La progresión de Ojete Calor: de actuar en un polígono valenciano a ‘petar’ el WiZink Center

El artista conquense Aníbal Gómez: "A nosotros nos gusta ayudar a las jóvenes promesas, por eso decidimos colaborar con Ana Belén"

Además de la música, el artista jareño Aníbal Gómez vive para crear e interpretar. Nació en Villanueva de la Jara y lleva el arte por bandera. Así lo atestiguan sus últimos trabajos, uno de ellos vinculado al cine, donde ha interpretado a Gabriel, personaje protagonista en uno de los capítulos dirigidos por Nacho Vigalondo de la nueva temporada de la mítica serie ‘Historias para no dormir’, crada en su día por Chicho Ibáñez Serrador. Por si fuera poco, Aníbal Gómez participará este sábado en el concierto más importante en la historia de su grupo “Ojete Calor”, que forma junto a Carlos Areces.

Habéis pasado de tocar en todo tipo de salas a llenar el WiZink Center de Madrid. ¿Cómo se digiere esto?

Lo cierto es que la escalada ha sido progresiva. No hemos pasado de ensayar en un garaje a tocar en el Palacio de los Deportes. Ha sido un camino peculiar. Ojete Calor sabe lo que es actuar en un polígono valenciano a las dos de la mañana delante de un montón de gente que no estaba allí para vernos a nosotros y hemos saboreado esa tensión violenta. Con el tiempo, el boca a boca y los singles que hemos ido editando han hecho que fuésemos llenando salas como el ‘Ochoymedio’, ‘La Riviera’ y ahora el Wizink Center.

Habrás recopilado muchas anécdotas a lo largo de estos años.

Un día vino Carola (concursante de la primera edición de Gran Hermano) a nuestro concierto de Sevilla y nos dijo que era muy fan. No la reconocimos y nos tuvo que recordar que ella era a la que insultábamos en una canción nuestra pero que todo bien, que todo correcto, que todo guay.

Cómo definirías el ‘subnopop’.

Es un género que no ha inventado Ojete Calor. El subnopop ya lo han trabajado otros artistas pero no lo saben. No supieron autoetiquetarse, como hicimos nosotros. Ya Nek con su verso «lo mucho que me duele este dolor» o Mecano con su frase «Magdalenas del sexo convexo» o «este cementerio no es cualquiera cosa» dejaron inscritas las bases de lo que luego nosotros bautizamos como subnopop.

Desde que fundáis el grupo en 2006 os han pillado dos crisis económicas y una pandemia. Pero a vosotros no os ha ido nada mal.

Yo creo que Ojete Calor combina muy bien con los desastres mundiales. De hecho, en la crisis sanitaria del Covid-19 fue cuando lanzamos ‘Agapimú’, una de nuestras canciones que más lo ha petado.

El mundo musical os ha arropado. Artistas como Ana Belén, Amaral, Joaquín Reyes…

A nosotros nos gusta ayudar a las jóvenes promesas y a la gente que tiene una gran carrera por delante, por eso decidimos colaborar con Ana Belén.

Joaquín Reyes es de la tierra, ¿Es más fácil entenderse con él?

Por supuesto, son amigos con los que hemos trabajado desde los inicios desde la época de ‘Muchachada Nui’. Y precisamente Joaquín tuvo la culpa de alguna menera de que hoy el grupo exista. Él presenció nuestra esperpéntica primera actuación, y fue tan horrorosa que nos contrató para una fiesta Chanante. Creo que quería compartir con todo el mundo semejante despropósito. Lo que pasa es que para esa segunda actuación fuimos más preparados de lo que él imaginaba, así que le salió el tiro por la culata.

¿Qué consejos ofrecen estos artistas con tanta experiencia?

Nadie se atreve a aconsejar a Ojete Calor. El grupo funciona con unas reglas diferentes, es bastante complicado tratar de hacerles ver ciertas cosas. Ellos son así, viven en su mundo, son de leyes salvajes.

¿Qué reglas hay detrás de Ojete Calor?

Hacer que sus canciones sean fieles discípulas de las bases musicales que asentó en su día Giorgio Moroder y escribir letras que permitan rimar “Progreso” con “Progreso”.

¿Cómo definirías al grupo y qué hay de ti en Aníbal Calor?

Se define con cualquier imagen de los dos personajes: Carlos Ojete y Aníbal Calor. Son muy suyos, no hablan mucho de ellos. Ellos viven en su normalidad y su zona de confort. Café Quijano es para ellos música experimental, por ejemplo, por que no entienden su música en absoluto.

El sábado en el Wizink Center habrá 12.000 personas. Se acerca un nuevo éxito, ¿Con qué tema crees que váis a reventar este espacio?

Teniendo en cuenta que los conciertos de Ojete Calor son una fiesta, la gente lo celebra con muchas ganas. Más allá de que haya un tema puntual, creo que el concierto en sí es lo que se celebra. Ir a ver a Ojete Calor es como ir a una boda pero sin lo feo de las bodas (no tienes que ir de etiqueta ni gastarte un dineral). Nuestros conciertos se viven tanto en los previos, como en el durante e, incluso, con la resaca al siguiente día.

¿Cómo ha sentado tu éxito en Villanueva de la Jara, tu pueblo?

¿Sabes aquello de «nadie es profeta en su tierra»? Pues en mi caso no se cumple. La mayor parte de la gente con la que me encuentro por la calle me felicita, la gente del pueblo viene a vernos en concierto cuando vamos a Valencia y al WiZink vienen en tromba. Me siento muy arropado y mis vecinos entienden perfectamente la propuesta, les parece divertida y lo llevan con mucho orgullo. Eso es lo que me dicen, igual luego cuando me doy la vuelta me ponen como un trapo, pero vamos, yo creo que me aprecian.

Y para finalizar, ¿Qué le dirías al Aníbal Gómez de hace 7 años?

Que si algún día tiene la oportunidad de actuar en el WiZink Center de Madrid ante 12.000 personas, que no lo haga, porque la preparación de ese concierto le va a obligar a tomar ansiolíticos para poder pegar ojo por las noches.