Otro punto que se evapora en el último suspiro. Si la pasada jornada el REBI Cuenca cayó ante el Nava en El Sargal por un gol de 7 metros con el tiempo ya cumplido, este sábado ha caído por 35-34 ante el Aranda con un gol en el último segundo. De nada sirvió que los conquenses sacrificasen una exclusión para parar a los oponentes, los burgaleses consiguieron llegar al borde los seis metros y empatar el partido por mediación de Dalmau. Esta vez el golpe fue más acusado porque a falta de medio minuto para el final los conquenses iban ganando, pero una mala gestión final ya vista otras veces y, especialmente, un arbitraje que se cebó en su rigurosidad propiciaron un desenlace tremendamente amargo.
La acumulación de exclusiones provocó que los conquenses jugasen en inferioridad durante gran parte de la segunda mitad, especialmente en el tramo en el que reaccionaron para ponerse por arriba: fueron muchos los minutos con un jugador o dos menos. Y a pesar de eso, rozaron la victoria. Se podrá reprochar falta de concentración o acierto en momentos claves, pero desde luego esta vez no hubo ausencia de pundonor ni arrojo, aunque estas virtudes no siempre son suficientes. No pudo ser, no se pudo brindar al menos un punto a los miembros de la Furia Conquense que se habían desplazado hasta Aranda y que contrarrestaron como pudieron la presión de un grada especialmente intensa.
Se medían dos equipos muy parejos en clasificación (los locales novenos, los visitantes décimos) , en plantilla y también en el comportamiento demostrado en la pista. Los diez primeros minutos fueron por tanto de igualdad casi absoluta, con un empate a 5 en el luminoso. A partir de ahí, varios errores de tiro y un mejor rendimiento del portero Vyunyk impulsaron un parcial hasta el 8-5 de los arandinos, que el Cuenca fue capaz de corregir para poner otra vez las tablas, esta vez a 9, en el minuto 18 con un gol de Sergi Mach.
Sin embargo, Vyunyk reapareció, el Cuenca no terminó de encontrarse y comenzó el festival de exclusiones (inicialmente más equitativa) y se llegó a descanso con 16-14.
La segunda mitad los locales mantenían una ventaja de entre uno y tres goles que amarraba la emoción al partido, con la tensión aumentando conforme avanzaba el partido, como reflejó sendas amarillas para los banquillos. En ese contexto se desenvolvió mejor el Aranda, que tenía a su favor tiempo y espacio.
No aprovecharon los conquenses una doble superioridad y en el minuto 48 el marcador era 27-23. Lidio Jiménez pidió un tiempo muerte que surtió pronto efecto. A falta de nueve minutos, un sobresaliente Sergio López ponía el empate a 28. El capitán de los de Cuenca fue todo un revulsivo robando y contraatacando.
A partir de ahí la ventaja fue casi siempre para el REBI Cuenca cuando no había empate, sabiendo jugar casi siempre con acierto con uno o dos menos. Así se llegó al minuto final con esa distancia de dos goles que tampoco sirvió esta vez para romper la mala racha. Enfado total en el banquillo que, según la estadística de Asobal, recibió tarjeta azul.