En los momentos de oscuridad y desasosiego que provocó el apagón, Roberto Escudero supo buscar la luz e iluminar con la esperanza que nacía de su corazón. El conquense de 22 años comenta que en este Jubileo de la Esperanza aplicó lo que había escuchado en varias catequesis señalando que «los cristianos tenemos que llevar la luz al mundo» y, viendo la situación «yo tenía tres linternas en casa súper potentes por un trabajo que hice de clase y se me ocurrió que en medio de la oscuridad del apagón iluminar las parroquias podría ser un símbolo de esperanza». Roberto señala que con esa luz quiso decir que «esto iba a ser una situación temporal, que en este momento de oscuridad, desesperanza y tieneblas con gente atrapada en trenes y ascensores la luz era una especie de símbolo de reconciliación y tranquilidad».
Aunque en un principio el joven quería apostar por una idea más ambiciosa e «iluminar el Sagrado Corazón para que ese símbolo de esperanza se viera en toda la ciudad» acabó por desestimarlo porque era complicado llegar hasta este punto y no quería preocupar a su familia con la gesta. En su lugar Escudero escogió las iglesias de San Fernando y San Román ya que son «las que me pillaban al lado y que he visto toda mi vida».
La tarde de este mismo lunes 28 de abril y, en pleno apagón, Monseñor Yanguas oficiaba una misa en recuerdo de Papa Francisco. Aunque Escudero señala que su intención era acudir «me acerqué a San Fernando porque la iglesia suele ser una iglesia oscura y me daba miedo de que no se pudiera hacer ahí misa, me llevé las tres internas y como no las usé se me ocurrió iluminar las parroquias como un símbolo de esperanza». Respecto a la inspiración para este acto, Espada comenta que le pareció muy coherente con el Evangelio, «dice no se debe esconder la lámpara debajo del celemín, si no la tienes que sacar y situar en un sitio alto porque se utilizan para alumbrar todo, así que ¿por qué no alumbrar la iglesia?».
Para que este hecho tuviera voz el propio Espada tomó fotografías y redactó un texto en el que indicaba «Joven católico ilumina dos parroquias en Cuenca durante el apagón nacional del 28 de abril para llevar la esperanza del jubileo». En este extracto Espada, sin dar su nombre comentaba que con esta acción había transformado las parroquias en «faros de consuelo y unidad durante la oscuridad» y que el acto recordó que «incluso en los momentos más difíciles, la luz de Cristo nunca se apaga». Sobre los motivos que llevaron al joven a no poner su nombre en la acción señala que «no quería vanagloriarme, solo compartir mi acción y que llegara al mayor número de gente posible, si me preguntaban si lo había hecho yo no iba a mentir porque soy cristiano, pero no quería que un nombre distrajera de lo principal que es el hecho en sí y su significado». Además de la gran difusión que ha logrado a través de las redes sociales, Espada señala que, «en una ciudad pequeña como Cuenca el boca a boca ha sido fundamental» y que ha conseguido «aprovechar una oportunidad sin igual» que duda mucho que vuelva a repetirse.
Más allá de la difusión posterior, algunos de los vecinos que contemplaron la acción se unieron a Espada que comenta que «en San Román, unos vecinos se asomaron por las ventanas y cogieron una linterna y se empezaron a apuntar también conmigo a la iglesia, ahí me animé a rezar en voz alta y alguno también me acompañó desde su ventana, rezando un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria».
Espada comenta que aunque creció en una familia cristiana «luego me hice ateo por cosas de la vida aunque guardé afecto a las obras que hacía cuando de pequeño en la parroquia», gracias a un diácono de Cuenca volvió a acercarse a la Iglesia y apunta que, «si en ese momento yo hubiese recibido un acompañamiento en el que me hubiesen mostrado esa luz, esa caridad, ese amor fraterno que se tiene a Dios sobre todas las cosas y al prójimo, yo seguramente no hubiese llegado en un punto de mi vida a hacerme ateo» por lo que dice que espera que esta obra inspire a otros a «iluminar el camino de su fe».
Roberto Escudero comenta que no quiere que este sea un hecho aislado y que le gustaría continuarlo «de alguna manera». «Aunque ya no va a haber otro gran apagón esperemos que hasta dentro de mucho tiempo, podré seguir haciendo apostolado no de esta manera, pero si de otras, aunque sea ayudar al prójimo o acompañar a una persona espiritualmente». Respecto a sus sueños con esta iniciativa el joven apunta «iluminar las Casas Colgadas de color rojo por los cristianos perseguidos o, por ejemplo, alguna parroquia de Cuenca».
La luz de la esperanza ilumina el apagón








