La asociación «Proanimal» ha interpuesto un recurso de alzada ante la Resolución de la Consejería de Desarrollo Sostenible de 27 de noviembre de 2020 que «declara la caza como actividad necesaria, a fin de permitir burlar la perimetración autonómica para los cazadores de toda España que quieran venir a divertirse matando animales en nuestra región».
Este colectivo entiende que la norma citada «vulnera derechos fundamentales, como la vida y la integridad física de las personas, así como falta de competencia por parte del Director General para dictar dicha resolución. Hemos solicitado la inmediata adopción de la medida cautelar de suspensión de la misma, advirtiendo a la Consejería que, en el supuesto de que hagan caso omiso, interpondremos la correspondiente querella criminal».
Proanimal considera que la resolución «se realiza con absoluto desprecio de la salud pública, pues abre las puertas de Castilla-La Mancha a unos 2.000 cazadores de otras Comunidades a los que no se les exige más requisito que tener permiso del titular de un coto para pasar el fin de semana en Castilla-La Mancha (o el tiempo que acuerden con el titular cinegético). El justificante de asistencia a las cacerías ni siquiera impone el deber de hacer constar los datos de licencia del cazador, por lo que implicaría que cualquier persona podría burlar el estado de alarma y venir a nuestra Comunidad con tan solo un justificante emitido por un titular de un coto». Asimismo, destacan que la actividad cinegética «tan importante debe ser, al parecer, que la posibilidad de extender el coronavirus por nuestra región carece de importancia. La vida humana pasa a un segundo plano cuando se trata del sacrosanto derecho a cazar».
Por último, este colectivo asegura que «sea como fuere, la salud de los castellano-manchegos importa menos que la de otros españoles, ya que lo importante es, al parecer, que Castilla-La Mancha siga siendo el coto de España. Nuestra vida no vale tanto como las cuatro perras que se van a dejar los cazadores de otras Comunidades en propinas miserables a los lugareños que limpian, cocinan y velan por su mayor bienestar y confort (y todo en negro, por supuesto)».
