El Vía Crucis de Jesús Amarrado recorre las calles de San Antón en un frío viernes cuaresmal

El sentir nazareno de Cuenca se reencuentra con la Cuaresma en un multitudinario vía crucis presidido por la imagen de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna

Un año más las callejuelas estrechas del barrio de San Antón se han convertido en las protagonistas de este primer viernes de Cuaresma en la ciudad. Jesús Amarrado ha devuelto la Cuaresma al sentir nazareno de los conquenses en una multitudinaria celebración en la que no han faltado el recogimiento y la devoción.

En torno a las ocho de la tarde daba comienzo la primera celebración cuaresmal tras la imposición de la ceniza durante el pasado miércoles. El Vía Crucis dio comienzo tras la eucaristía presidida por el obispo de Cuenca, José María Yanguas, a quien la hermandad de Nuestro Padre Jesús Amarrado a la Columna le hizo entrega de un obsequio en agradecimiento por los servicios prestados a lo largo de estos años al frente de la Diócesis.

Las inmediaciones de la iglesia de la Virgen de la Luz se encontraban abarrotadas de fieles que se dieron cita para participar en la tradicional celebración religiosa. Tras la salida, el golpeo de las horquillas sobre el asfalto marcaba el latir de la devoción nazarena que recuperaba su pulso a medida que se iniciaba el ascenso por el barrio de San Antón. Lugareños y vecinos de otros puntos de la ciudad eran testigos de los diferentes momentos de la Pasión de Cristo que se fueron narrando durante las catorce estaciones.

El crepitar de las llamas de las velas, la solemnidad de los cantos y una nube de incienso acompañaban al elegante trascurrir de la talla de Luis Marco Pérez en su recorrido por las calles conquenses. Diferentes generaciones de la mano para contemplar el inicio del tiempo litúrgico que conducirá a una nueva y cada vez más próxima Semana Santa.