goles, Al final pudo maquillarse el marcador gracias a cierta relajación de los gallegos y, sobre todo, una reacción de los conquenses por la honra sustentada en un buen Tonicher en portería, recuperaciones y contras . Insuficiente del todo para soñar con puntuar, una opción que solo pareció verosímil en el pitido inicial.
Y es que desde bien pronto fueron los de Nacho Moyano los que mandaron en el marcador. Y lo hicieron con solvencia, sin medias tintas, arrolladores en ataque ante una zaga conquense que no supo encontrarle la medida a su rival y en cuya retaguardia David Mach no tuvo precisamente un buen día.
Tampoco funcionaban demasiado bien -por ser generosos en la expresión- los visitantes en su faceta ofensiva, estrellándose reiteradamente su propio desacierto o contra un inspiradísimo Jorge Pérez, guardameta que tuvo mucho que ver con el feliz día de su equipo. Cuando se rozaba el minuto 5 el luminoso reflejaba un 8-4 contra el que ya había que remar. Únicamente Hackbarth (8 de 8 firmó en el cómputo global) desde el extremo amarraba al REBI al partido, casi siempre en conexión con Barceló. Pero él solo no tenía suficiente fuerza para compensar los goles encajados y ni Nacho Pizarro ni, no digamos ya, Neves o Tavares le emularon.
Así, el Cangas se despegó todavía más en los últimos cinco minutos de la primera mitad, en los que marcaron seis goles frente a un único tanto de su rival. El partido pasó de un 13-10 a un 19-11 con Pérez sobresaliente y el Cuenca completamente noqueado. Desdibujado.
La segunda mitad exigía una reacción espídica y memorable del Rebi si se quería tener cualquier opción de remontada. No fue lo que ocurrió: el Cangas siguió anotando con pasmosa tranquilidad mientras el Cuenca repetía fallos o se encontraba con el muro de portería. El 23-12 a los cuatro minutos de la reanudación resume muy bien cómo iba el asunto.
La tendencia se agudizó conforme avanzaba el crono, con un 30-16 rozando el minuto 40 de partido que apabullaba y hedía a humillación. Tiró de orgullo el Cuenca entonces con una sucesión de goles de Tchitombi Aurelien-Morgan y las primeras paradas de Tonicher para que, al menos, la derrota no fuera de Libro Guinness.
Eso sí que se consiguió, con un Cangas ya más confiado y relajado que se puso más fallón y un Cuenca que jugó sus mejores instantes, lo que permitió acortar la brecha al 36-29 final.
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