Rubén Martínez, el profesor convertido en granjero que lidera el sector del huevo ecológico desde la Parrilla

Este miércoles recibe el premio CECAM, un galardón con el que la patronal le reconoce como “un ejemplo de empresario que ha favorecido la lucha contra la despoblación, generando ese valor económico y social en nuestra tierra”

Rubén Martínez (izquierda) junto a Ángel Mayordomo

El empresario conquense Rubén Martínez, presidente ejecutivo del grupo avícola Rujamar, recibe este miércoles el premio CECAM por la provincia de Cuenca, un galardón que se otorga en base a la elección de las organizaciones empresariales provinciales y que busca apoyar la labor de las personas y compañías que contribuyen al desarrollo económico de la región.

El secretario general de CEOE CEPYME Cuenca, Ángel Mayordomo, reconocido también por la Confederación Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha por su contribución al asociacionismo empresarial en la región, ha manifestado que Rubén Martínez “para Cuenca y para nuestra situación económica es un valor muy importante, es un ejemplo de empresario que sin duda ha favorecido la lucha contra la despoblación, generando ese valor económico y social en nuestra tierra”.

Martinez se hace cargo de la empresa en 2002, cuando la cabaña avícola era de 30.000 gallinas, ahora, veinte años después, la cifra es de dos millones. Una historia de éxito que, como el propio empresario relata, arrancó de forma casual y en un momento de gran tristeza, debido al temprano fallecimiento de su hermano. Este suceso le empujó a abandonar su carrera como profesor de Educación Física e iniciar un nuevo camino en la empresa familiar:

“En el 2002, que fue cuando se fundó Rujamar, un hermano mío falleció en un accidente de tráfico con 18 años. Fue una catástrofe para mi familia y yo tuve que dejar mis estudios y mi carrera profesional para venirme a mi casa, que es una de las cosas que más orgulloso estoy de mi vida, el haber estado con mi con mi madre, con mis hermanas, con mi padre, que hacía mucha falta en casa”.

En ese momento, la empresa tenía un empleado, facturaba 40.000 euros al año y sus planes de futuro pasaban por la construcción de una fábrica de piensos. Tras unos años en los que se mantuvo el mismo nivel de actividad, marcados además por la muerte de su padre dos años después, en 2009 lograron ajustar su situación económica, condicionada por inversiones previas, y comenzaron su proceso de crecimiento.

Y en 2018, el empresario toma una decisión que marcaría el futuro de la compañía: eliminar las jaulas. Afirma que supuso “fulminar” una inversión de 4 millones en equipamiento y que se granjeó las críticas y la incomprensión de gran parte del sector, pero que siguió adelante convencido de que “el bienestar animal está por encima de la rentabilidad”.

Aunque la rentabilidad también se consiguió. Actualmente la compañía lidera la producción de huevo ecológico en España, cuenta con 200 trabajadores, una facturación de 50 millones y diversos planes de expansión en marcha, como la futura instalación de sus oficinas centrales en la ciudad de Cuenca. Sus centros de producción se encuentran en San Lorenzo de la Parrilla, Honrubia y Saelices, y acaban de adquirir uno en Mondéjar (Guadalajara).

De cara al futuro, Martínez anuncia que, además del respeto al animal, la empresa seguirá apostando por la sostenibilidad, y junto a la eliminación de los plásticos, objetivo ya cumplido, planea instalar placas solares en todas sus instalaciones con el objetivo de alcanzar la autosuficiencia energética.

Dos proyectos que se complementan con la apuesta contínua por la innovación, a través del desarrollo de un centro propio de investigación I+D+i, el fomento de la implantación de técnicas de Sexado In Ovo y la reciente incorporación de la tecnología BlockChain con el sistema de trazabilidad TraceFood en la cadena de suministro de Rujamar. Un espíritu pionero que le ha llevado a colocar su empresa familiar como uno de los referentes del sector avícola ecológico en el país.