El sol ha acompañado sin reservas en el arranque del Concurso Hípico Nacional de Saltos de Cuenca, que este jueves ha abierto la pista con un ambiente alegre y concurrido. Desde primera hora de la tarde, el galope de los caballos se ha mezclado con las voces del público en las gradas y la expectación propia de un certamen que ya es cita obligada del verano conquense, coincidiendo con la Feria y Fiestas de San Julián y la Feria de Artesanía en el recinto anexo.
Los mejores jinetes de todas las edades se han dado cita en un evento en el que no ha faltado un público entregado. Llamaba especialmente la atención la presencia infantil con pequeños grupos de niños en las barreras de la pista que seguían con ojos muy abiertos cómo los cascos golpeaban con ritmo firme la arena y las crines ondeaban al tomar los saltos.
En los boxes lucía un espectáculo de equinos de envergadura impecablemente cuidados que lucían brillantes al sol. Antes de saltar a la pista algunos ejemplares marcaban el terreno con un trote impaciente antes de entrar al recorrido, mientras que otros de mirada más tranquila, casi cómplices de sus jinetes, parecían conocer de memoria cada obstáculo.
La novedad más comentada han sido las apuestas informatizadas, que este año por fin se han materializado. Aunque las colas han sido largas en algunos momentos, el sistema se ha mostrado ágil y ha permitido que los aficionados pudieran apostar sin sobresaltos en los quince minutos entre series. El murmullo de comentarios, predicciones y bromas ha sido uno de los sonidos habituales de la jornada, que actuaba como banda sonora del encuentro, sumando emoción al espectáculo deportivo.
El primer día del encuentro deja, en definitiva, un balance inmejorable con buen tiempo, gradas animadas y esa mezcla de deporte, tradición y convivencia que hace del Concurso Nacional Hípico de Saltos una de los eventos más queridos por los conquenses en los días festivos de agosto.


























