Un ganadero reflexiona sobre los incendios: “debemos olvidarnos de las políticas que están matando el monte”

En medio de la oleada de incendios que ha asolado el país en las últimas semanas, de los que no se ha salvado Cuenca, que la semana pasada registró su jornada con más fuegos declarados, un ganadero de la Serranía ha decido exponer su opinión mientras faena con su ganado, precisamente, muy próximo a uno de esos incendios, el que se registró entre el barranco del Océñigo y el Cambron.

“Se trata de una zona bastante agreste, no tiene caminos, es de difícil acceso, y está muy sucia de maleza. Por suerte, tenemos un gran cuerpo de bomberos forestales que llegaron rápido porque se podía haber liado muy gorda y podía estar todo quemado”, explica.

El ganadero en su reflexión contextualiza la situación de la comarca, antes de lanzarse a exponer su opinión. “Estos montes de la Serranía de Cuenca siempre han sido de tradición maderera. Se sacaba madera de tipo negral, que es una madera muy buena para ebanistería y construcción. Los vecinos de los pueblos también sacaban leña para calentarse en invierno y para cocinar y, además, había una gran cabaña ganadera. Dicen los abuelos que en mi pueblo había 7.000 cabezas de ganado, ahora solo están las mías, que son 450”, explica.

Con lo expuesto, considera que entonces “existía un equilibrio perfecto, era lo más sostenible que hay. Estaban los animales bien, estaba el monte cuidado, todos sacaban beneficio”, opina.

Llegados a este punto se lanza la pregunta sobre lo qué está ocurriendo ahora con este caudal de focos. “Ahora madera no se saca, los maderistas no pueden entrar porque no han hecho vías de saca, y con mulos no lo van a sacar, claro. Por las políticas de hace varias décadas los vecinos tienen prohibido sacar leña del monte, no pueden tocar nada de monte. Es mejor calentarse con gasoil, es más sostenible”, se lamenta.

Añade, además, centrándose en su caso personal, que hace unos años recibió una carta de la administración a través de la que se le prohibía acceder a la sierra, concretamente, a la zona del Océñigo, que es precisamente donde se declaró el incendio, fundamentándolo en su uso maderero, así como que el regenerado de los pinos es incompatible con el ganado caprino. “Como si las cabras se fueran a comer los pinos, si fuera una repoblación lo podría llegar a entender, pero un monte viejo no tiene sentido. Lo recurrí, han pasado como tres años y no he tenido respuesta todavía”, se queja.

Con ese preámbulo, lanzado entonces una basta conclusión. “Creo que se deberían cambiar las políticas, las que llevan desde hace varias décadas vaciando los pueblos, descuidando el monte, y  por las que pasa lo que pasa, que hay incendios. No me gustaría que dentro de unos años pase lo mismo, no se llegue a controlar y se queme todo”, así se arranca para rematar. “ La Serranía de Cuenca es una zona muy rica, tiene mucho monte, pero está muy descuidado, deberíamos hacer un poco de caso a lo mayores, al sentido común. Hacer las cosas como se hacían antes y olvidarnos de las políticas que llevan un tiempo matando los pueblos y matando el monte, creo que si se quiere se puede hacer. Creo que todo esto bien detrás de la agenda 2030, que nos quiere a todos calladitos, en macrociudades, sin decir ni pio, y todos dependientes, y si vives en un pueblo dependiente no eres. Espero que todo esto sirva para algo, y que se reaccione a tiempo, estamos a tiempo todavía, ojalá se hagan cosas y volvamos a lo de antaño, que nos pensamos que somos más listos ahora porque tenemos muchas cosas y hay que echar un poco la vista atrás, fijarnos en nuestros mayores, hacer lo que hacían ellos, y sentido común”.