Diez lugares de Cuenca para disfrutar de los colores del otoño

Sus hoces, ríos y bosques caducifolios ofrecen postales únicas, mientras los pueblos serranos respiran calma y tradición.

Cuando llega el otoño, la provincia de Cuenca se viste de dorados, rojizos y ocres. Sus hoces, ríos y bosques caducifolios ofrecen postales únicas, mientras los pueblos serranos respiran calma y tradición. Para quienes buscan escapadas de fin de semana o rutas de senderismo entre colores intensos, estos diez enclaves son imprescindibles en territorio conquense.

Nacimiento del río Cuervo

El Nacimiento del río Cuervo, junto a la Vega del Codorno, es uno de los emblemas naturales de la Serranía de Cuenca y del Sistema Ibérico. Cascadas sobre travertinos y un bosque de arces, tilos y acebos crean un entorno mágico, donde el otoño pinta de rojo, naranja y dorado cada rincón. Los senderos son accesibles y permiten recorrer la zona sin prisas, disfrutando de los pequeños saltos de agua y los reflejos del sol sobre el líquido elemento.

Laguna de Uña

La laguna de Uña es un remanso de tranquilidad rodeado de montañas. Sus aguas reflejan los chopos y álamos de ribera, multiplicando el espectáculo cromático. El mirador del Escalerón y las pasarelas de madera permiten recorrer la laguna con facilidad, mientras los bosques de arces y avellanos en las laderas se tiñen de rojo intenso y amarillo brillante.

Ventano del Diablo

Este balcón natural ofrece una vista espectacular sobre la hoz del Júcar. En otoño, la luz baja del sol intensifica los contrastes entre los pinos perennes y los árboles de ribera que bordean el río. Es un lugar perfecto para un alto en el camino, desde donde se pueden contemplar las curvas de la hoz y planificar rutas a pie por los senderos cercanos.

Hoces del Júcar y el Huécar en Cuenca capital

No hace falta salir de la ciudad de Cuenca para disfrutar del otoño. Un paseo por la Hoz del Huécar, comenzando al l pie de las Casas Colgadas, permite ver cómo los nogales, chopos y tilos pintan de amarillo la zona, creando un contraste sorprendente con la piedra medieval de la ciudad. Lo mismo sucede con la otra Hoz, la del Júcar, y su ribera, con caminos y enclaves como Las Grajas, el Recreo Peral y el camino de San Julián El Tranquilo. Desde el mirador del Castillo, la vista general de la ciudad envuelta en colores otoñales es inolvidable.

Hoz de Beteta

El cañón del Guadiela es un espectáculo natural donde los acantilados calizos se mezclan con arces y avellanos que en otoño adquieren tonos intensos. Beteta sirve de base para recorrer senderos interpretativos y miradores seguros, descubriendo un entorno más agreste y silencioso que otros puntos de la Serranía.

Embalse de La Toba

El embalse de La Toba ofrece vistas panorámicas del Júcar y los bosques que lo rodean. En otoño, las orillas se llenan de colores cálidos y reflejos que se multiplican en sus aguas tranquilas. Es un lugar ideal para paseos cortos o para fotografiar el paisaje sin alejarse de la carretera.

Los Callejones de Las Majadas

Formaciones kársticas de piedra gris se mezclan con pinos y pequeños bosques de ribera, ofreciendo un contraste espectacular con los arces y robles otoñales. Los senderos señalizados permiten recorrer este laberinto natural y capturar postales únicas, especialmente con la luz de la mañana.

Parque de fauna de El Hosquillo

Este parque combina fauna y naturaleza: ciervos, gamos, osos y lobos en semilibertad entre bosques eurosiberianos. En octubre, el follaje se tiñe de tonos cálidos, haciendo del paseo por sus senderos una experiencia visual y sensorial que encanta a adultos y niños. Es necesaria reserva previa.

Hoz de Tragavivos

Menos conocida que otras hoces, la Hoz de Tragavivos, por el Puente de Vadillos, es un cañón profundo y agreste, rodeado de chopos, fresnos y arces. Sus senderos homologados permiten recorrer el río Guadiela con tranquilidad, disfrutando de un otoño más salvaje y silencioso.

Chorreras del Cabriel (Enguídanos y Víllora)

El tramo del Cabriel que forma cascadas y pozas se rodea de chopos y sauces que en otoño crean un espectáculo de color. Las rutas señalizadas (PR-CU-53) permiten recorrerlo con seguridad y descubrir los saltos de agua y formaciones tobáceas que caracterizan este Monumento Natural.

Consejos para aprovechar la escapada

  • Época ideal: Mediados de octubre hasta la primera quincena de noviembre, dependiendo de la altitud.
  • Bases para pernoctar: Uña, Las Majadas, Beteta, Villalba de la Sierra o Cuenca capital.
  • Equipo recomendado: Calzado de senderismo, ropa por capas, agua y GPS/offline maps.
  • Respeto por la naturaleza: Sigue las sendas homologadas, respeta accesos restringidos y no te salgas de las áreas señalizadas.