La ausencia de lluvias veraniegas está provocando que esta vaya a ser, en el mejor de los casos, una campaña tardía de setas y hongos tardía en la Serranía de Cuenca. El territorio conquense es uno de los más privilegiados de España para la encontrar níscalos (los rebollones para los valencianos) y otras especies y eso lo sabe hasta la Inteligencia Artificial. Hemo preguntado al sistema ChatGPT de Open AI que aplique toda la información de la que dispone y razone en función de varios criterios para decirnos cuáles son los mejores cinco pueblos de la provincia conquense para coger setas. Más que de pueblos habría que hablar exactamente de entornos o de términos municipales. Esta es la selección de la IA y los motivos que sostienen su elección.
Valdemeca
Los pinares de Valdemeca son conocidos por su abundancia de níscalos (Lactarius deliciosus) en otoño, que crecen tanto en suelos húmedos como en zonas algo más despejadas. También aparecen boletus (Boletus edulis), muy apreciados por su calidad culinaria. La altitud mantiene frescos los montes, alargando la temporada. Aquí existe un coto regulado, por lo que es necesario informarse y obtener pase antes de salir al monte.
Zafrilla
A más de 1.400 metros, Zafrilla ofrece uno de los ecosistemas más fríos y húmedos de la provincia. Sus pinares producen níscalos grandes y firmes, además de boletus en las umbrías. Es menos visitado que otros pueblos, lo que permite recolectar en un entorno tranquilo. No tiene coto específico, pero conviene siempre preguntar por posibles limitaciones locales.
Uña
El entorno de la laguna crea un microclima que favorece la diversidad: boletus en los pinares, setas de cardo (Pleurotus eryngii) en praderas y claros, y perrechicos (Calocybe gambosa) en primavera. El buscador encuentra aquí un calendario casi continuo de especies. La presión recolectora es alta y se insiste en recoger solo lo que se vaya a consumir.
Beteta
Los pinares del entorno de Beteta son generosos en níscalos, que suelen aparecer en cantidad tras otoños lluviosos. También es tierra de setas de cardo, habituales en los prados y bordes de caminos. La tradición micológica está muy arraigada en el pueblo, y muchas familias prepara platos caseros. Hay normas de uso del monte que deben respetarse.
Buenache de la Sierra
Cercano a la capital, Buenache combina pinares, quejigos y pastizales que ofrecen desde boletus hasta colmenillas en primavera. Esa diversidad hace que sea uno de los destinos más apreciados por los recolectores locales. Se debe recoger siempre con moderación y siguiendo las recomendaciones básicas de conservación.














