Hace diez días un grupo de particulares encontró en Ronda Oeste una bolsa de plástico con seis gatos abandonados en su interior, uno de ellos sin vida. Esta situación, según expone Victoria Aguilar, presidenta de la protectora SOS Rescue Gestión Felina, es frecuente en Cuenca, la que considera «ciudad paradigma del animal abandonado en la calle». Aguilar, que lleva 25 años cuidando de gatos abandonados y 8 coordinando la protectora, asegura que decenas de felinos mueren al día en las calles de la capital bien por abandono, envenenamiento o atropellos.
Hoy, martes 17 de agosto, es el Día internacional del Animal sin Hogar. En Cuenca capital hay actualmente alrededor de 5.000 gatos abandonados, según apunta Aguilar. «Desde 2017 intenté hacer un censo de colonias: dónde estaban, cuántos animales de media tenían… En febrero de 2019, identifiqué 81 colonias, aunque había mucha más», afirma.
Las zonas colindantes al Parque de los Moralejos, el Castillo o el Paseo de San Antón son algunas de las que albergan las colonias más grandes de gatos en Cuenca, según expone la presidenta. Cerca del Instituto Pedro Mercedes, Aguilar apunta que hay una colonia de alrededor de 42 animales y añade que en Ronda Oeste, donde se encuentra otra de las grandes, «los atropellan todos los días».
La presidenta de la protectora afirma que el problema es «exponencial». «Una gata está pariendo tres camadas en un año y cada camada es de 3 a 6 crías», asegura. A día de hoy son dos las protectoras que trabajan en la gestión y cuidado de los felinos abandonados en Cuenca: Bonamiko y, como ya se ha mencionado, SOS Rescue Gestión Felina. En la protectora de Aguilar colaboran dos voluntarios. «A mediados de abril recogimos 38 gatos lactantes, que necesitan cuidados cada dos o tres horas», expone, «actualmente tenemos doce lactantes, siete adultos y cuatro cachorros de tres meses».
Controlar las colonias
El alcalde, Darío Dolz, afirma que el Ayuntamiento «está dispuesto a ceñirse a la ley de bienestar animal que está vigente y que se encuentra en contacto con el Colegio de Veterinarios para iniciar una campaña de castración» con la que controlar el crecimiento de las colonias urbanas felinas. Desde el Ayuntamiento también exponen que «ya hay un borrador de dicho convenio y un listado de los veterinarios dispuestos a colaborar». Mediante este acuerdo se propone «la captura, esterilización y suelta» de los gatos callejeros en Cuenca. Apuntan, además, que bajo este convenio se prevé poner «una placa de control» a los animales, así como «gestionar las plagas de enfermedades».
Según Aguilar, en septiembre de 2019 el Ayuntamiento expuso la posibilidad de «comprar una partida de pienso para las colonias» y que se haría un carnet para habilitar a ciertos ciudadanos voluntarios para proporcionar el alimento a los felinos. Asimismo, Aguilar también alega que se reunió con la institución en el pleno de mayo de este año para negociar sobre la problemática y, según apunta, «se volvieron a prometer convenios». «Se iba a hacer una partida presupuestaria para esterilizar a los gatos», afirma y añade «aquí en Cuenca no se ha firmado ni un solo convenio con ninguna protectora local para hacer un control de colonias».
La presidenta de la protectora atestigua que el crecimiento exponencial de las colonias también tiene como consecuencia la agresión a los alimentadores particulares por parte de vecinos «que no quieren que haya concentraciones de gatos cerca de su casa». Particulares sin los que, como afirma la presidenta, las terrazas del centro de la ciudad estarían repletas de gatos en busca de sustento.
Aguilar expone que Diputación firmó un convenio con el Ayuntamiento en 2002 para abrir una perrera provincial, «hay un trabajador del Ayuntamiento con vehículo que recoge a los perros». Una situación que se plantea diferente cuando se habla de gatos, ya que como apostilla Aguilar «las protectoras no pueden hacerse cargo de todos los animales sin recursos económicos». La presidenta asegura que, si la situación se mantiene como está actualmente, interpondrá un recurso contencioso administrativo. «Nos queda pedir una pequeña ayuda a la Junta o Diputación, es lo único que nos queda a las protectoras», lamenta.
