Durante la primera mitad del año se registraron en la provincia de Cuenca 1.146 accidentes laborales, según los datos difundidos recientemente por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. El confinamiento se deja notar en la cantidad (en 2019 se contabilizaron 2.891) aunque el saldo mortal es superior al de los años precedentes.
La mayoría de estos episodios han sido catalogados como leves: 1.060 en jornada y 57 in itinere, en el desplazamiento desde el domicilio al lugar de trabajo y viceversa. El número de graves se sitúa en 19, 3 de ellos los trayectos.
Pero el dato más contundente es el de accidentes mortales, que alcanzan los 10, multiplicando por 5 los de todo el año pasado. El Ministerio desglosa las muertes entre las producidas en la misma jornada (9) y otra en in itinere.
Además, señala que 1 de los fallecimientos es un caso de accidente por COVID-19 de los 13 que ya se han reconocido en toda España.
El dato conquense llama la atención porque a pesar de que su masa laboral y demográfica es muy reducida supera las muertes de un gran número de territorios. En Castilla-La Mancha encabeza la lúgrube clasificación concentrando un 33% de los casos. Y presenta cifras más altas que comunidades autónomas completas como Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Extremadura, Navarra y La Rioja, igualando a Murcia.
Todos los fallecidos eran asalariados. Esa tipología de víctima padeció 16 accidentes graves frente a 5 de los trabajadores por cuenta propia.
