El monasterio de Santo Domingo de Guzmán de Huete acaba de abandonar la Lista Roja del Patrimonio amenazado que elabora la asociación Hispania Nostra y ha pasado a la Lista Verde, la que recoge los monumentos recuperados.

El motivo es que ha finalizado la primera fase de rehabilitación de la iglesia en la que se ha renovado la cubierta y reforzado la estructura, lo que ha permitido que se abra al público para realizar actividades culturales. La Diputación Provincial de Cuenca tiene presupuestada una segunda fase de restauración de 450.000 euros.

Se trata de un monasterio fundado en 1393 gracias a las donaciones de Doña Catalina de Lancaster, reina de Castilla y Señora de Huete. El continuo crecimiento de su patrimonio propició que el monasterio llegase a ser uno de los más importantes que la Orden Dominica tenía en Castilla. La iglesia actual fue diseñada en 1620 por el carmelita fray Alberto de la Madre de Dios, arquitecto del rey Felipe III y del duque de Lerma. Fray Alberto entrega los planos al prior y este encarga las obras a Antonio Mazas y a Pedro del Valle: el primero cambia la portada, mientras que al segundo se le deben las dos espadañas laterales. Las tropas de Napoleón, que instalaron allí su cuartel y caballerizas, dispersaron a los monjes. El convento fue desamortizado en 1835 y vendido junto con sus bienes (el claustro se perdió al poco tiempo y la nave de la iglesia fue destinada a usos agrícolas).

El templo es de planta de cruz latina, cúpula sobre el crucero y cinco capillas laterales a cada lado. Del exterior destaca su elegante fachada, en la que, a pesar de su extremada severidad, el arquitecto consigue una obra bella y equilibrada, con un cuerpo central de orden gigante, rematado con amplio frontispicio, y los laterales, coronados por espadañas