España ha duplicado en dos años el número de ciudadanos que poseen criptomonedas, pasando del 4% en 2022 al 9% en 2024, según una encuesta publicada por el Banco Central Europeo y recogida por Newtral. El informe, realizado a más de 40 000 ciudadanos de 17 países europeos, refleja que la penetración de los activos digitales en nuestro país crece a buen ritmo, aunque todavía se mantiene por debajo de la media en varias economías del continente.
El dato español resulta significativo por la velocidad de crecimiento: en apenas dos años, el porcentaje de ciudadanos con monedas digitales se ha más que duplicado. Sin embargo, este 9% todavía contrasta con cifras más elevadas en países como Eslovenia, donde el 15 % de la población declara tener criptomonedas, o Grecia, que se sitúa en el 14%.
El BCE, en su encuesta, subraya que la adopción en España se mantiene dentro de la media de la eurozona, aunque lejos de consolidarse como un fenómeno de masas. Los expertos señalan que la evolución no puede interpretarse como un movimiento lineal. “El mercado crece, pero lo hace de manera desigual, en función de factores como la educación financiera, la confianza institucional y la regulación vigente”, apuntan fuentes del sector.
El papel de la regulación europea
La Unión Europea ha apostado por una regulación homogénea a través del reglamento MiCA (Markets in Crypto Assets), que entrará plenamente en vigor en 2025. En España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y el Banco de España ya trabajan en la adaptación de las normas para garantizar que las plataformas de compraventa operen bajo criterios claros de seguridad y transparencia.
Este marco legal tiene como objetivo reforzar la confianza de los usuarios y evitar prácticas abusivas. Al mismo tiempo, supone un reto para las empresas emergentes, que deberán cumplir con exigencias técnicas y financieras similares a las de entidades tradicionales. “El reto es equilibrar protección al consumidor con innovación”, explican analistas que siguen de cerca la aplicación de MiCA en nuestro país.
Un perfil de usuario que evoluciona
Los estudios reflejan que el usuario español de criptomonedas ya no se limita al inversor joven con gran afinidad tecnológica. Cada vez más perfiles diversificados, de distintas edades y profesiones, se acercan a este mercado. No obstante, la mayoría lo hace con inversiones reducidas, lo que indica que sigue prevaleciendo la prudencia.
En paralelo, gana relevancia la negociación con productos derivados. Según especialistas financieros, el interés por los futuros de Ethereum está aumentando de forma notable, ya que permiten a los inversores cubrir riesgos o especular sobre la evolución de precios en horizontes más amplios. Este tipo de instrumentos, más sofisticados, evidencian que parte del público español ha comenzado a dar un salto hacia estrategias de inversión más avanzadas.
Comparación con otros países europeos
El caso español contrasta con mercados más maduros en el ámbito digital. Alemania, por ejemplo, aunque presenta una tasa de adopción moderada, ha impulsado iniciativas de custodia institucional de criptoactivos. En países bálticos, como Estonia o Lituania, el ecosistema cripto se ha integrado de manera más profunda en la economía digital, con una oferta de servicios más diversificada.
España, pese a los avances, todavía arrastra cierta desconfianza social. Expertos en comunicación financiera señalan que la percepción pública está marcada por noticias sobre volatilidad y fraudes ocurridos en el extranjero, lo que frena a una parte de los potenciales usuarios. “La clave es reforzar la información veraz y la formación en materia digital y fiscal”, apuntan desde asociaciones de consumidores.
Impacto en la fiscalidad y la banca
La Agencia Tributaria española ya ha incorporado mecanismos específicos para controlar la tenencia y el intercambio de criptoactivos. Modelos como el 721, destinado a declarar saldos en el extranjero, o la inclusión de casillas específicas en la declaración de la renta son parte de la estrategia para evitar la opacidad fiscal.
Por su parte, la banca tradicional observa el fenómeno con interés creciente. Aunque todavía son pocas las entidades que ofrecen servicios relacionados con criptomonedas, varias entidades financieras han comenzado a explorar soluciones de custodia y gestión de activos digitales, anticipando una posible demanda futura de sus clientes.
Un futuro en construcción
Los analistas coinciden en que la cifra del 9 % es más una señal de inicio que un punto de llegada. La evolución dependerá de factores como la consolidación de la regulación europea, el desarrollo de plataformas seguras y el grado de confianza que la población adquiera en estos activos.
España, que ha duplicado en dos años su número de usuarios cripto, sigue todavía lejos de países líderes en la materia, pero ha dejado de estar en la cola. El movimiento es real y empieza a tener efectos en la fiscalidad, en los servicios financieros y en la conversación pública.
La fotografía que deja el BCE es la de un mercado en expansión controlada, donde la clave no está en la cantidad inmediata de usuarios, sino en la solidez de los cimientos que se construyen ahora. El tiempo dirá si este 9% es solo un punto de partida o la base de una transformación más profunda en la economía digital española.