Detectadas 34 muertes de aves silvestres por gripe aviar en Cuenca: se prevén más casos las próximas semanas

Los agentes medioambientales han detectado ejemplares fallecidos en la laguna de Manjavacas y los embalses de Alarcón y Buendía.

La provincia de Cuenca ha registrado 34 de casos de gripe aviar en aves silvestres hasta este miércoles 12 de octubre, según ha confirmado a Voces de Cuenca José Azcoitia, coordinador provincial del Cuerpo de Agentes Medioambientales. La laguna de Manjavacas, en Mota del Cuervo, concentra la mayoría de los ejemplares afectados —más de veinte grullas y un flamenco—, aunque también se han detectado aves enfermas o muertas en los embalses de Alarcón y Buendía.

Azcoitia ha explicado que, aunque en los últimos días no se han encontrado nuevos casos, se prevé un repunte en las próximas semanas con la bajada de las temperaturas y el avance de los movimientos migratorios. El responsable provincial de los agentes medioambientales ha explicado en este sentido que el otoño «está siendo muy seco y templado, lo que ha ralentizado el paso de las aves anátidas». Las anátidas son familias de aves que están adaptadas a la vida cerca del agua y son usualmente migratorias. Así, señala Azcoitia «cuando llegue el frío en las próximas semanas, los procesos migratorios se intensificarán y podrían aparecer más ejemplares afectados”, ha comentado.

Vigilancia reforzada y protocolos de actuación

De cara al aumento de casos y con la preocupación que esta afección ha generado en el cuerpo, Azcoita apunta que los agentes medioambientales han reforzado la vigilancia en las zonas húmedas y lagunares de la provincia, especialmente en los espacios naturales donde se concentran especies gregarias, que viven en bandadas para cooperar a la hora buscar alimento, migrar y defenderse de los depredadores. Así, los equipos de campo recorren a diario estos enclaves para localizar ejemplares enfermos o muertos y proceder a su retirada siguiendo un protocolo estricto de bioseguridad.

Para garantizar la seguridad, la Junta ha iniciado una campaña de vacunación voluntaria para los agentes, que además ya contaba con un Equipo de Protección Individual (EPI) especial con el que han comenzado a trabajar para protegerse. Dicho equipo consiste en un mono, botas, gafas de seguridad, guantes y mascarilla. El protocolo una vez se detecta un ave muerta o moribunda es recogerla con dichas medidas de protección y enterrarla para evitar que no contamine las láminas de agua en las que se encuentra o que su proceso de descomposición afecte de algún modo a la cadena trófica.

Aunque la colaboración ciudadana está siendo una parte esencial a la hora de controlar la expansión de la influenza aviar, Azcoitia advierte de que es necesario actuar con seguridad. Así, aunque «no hay que generar psicosis», el responsable provincial de los agentes medioambientales envía un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía y recuerda que en caso de encontrar un ave muerta o herida no debe manipularse bajo ningún concepto y que «lo correcto es avisar al 112, que contacta con el cuerpo de agentes medioambientales para que actuemos con seguridad», insiste.

Centros de recuperación “blindados”

En paralelo, el Centro de Investigación Agroforestal y Recuperación de la Fauna Silvestre de Albadalejito ha adoptado medidas preventivas para evitar la entrada del virus en sus instalaciones. Azcoitia relata como desde las instituciones se ha tomado la decisión de «blindar» el centro para proteger a las especies que ya están en tratamiento.

Las medidas excepcionales adoptadas son «muy parecidas a las que teníamos en la época del Covid», relata Azcoitia. De este modo, no se trasladan aves susceptibles de estar infectadas de gripe aviar y, en caso de haber traslado porque no se sospeche que el animal presente dicha infección, los agentes medioambientales encargados del traslado dejan los animales en una zona de aislamiento, sin acceder al interior del centro.

Las consecuencias si no existiera una respuesta contundente gracias a los agentes medioambientales

En este contexto, la relevancia de la labor de los agentes medioambienteales se pone de relevancia pues, si no se hubiera procedido con los protocolos, la rapidez y la contundencia con la que se han llevado a cabo los protocolos, la enfermedad podría haberse extendendido a otras especies que comparten hábitat con las grullas y los flamencos. Azcoitia explica que, si no se retirasen los cadáveres «aumentaría la mortandad y el riesgo de contagio a otras especies gregarias; las aves solitarias, como las rapaces, están menos expuestas, pero la vigilancia es clave para contener la expansión”, explica.

Por ahora, los casos en Cuenca son significativamente inferiores a los registrados en otras provincias del entorno, como Teruel, donde se han detectado más focos de gripe aviar por ser la primera parada en los movimientos migratorios. Aun así, los agentes medioambientales conquenses permanecerán en alerta durante las próximas semanas, especialmente cuando el frío reactive el paso migratorio hacia el sur.