Cruz Roja mantiene su labor social en Mira un año después de la DANA

Talleres de bienestar emocional, acompañamiento o tramitación de ayudas entre las cuestiones en las que ha prestado ayuda la entidad.

Tras un año desde que la DANA afectara localidades de Cuenca, Valencia, Albacete y Málaga en una situación sin precedentes a nivel nacional que dejó miles de personas afectadas, centenares de fallecidos e infraestructuras dañadas, Cruz Roja Española cifra en más de 143.000 las personas atendidas a nivel nacional, 61,5 millones de euros ejecutados, y una estrategia a tres años que «sigue reconstruyendo vidas y comunidades», aseguran desde la entidad.

En el caso conquense de Mira y tras haber sido activada por el Plan de Emergencias de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la entidad desplazó al terreno a 24 personas entre técnicos y voluntarios durante nueve días en los que Cruz Roja «se encargó de la preparación y distribución de alimentos y suministros básicos para las familias afectadas y los equipos de intervención, así como de la clasificación y organización de las donaciones recibidas por el Ayuntamiento de Mira», destacan desde la entidad. La organización también recuerda que apoyaron a los servicios sociales la tramitación de ayudas para necesidades básicas en Mira.

Transcurrida la fase más crítica Cruz Roja centró sus esfuerzos en el bienestar emocional de la población afectada. Desde el 23 de abril, la organización desarrolla dos veces por semana un taller destinado al bienestar emocional para personas mayores afectadas por la DANA en el que participan una veintena de participantes. En esta iniciativa, mediante ejercicios de memoria y estimulación cognitiva con gimnasia adaptada y actividades de socialización, ofrecen un espacio de apoyo, convivencia y bienestar que en palabras de vecinos de la localidad como Amelia, que con sus 82 años asiste al taller supone «una ayuda para sobrellevar la tristeza».

Igualmente, señalan desde la entidad, se ha dado respuesta a «necesidades puntuales» planteadas por personas afectadas por esta catástrofe. Entre otras acciones destacan que se facilitaron los traslados médicos de un matrimonio octogenario, temporalmente reubicado en El Peral (Cuenca) tras perder su vivienda en Paiporta (Valencia), asegurando la continuidad de sus tratamientos y el acompañamiento necesario desde junio hasta la actualidad.

En cuanto a las ayudas de primera necesidad, «se trabaja de manera coordinada con los servicios sociales de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento de Mira y otras entidades locales», apuntan desde la organización. Cruz Roja defiende que «muchas de estas necesidades se pudieron cubrir con las donaciones recibidas», por lo que la entidad se encargó de preparar y distribuir lotes de alimentación, higiene y limpieza. Además, aseguran se gestionaron una decena de prestaciones destinadas a material escolar, gafas y alquiler, dentro del marco del Plan de Respuesta ante la DANA.

Ante todas estas acciones tras un año, Cruz Roja pone en valor «la excelente coordinación con la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento y las entidades locales, así como la rápida y comprometida respuesta del personal técnico y voluntario de Cruz Roja». Asimismo, han querido destacar «la importancia de trabajar a medio y largo plazo la salud y el bienestar emocional de las personas afectadas», un aspecto que desde esta organización, especializada en emergencias, «tiene muy presente» y que, aseveran, constituye su «eje de intervención actual», según apunta Marta del Pozo, coordinadora provincial de Cruz Roja en Cuenca.

Cruz Roja, una apuesta de apoyo por la DANA a tres años vista

Desde que se produjo la emergencia, activó un «ambicioso» Plan de Respuesta a tres años, para «articular una respuesta integral, territorializada y centrada en las personas» en la que «no se dejara a nadie atrás y se acompañara a las personas en la reconstrucción de sus vidas». Con la implicación del voluntariado, el personal laboral y las alianzas público-privadas se han canalizado recursos y acciones como la entrega de ayudas económicas o la formación en preparación ante futuras emergencias.

En lo referente a la dotación económica, de los 115 millones de euros recaudados de donaciones (48 millones de particulares, 58,7 de empresas y fundaciones, 5,5 de otras Cruces Rojas y 2,8 de administraciones públicas), la entidad ha ejecutado ya el 54% de los fondos, a través de 7.000 personas movilizadas y cerca 490.000 asistencias. En este sentido, Cruz Roja ha identificado y valorado las necesidades a medio y largo plazo, tanto en cuanto a los particulares afectados para la rehabilitación de viviendas o la entrega de electrodomésticos, como el soporte a negocios afectados, de los que el 90% de los comercios atendidos por la organización han conseguido reanudar su actividad.

Desde la entidad se ha apoyado también para facilitar la movilidad y autonomía de las personas con sillas oruga eléctricas, así como con la entrega de más de 400 productos de apoyo como camas articuladas, sillas de ruedas y andadores y se han cubierto las necesidades de atención domiciliaria, y entregado. Cruz Roja también ha facilitado el acceso a derechos y orientaciones jurídicas en acciones relacionadas con las aseguradoras o con los cambios en la ley de extranjería.

La preparación ante desastres no es algo nuevo para Cruz Roja. Por ello, cuenta con una Estrategia de Reducción de Riesgos de Desastres que pone el foco en fortalecer la resiliencia de las comunidades y mejorar su capacidad de respuesta ante emergencias, lo que se logra a través de la promoción de la resiliencia comunitaria, la preparación y respuesta ante desastres, y la adaptación al cambio climático. Incluye también la capacitación en identificar riesgos, la implementación de sistemas de alerta temprana, y la realización de actividades para mitigar los efectos del cambio climático.

Como una estrategia de prevención sostenida en el tiempo, Cruz Roja ha llevado a cabo talleres de preparación ante nuevas emergencias y ha planificado simulacros y actividades prácticas para que las familias puedan elaborar sus propios planes de emergencia domésticos, incluyendo rutas de evacuación, puntos de encuentro y gestión de suministros básicos. Con el fin de reforzar estas acciones, se han preparado mochilas de emergencia para entregar a las personas participantes de los talleres. Estas mochilas llevan material esencial para estar preparados ante una nueva emergencia, tales como batería solar, radio de dinamo, funda protectora de documentación, manta para frío y calor, entre otras, priorizando aquellos materiales más difíciles de conseguir en el mercado, bien por el stock o por su coste.