La festividad de Todos los Santos reconquista la normalidad en el cementerio municipal de Cuenca

Tras la escasa asistencia del año pasado, en este 2021 se han recuperado las escenas de tumbas repletas de flores y flujos constantes de visitantes

La reconquista de la normalidad también se ha dejado notar en este día de Todos los Santos en el cementerio municipal Cristo del Perdón de Cuenca. El año pasado, con la ciudad en medidas especiales y la comunidad autónoma cerrada perimetralmente desde unos días antes, la asistencia al camposanto quedó muy mermada y no se repitieron las tradicionales escenas de aparcamientos atestados y tumbas repletas de flores. Unas estampas que en este 2021 han regresado como se recordaban, colocando esta tradición al otro lado del paréntesis de la pandemia.

Desde primeras horas de la mañana el flujo de visitantes ha sido constante, suficientemente dosificado para esquivar aglomeraciones. Familias al completo, parejas y también ciudadanos en solitario han querido cumplir con la costumbre y el rito de acercarse al lugar donde reposan los restos mortales de sus seres queridos con el fin de reavivar su recuerdo, rezar por ellos, pedir intercesión o dejarles el tributo de un centro o ramo. Unas ceremonias públicamente íntimas; luctuosas pero, a su modo, también festivas. Un cuarteto de cuerda interpretando música religiosa ponía la banda sonora con el permiso de los bisbeos y las conversaciones.

Las oraciones, corcheas y lágrimas se alternaban con tareas aparentemente menos elevadas: limpiar las lápidas, reparar algún pequeño desperfecto, regar los tiestos o arreglar las flores. Cuestiones rutinarias e instrumentales que son en sí mismas todo un compendio de antropología. Al caer las vísperas de Los Santos en fin de semana, muchos llegaban ya con los deberes hechos o habían aprovechado los días previos para dejar los elementos vegetales, que en algún caso ya habían sufrido el precoz daño de las precipitaciones.

Las plazas de aparcamiento habituales pronto se han completado por lo que se han empezado a llenar algunos de los parkings provisionales que ha habilitado el Ayuntamiento en los terrenos aledaños a la necrópolis. Coches y peatones se han tenido que enfrentar allí a los barrizales generados por las recientes lluvias, aunque su magnitud se quedaba en la categoría de molestia, dificultando pero sin impedir el paso de los vehículos. No ha habido en general grandes colapsos y atascos si bien en algunos tramos del día agentes de la Policía Local han tenido que intervenir, especialmente para facilitar las salidas y llegadas del autobús de la línea 5, reforzado con un servicio especial.

La meteorología, especialmente ventosa este lunes, también ha dejado su rastro tumbando varias señales colocadas en el camino principal que viene de Residencial Universidad, que advertían de la prohibición de aparcar. También ha derribado algunas de las vallas de la senda que rodea el camposanto y que se ha trasmutado también en lodazal.

Puerta trasera

Esta vía es la que lleva a la puerta trasera del recinto, abierta hoy de de manera extraordinaria por la ocasión. Es el acceso es el más inmediato a la zona nueva, donde se entierra mayoritariamente a los difuntos más recientes, y hay peticiones ciudadanas para que se habilite de manera habitual y así se acorte el recorrido que deben completar a pie problemas mayores o con problemas de movilidad. Fue una de las iniciativas presentadas a los presupuestos participativos. En la zona más antigua las demandas se centran en el arreglo de escaleras y desniveles.

El cementerio Cristo del Perdón mantiene este lunes horario ininterrumpido con cierre a las seis de la tarde. A partir de mañana vuelve a su horario habitual de invierno: de 9 a 13 y de 15 a 18. Este martes, día de los Files Difuntos, el obispo de la Diócesis, José Marúa Yanguas, oficiará una misa a las 16:30 horas.

A lo largo del 2 de noviembre se mantendrá la prolongación de la línea 5 de autobuses hasta el cementerio entre las 9:00 y las 18:00 horas, con una frecuencia de media hora.