Ante la activación del Plan Específico ante el Riesgo por Fenómenos Meteorológicos Adversos (METEOCAM) para toda Castilla-La Mancha, ANPE insiste «en la necesidad de establecer un Protocolo ante inclemencias meteorológicas con las medidas de prevención, seguimiento y respuesta que se estimen oportunas ante estas situaciones».
ANPE «ya ha pedido en varias ocasiones, tanto en Mesa Sectorial de Educación como en el comité de Seguridad y Salud Laboral, que, entre otras medidas de prevención, se elabore un Protocolo que garantice la seguridad del profesorado y del resto de la comunidad educativa, con el fin último de evitar situaciones de riesgo, y que regule todos los escenarios posibles, incluida la activación automática de la enseñanza a distancia por la imposibilidad de asistir presencialmente a los centros».
Un protocolo que, «ante los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología de nivel amarillo e incluso nivel naranja por fuertes vientos, lluvias y fuertes nevadas en diferentes zonas de todas las provincias de la región, se hace urgente, puesto que los centros educativos, especialmente los equipos directivos, deberían disponer de instrucciones claras con el fin de preservar la seguridad del alumnado, profesorado y familias, así como poder articular, con la mayor celeridad posible, los mecanismos de comunicación a todos los miembros de la comunidad educativa, que eviten situaciones de riesgo innecesarias en las carreteras, o incluso en los propios centros».
Además, teniendo en cuenta que «las consecuencias de estas inclemencias se podrían producir los días posteriores, como restos de hielo en el acceso a los centros, en ventanas y tejados; zonas sombrías en los patios; caídas de ramas; sobrepeso de nieve en cubiertas y porches, etc., este protocolo debe recoger que no es función del profesorado, como ya ocurrió con el temporal ‘Filomena’, sino técnicos cualificados de los ayuntamientos o de la administración educativa, según corresponda, los encargados de las labores de revisión y evaluación de la seguridad de los centros educativos y sus accesos».
Este protocolo «debe tener en cuenta también, a efectos de evitar situaciones que puedan generar algún riesgo innecesario, que son muchos los alumnos que utilizan diariamente las rutas de transporte escolar y los docentes que tienen que desplazarse a sus centros de trabajo, incluidos los que además deben desempeñar sus funciones en varios centros utilizando sus propios vehículos, especialmente en las zonas rurales».
Por todo ello, ANPE «urge a la consejería de Educación que establezca de manera inmediata un Protocolo de Actuación ante Inclemencias Meteorológicas, con instrucciones claras para los centros educativos con el fin de preservar la seguridad del alumnado, profesorado y familias».