Cantarero: «La situación va mejorando después de que el 80% de los residentes haya dado positivo en algún momento»

La Residencia Provincial "Sagrado Corazón de Jesús" tiene confirmados seis fallecimientos con COVID-19. La diputada de Servicios Sociales, Lorena Cantarero, destaca el esfuerzo realizado por los profesionales y la dotación de recursos humanos y materiales que ha pemritido atender a los mayores "desde el primer momento"

Lorena Cantarero, diputada de Servicios Sociales

La Residencia Provincial «Sagrado Corazón de Jesús», dependiente de la Diputación Provincial, va cubriendo etapas para salir de una crisis sanitaria que ha puesto a prueba los recursos y procedimientos de las instituciones sociosanitarias. Lorena Cantarero, diputada de Servicios Sociales, reconoce que «la situación va mejorando» aunque advierte que el 20% de los residentes continúan en aislamiento.

Cantarero afirma que «hemos tenido bastantes casos. La mayoría de los residentes han dado positivo en el test y ahora también estamos haciendo test a los trabajadores, entre los que hay de todo, unos que dan positivo y otros que dan negativo. Y ha habido también fallecidos. El año pasado en el periodo desde el 15 de marzo hasta ahora fallecieron 13 personas y este año han sido 15. Casos confirmados con COVID han sido 6. También hay muchos mayores que han pasado la enfermedad y están curados. Ha habido positivos que han sido asintomáticos…Ahora, con todas las pruebas que hemos realizado, ya sabemos que el 80% han dado positivo en algún momento». Una vez transcurridos más de dos meses desde que se cerró la residencia por la pandemia, asegura que «en la residencia estamos mucho más tranquilos pero tampoco conocemos la enfermedad. Las medidas de aislamiento y todo lo que hemos puesto en marcha creo que ha funcionado razonablemente bien porque no sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Y los profesionales han hecho un trabajo extraordinario. Ahora, tendremos a un 20% de los 135 residentes en aislamiento. El resto están ya todos bien»

Los profesionales, de hecho, son una de las prioridades en estos momentos. «Todavía no hemos terminado las pruebas a los profesionales. Les han ido haciendo test y PCRs a quienes estaban de baja. Hemos tenido a mucha gente en aislamiento domiciliario porque en cuanto tienes síntomas…Desde la semana pasada hemos dividido a los trabajadores n tres grupos para hacer pruebas y seguir atendiendo a los mayores. Ya llevamos dos grupos a los que se ha realizado y este martes se hace al tercero. Mucha gente ha dado positivo pero muchos ya lo han superado y las PCRs están dando negativo». 

La diputada de Servicios Sociales destaca que la Residencia Provincial ha contado con recursos humanos y materiales de los que han carecido otros centros sociosanitarios. «Desde Diputación lo primero que hicimos fue reforzar la plantilla. Hemos contratado más de 70 profesionales en este periodo. Los que estaban en plantilla caían de baja, otros que se incorporaban también… Hemos reforzado en todos los ámbitos: médicos, enfermeras, operarios…También reforzamos el servicio de limpieza para mejorar la seguridad con tareas de desinfección. Al principio, lo pasamos mal porque no conocíamos la enfermedad. Nos pilló a todos de nuevas pero tengo que dejar constancia que la gente que trabaja allí es súperprofesional. Lo han dado todo en primera línea. Además, la Residencia está bien dotada en medios materiales y humanos, Tiene médicos, enfermeros,… También compramos cañones de ozono, hemos cambiado la forma de trabajar…. Disponemos de unos recursos que otras residencias creo que no han tenido. Eso ha salvado a muchos abuelos porque han estado atendidos desde el primer momento con profesionales».

En la actualidad, el 20% de los residentes en aislamiento

En cuanto a los medios materiales, Cantarero ha agradecido las aportaciones que se han realizado desde diferentes ámbitos para contar con medios de protección, que garantizasen la seguridad tanto de residentes como de trabajadores. «Mascarillas y artículos de protección nunca han faltado. No hemos tenido el problema que han tenido en otros sitios. Teníamos material en la residencia y nos han ido aportando más tanto de la propia Diputación, hemos comprado, empresas, donaciones, particulares,… Hemos contado con la colaboración de mucha gente». La adaptación de los servicios y actividades aportadas a los mayores también ha sido otra de las necesidades que ha habido que ir cubriendo conforme avanzaba la pandemia. «Después de los primeros quince o veinte días potenciamos algunas actividades y servicios para animarles y hacerles más llevadera la estancia ya que no podían venir a visitarles sus familiares. Hemos estado haciendo videollamadas y gracias a ello hemos mantenido el vínculo con las familias. Tampoco tenían el bingo y otras actividades colectivas que antes hacían así que potenciamos ese tipo de servicios. Empezamos a trabajar con Parkinson Cuenca y estamos muy contentos con su labor. También tenemos fisioterapeutas para cuidar la movilidad. 

Estas mismas fuentes han resaltado la labor realizada por la plantilla que presta sus servicios en la residencia, «hay que agradecer y valorar el trabajo que han realziado los trabajadores y trabajadoras de la residencia desde la directora, Mª Ángeles Briones, hasta peones, auxiliares administrativos…han dado el do de pecho, lo han dado todo y los abuelos están encantados». 

Cantarero ha puesto de relieve que, las propias características de las instalaciones, han permitido a los mayores despedirse de sus seres queridos, algo que no ha sido precisamente habitua een este tipo de centros. «Nosotros, en el caso de que una persona esté mal, llamamos a los familiares. Lo hemos hecho durante este tiempo porque, dadas las instalaciones de que disponemos, tenemos la posibilidad de dividir y aislar espacios y zonas. Hemos tenido accesos diferentes y hemos permitido a los familiares poderse despedir de ellos. Lo hemos podido hacer y nos parecía que, si podíamos, lo teníamos que hacer aunque fuesen sólo dos personas y  vestidos con todo el equipamiento de seguridad, como astronautas. Pero, por lo menos, se podían despedir».