Marta Sorando y su familia estaban de viaje en el País Vasco cuando decidieron hacer una parada en el conocido parque de atracciones del Monte Igueldo en San Sebastián este lunes 28 abril. Tras explorar todo el parque decidieron subirse a una de las atracciones estrella, la montaña rusa, que en el Igueldo recibe el nombre de «montaña suiza».
Pasadas las 12:30 los vagones, que estaban ascendiendo hacia la parte más alta quedaron parados debido al apagón que afectó a España y Portugal. Sorando cuenta que «justo cuando estábamos encima del acantilado se paró el vagón», la madre apunta que «yo pensaba que era parte de la atracción hasta que vi a uno de los trabajadores que, de hecho iba montado con nosotros, ponerse nervioso». Supieron que el parón no era normal cuando «el chico que estaba montado en la atracción se puso a hablar con el de la taquilla en euskera y nosotros estábamos intentando enterarnos de que pasaba pero no entendíamos nada». La confusión sobre lo que estaba sucediendo concluyó cuando el trabajador que iba en el vagón junto a la familia conquense comentó en castellano «no jodas», ante lo que la familia supo que algo había pasado. Para paliar los nervios del momento, la madre iba grabando el recorrido de la montaña rusa y su respectivo parón, documentando cómo vivieron en primera persona todo el proceso.
En apenas cinco minutos se organizó un rescate improvisado por unas escaleras de emergencia que había en el trazado de la atracción. Sorando señala que «cuando el trabajador nos dijo que había habido una avería y que nos teníamos que bajar lo primero que pensé es que estábamos junto a un acantilado y no había modo de bajar». Recuerda entre risas que «nosotros éramos los únicos españoles y claro, el resto como entendían aún menos que nosotros lo que estaba pasando nos iban siguiendo en el descenso».
Una vez llegaron hasta la taquilla, los operarios les ofrecieron devolverles el dinero o volver a montar «porque era cosa de cinco minutos». Aunque la madre señala que todas las familias recogieron el dinero de las entradas y se marcharon, «nosotros nos quedamos y volvimos a montar no una segunda, si no también una tercera vez» porque la luz en este punto de España «volvió a los cinco minutos». Tras su aventura, la familia se dirigió a la cafetería «allí fue realmente donde nos enteramos del apagón cuando vimos que la gente no podía pagar y que no funcionaba nada», recuerda, porque hasta el momento «con las idas y venidas de la luz no nos habíamos ni enterado».
A pesar del momento inicial, Sorando comenta que «ha quedado como una anécdota en la familia» y que sus hijos, de 17 y 14 años «se lo han tomado muy bien, no ha sido un trauma para ellos ni nada así porque también vieron que su padre y yo estábamos tranquilos y que afrontamos la situación con humor». Quienes si se preocuparon fueron sus familiares «que nos llamaron como estábamos de viaje para saber si nos encontrábamos bien», apunta. A pesar de la poca cobertura se tomaron también con humor esta anécdota «porque saben que nosotros somos un poco aventureros».
Al llegar al hotel, Sorando le pidió permiso a sus hijos para compartir el vídeo en su TikTok, en el que en aquel momento contaba con 28 seguidores. «Mi hija me advirtió que con la repercusión del apagón el vídeo podía convertirse en viral y aunque no le di más vueltas lo subí con su autorización», apunta. A los cinco minutos de postear el vídeo tenían 3.000 reproducciones y diez minutos después alcanzaban las 50.000, «nos fuimos a dormir con un millón de visualizaciones». Sobre su vídeo viral Marta comenta que «no esperábamos para nada que tuviera este alcance, yo lo subí porque era muy gracioso y mira, ahora tenemos los mensajes hasta arriba y lo han compartido muchísimos medios de comunicación, de hecho el otro día nos escribió un periodista del Reino Unido para poder publicarlo allí».
Por la calle las reacciones no se han hecho esperar «el día después de publicarlo estábamos comiendo en Getxo y una familia sentada detrás de nosotros lo estaba comentando y, por la tarde un señor nos reconoció en un supermercado y nos paró para hablar con nosotros», apunta. La familia Sorando se encuentra ahora ultimando sus vacaciones en el País Vasco mientras reviven la anécdota e imaginan «qué hubiera pasado si nos hubiera pillado en otro lado».