La tranquilidad y la ausencia de incidencias en la capital han marcado una Nochevieja condicionada por las medidas anticovid

La nieve y el frío han contribuido al recogimiento hogareño.

Fotografía de archivo /Ayto.Cuenca

Cuenca ha despedido el año con una Nochevieja atípica, con el coronavirus condicionando las rutinas propias de esta fecha y haciéndola casi incompatible con la celebración festiva. Con toque de queda a las 12:30 horas en Nochevieja, se han podido reunir hasta un máximo de diez personas en el entorno privado en la cena con la que se dice adiós a un año fatídico y con misma cifra para la comida de Año Nuevo; fuera del entorno privado, el máximo es de seis personas; se permite salir de Castilla-La Mancha para visitar a familiares y allegados hasta el 6 de enero, según el decreto que aprobó el Gobierno regional con las medidas para el periodo navideño.

Con este panorama, cotillones, bailes, ocio y diversión han quedado relegados hasta mejores tiempos para todos y para la hostelería en particular.

Fuentes del Ayuntamiento de Cuenca han confirmado la ausencia total de incidencias destacables en las que hayan tenido que intervenir servicios municipales, a parte de las ocasionadas por la nevada.

El frío y la nieve registrada en varias zonas de la provincia, sobretodo en la capital y puntos de la Serranía, han contribuido quizás al recogimiento necesario para hacer frente a la pandemia, con una temperatura mínima de cuatro grados bajo cero y una máxima de 4 grados, según datos del Instituto Nacional de Meteorología.

Un manto fino y blanco abrazaba a Cuenca capital en las primeras horas del día, en una tentativa de conjurar los sufrimientos padecidos en el 2020 fatídico con el refrán ‘Año de nieves, año de bienes’.