La pandemia convierte a 2020 en el año con más muertes en Cuenca desde 1957

En el año de la eclosión de la pandemia fallecieron 3.166 residentes en Cuenca, 726 más que el año previo.

La eclosión de la pandemia de la COVID-19 provocó listas de espera en el crematorio y multiplicación de duelos. Que 2020 fue un tiempo de dolor y muerte en la provincia de Cuenca, como en el resto del mundo, no es novedad alguna ni para los más despistados, aunque todavía hay escépticos que niegan que supusiera un cambio significativo. Los datos publicados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE) concretan ahora a números esa realidad. Cifras que ayudan a calibrar las consecuencias letales del coronavirus y que completan el panorama que dibujaban las estadísticas, a veces incompletas y discutidas, de la Consejería de Sanidad y del Ministerio del ramo. Durante el año pasado fallecieron por cualquier tipo de causa 3.166 personas en la provincia de Cuenca. Fueron 723 más que las contabilizadas en 2019, un aumento porcentual del 29,5%. Si se compara con 2018 el incremento alcanza las 730 defunciones en términos absolutos, más del 29,9% en relativos.

Y si se amplía el objetivo y se abarca toda la serie histórica desde que se tienen datos (1930), se comprueba que 2020 fue el año con más muertes en territorio conquense desde 1957, 63 años atrás. Murieron en aquel ejercicio 3.357 personas empadronadas en Cuenca. La gran diferencia es que entonces todavía no se había producido la gran explosión del éxodo rural que vació tantos pueblos y la población total era de 335.719 personas, 136.091 más que ahora. Un impacto relativo y una tasa de mortalidad mucho menor. 15,93 defunciones por 1.000 habitantes en 2020 frente a 9,99 seis décadas antes.

Fue aquel también un año de pandemia, la de la llamada gripe asiática, (H2N2), que se originó en otoño de ese ejercicio en China y dejó más de un millón de víctimas mortales en el mundo, unas 10.000 en España, donde golpeó sobre todo a la provincia de Vizcaya.

No todas esas muertes pueden atribuirse fehacientemente a la pandemia pero sí que hay una correlación evidente de aumento en el que también habrán influido otras consecuencias derivadas como el retraso en el diagnóstico, el colapso sanitario o los efectos negativos del confinamiento. Los 3.166 decesos anuales (8,67 al día) se repartieron de manera muy desigual en el calendario. Dos meses, marzo y abril, concentraron más de un tercio del total de muertes, coincidiendo con la primera ola epidemiológica. Murieron respectivamente 523 y 560 personas, frente a las 211 y 174 de los mismos períodos del año previo. También se observa un aumento en octubre y noviembre, simultáneo a la segunda ola.

Los datos del INE son provisionales y en este primer avance no se desglosan, a escala provincial, datos como la edad, ocupación profesional o estado civil de los fallecidos, aunque sí se especifica que entre los finados había 1.645 hombres y 1.521 mujeres.

La capital

En Cuenca capital murieron a lo largo de 2020 un total de 726 residentes, 186 más que en 2019. Un 34,44% de exceso de mortalidad que se sustentó esencialmente también en la primavera, con 137 despedidas en marzo y 139 en abril. Sin llegar a esos máximos, los peores meses de la llamada segunda ola también se tradujeron en un aumento de las muertes en octubre (52) y noviembre (47).

Nacimientos

Dentro de este informe sobre el movimiento natural de la población, el INE también informa de que durante el año pasado nacieron 1.176 bebés de madres con residencia en algún municipio conquense. Son 1.190 menos que los que murieron. Es decir, por cada nacimiento hubo 2,69 muertes, un dato que lastra el dato de la población general, que empeora a pesar de que el saldo migratorio fue positivo, con más nuevos pobladores que emigrados.

La diferencia muertes/nacimientos se debe tanto al notable incremento de los fallecidos como a otro nuevo descenso de la natalidad. En 2019 nacieron en la provincia de Cuenca 1.389 niños y niñas, 213 más.

En la ciudad de Cuenca se ha pasado de 425 a 351 neonatos de un año a otros. Una referencia que quizá ayude a entender el impacto de estos guarismos está en el último proceso de admisión de alumnado, donde se ofertaron 588 vacantes para el primer curso del segundo ciclo de infantil (niños de 3 años). Los puestos vacantes equivaldrían casi a diez clases completas con las ratios legales actuales.