El regreso a las líneas de autobús anteriores al 1 de septiembre, con algunas modificaciones para ampliar la cobertura, ha provocado este martes sentimientos cruzados entre los usuarios del transporte público en Cuenca. Las impresiones recogidas por Voces de Cuenca en las paradas de la Estación de Autobuses, la Plaza del Xúcar y la Calle Colón reflejan un patrón común, «la falta de información clara por parte del Ayuntamiento», especialmente en las paradas y marquesinas donde la demora en la instalación de información hasta la próxima semana ha complicado el arranque del servicio. En contraposición, los usuarios se muestran contentos con el retorno de las antiguas líneas sin tener que efectuar transbordos en el ya inoperativo intercambiador de Mariano Catalina.
Adrián Rubio, usuario habitual de la línea 10, ha explicado que ha acudido, tal y como lleva haciendo desde el 1 de septiembre, a la parada de Mariano Catalina donde paría y retornaba las lanzaderas a la estación del AVE. Allí, según apunta Rubio, se ha encontrado con un cartel que indicaba la supresión del servicio, sin reflejar dónde se ubica el nuevo punto de partida de este servicio. El usuario se muestra descontento porque, asegura, ha tenido que buscar la información en internet. A la confusión con el intercambiador ha contribuido, tal y como se aprecia en la siguiente imagen, que en los indicadores de algunos de los autobuses, precisamente como las lanzaderas, continúa figurando «Intercambiador-estación del AVE».
Un testimonio muy similar es el que relata Carlos de la Bastida, que se encontraba esperando sentado en la zona del intercambiador para llegar al Nuevo Hospital Universitario. En su caso, De la Bastida no ha tenido información en el tótem informativo de la parada del intercambiador, pues el único en el que se da cuenta de la supresión del servicio es el de las lanzaderas a la estación del AVE. El hombre ha reconocido sentirse «tonto», pues ha estado esperando cerca de 40 minutos esperando al autobús y ha tenido que recibir la información de un redactor de este medio para conocer el funcionamiento, pues venía de fuera de Cuenca, por lo que no había consultado la información oficial, no teniendo así conocimiento de la reestructuración del servicio público in situ.


La falta de datos en las marquesinas ha sido una de las principales quejas, especialmente entre las personas mayores, más dependientes de la información física que de las herramientas digitales. Benjamín García es uno de estos usuarios mayores que dependen de la información en parada para saber cómo ir de un punto a otro de a ciudad haciendo uso del transporte público. García ha apuntado que tiene que esperar a que pase un autobús para preguntar qué línea utilizar y dónde hace parada porque, asegura «no tengo ni idea de dónde cogerlo». A ello, asegura, se suma «que las marquesinas tienen todavía la información antigua» y que no hay información alternativa en folletos para que pueda orientarse.
En relación a la vulnerabilidad de este colectivo, Sofía Ortega ha apuntado que aunque los usuarios de Cuenca conocen las líneas y pueden guiarse por la aplicación, hubiera sido positivo implementar un servicio de información o repartir algún tipo de folleto para que las personas mayores pudieran guiarse. Ortega señala que ha visto a este colectivo «muy enfadado».
Silvia Saiz, también usuaria habitual del servicio de autobuses interurbanos se muestra también decepcionada con la información. Aunque es una persona joven que con la vuelta del antiguo servicio ha utilizado la aplicación, critica que la información de las esperas no es correcta, lo que ha hecho que haya perdido el autobús, teniendo que esperar al siguiente en la parada. La usuaria comenta que aunque muchas personas mayores se han acercado a preguntarle, pensando que podría ofrecerles más información con la aplicación, no ha podido ayudarles más allá de indicarles su parada más cercana porque los tiempos de espera no son correctos.
Satisfacción general por la sencillez y tiempos del servicio de autobuses
A pesar de la crítica generalizada por la falta de información, la vuelta al antiguo servicio de transportes ha tenido un impacto muy positivo en lo referente a las frecuencias, sencillez y tiempos de espera. Así lo ha manifestado Wilmer Quispe, quien ya había utilizado uno de los autobuses con su hijo para llevarlo al colegio. Quispe apunta que con el trazado del 1 de septiembre su hijo tenía que emplear «dos horas de ida y dos horas de vuelta» entre esperas y transbordos para llegar desde su domicilio en Avenida de la Música Española hasta el colegio «La Sagrada Familia», donde estudia. Con la vuelta al antiguo servicio ese tiempo de desplazamiento se ha reducido a la cuarta parte, con un desplazamiento «de unos cuarenta minutos», según refiere.
También se muestran convencidos de este servicio los vecinos del casco antiguo como Sofía Ortega, quien señala que está «muy contenta» por poder recorrer la ciudad de punta a punta en un único autobús, sin tener que hacer transbordo en el intercambiador, lo que según asegura demoraba mucho sus desplazamientos por la espera en Mariano Catalina.
El Nuevo Hospital Universitario, el talón de Aquiles del servicio
Otra de las críticas generalizadas por parte de los usuarios es el largo recorrido para llegar haciendo uso del transporte público hasta el Nuevo Hospital Universitario, situado en El Terminillo. Usuarios como Sofía Ortega valoran positivamente que la línea 5, haya ampliado su recorrido para llegar hasta las nuevas instalaciones, aunque advierten que la medida podría no ser suficiente. En este sentido apuntan que aunque «está bien que pase un autobús hasta el hospital, debería haber líneas específicas durante todo el día, incluidas las tardes».
Otros pasajeros destacan que la comunicación con la ampliación de la línea es demasiado extensa y que, de nuevo, la demora para llegar al nuevo hospital puede ser «de casi una hora». En este sentido, apuntan a que sería positivo haber implementado una línea propia para el hospital o un servicio similar al de la estación del AVE, con mayores frecuencias que tuviera una única parada para ofrecer a los usuarios un punto de referencia y comunicación constante con las instalaciones sanitarias.
Con todo ello, la valoración en el primer día de las antiguas líneas de transporte urbano con las ampliaciones para dar servicio a las paradas adheridas el 1 de septiembre refleja un panorama mixto: por un lado, usuarios satisfechos con la mejora de frecuencias y la simplificación de recorridos; por otro, la frustración de quienes se encontraron con información insuficiente o confusa en las paradas.














