Victoria balsámica en Nava de la Asunción

Incarlopsa Cuenca consigue dos valiosísimos puntos a domicilio (26-29)

Isra Pérez

Hay luz al final del túnel. El siempre coráceo y tenaz equipo dirigido por Lidio Jiménez ha sorteado, con bien, otro peliagudo obstáculo, el del Balonmano Nava, en esa tortuosa senda repleta de espinas por la que navega en las últimas semanas y que no siempre son sesenta minutos de juego. Sin dos de sus figuras más rutilantes ‒nada menos que el guardameta Maciel y el talentoso central Simonet‒ y todavía anhelando los goles que ya nunca llegarán de Dutra; los conquenses han asaltado con éxito una pista complicada de la categoría, pese a la ausencia de la bullanguera hinchada segoviana en las gradas locales. Incarlopsa desniveló el choque en un segundo período donde mejoró sus prestaciones defensivas y amargó a Viveros Herol con una provechosa interpretación del juego con pivote y el arte del desdoblamiento, bisada hasta la extenuación y sin oposición. La obligada necesidad táctica de los visitantes, sin lanzamiento exterior ni casi amenaza del mismo, se convirtió en fecunda virtud ajedrecística en los seis metros.

La primera mitad fue un toma y daca ofensivo, un desbocado carrusel de goles que se anotaban sin solución de continuidad. Sin preámbulos ni digestión. Casi sin justicia previa. No hubo noticia alguna de intensidad defensiva, contacto, anticipación o contundencia en las retaguardias: mala pinta para un partido de balonmano entendido en su pureza original. A Cuenca le iba bien, no obstante, ese clima desenfrenado en ataque: sin más poderío a distancia que el del brasileño Thiago, otra vez capital en momentos decisivos, la velocidad en la circulación del balón, la permuta y la incesante combinación con la segunda línea, se antojaban como buen síntoma y mejor presagio. Inicialmente y en ese registro del juego, pudimos ver alguna pista de lo que sería el equipo sin Simonet y Pérez de Inestrosa en la dirección del juego, que habrá ocasión, empleándose el mejor Bulzamini de la temporada (sí, el de Francia) en ese rol. Enseguida y con la irrupción de Ángel en la pista, el recurrente pase a pivote (natural o desdoblado), sin procelosos esquemas compositivos, trocó en inagotable e indescifrable reguero de goles. En ese diálogo permanente, la efectividad de los pivotes argentinos fue proverbial, reduciendo a la categoría de estatua de sal al fornido Patoski, exguardameta de Alcobendas o Ademar y que tanto recuerda a Emil Nielsen, el prometedor portero danés que quiere comer en la mesa, también danesa, del gran Landin.

Sin embargo, la torcida mueca inconformista del entrenador serrano, pleno de ambición, tenía razón de ser: las cosas no se estaban haciendo bien en defensa. Ni mal. No se hacían. Y ese diagnóstico conducía directamente, con un leve paliativo al paso por el vestuario, a una victoria segura. Habría que maridar de otra manera el eje central y los penúltimos del siempre inamovible sistema 6:0. El optimismo crecía, además, por otros motivos. Los chicos de la ribera del Júcar mostraban un tono físico mejoradísimo respecto a lo últimamente visto: fruto de un lógico progreso tras el confinamiento y, a cada uno lo suyo, una acertada carga física en la última semana.

No puede quedar en el tintero lo plausible y conmovedor que resulta todo lo mucho y bueno que consigue Nava. El orgullo indiscutible de una pequeña localidad y toda una zona limítrofe que ha visto como el club ha evolucionado desde una relación de filialidad con el Balonmano Valladolid, hace apenas una década, a luchar a brazo partido contra la mismísima nave nodriza. A competir más que dignamente en la máxima categoría del balonmano español, aunque su solera venga de antaño (ya doblegaron a Cuenca en una fatídica eliminatoria de Copa del Rey, acaudillados por Carlos Villagrán, su santo y seña). Y a contar, por ejemplo, con una magnífica primera línea titular que firmaría buena parte de sus rivales: Mota, Filipe y Arce, central de enorme clase y colosal esta tarde, al que bien conoce su actual entrenador Dorado (antiguo ayudante de Manolo Cadenas en León), y donde hoy juega su hermano, extremo de quilates, pedigrí, presente y futuro. Pueden permitirse lujos, incluso, como gozar de Lamariano, aunque fuera presa irremediable de la indolencia de sus compañeros.

La segunda mitad transcurrió por donde quiso Cuenca. Viró el rumbo los escasos grados que necesitaba. Mayor nervio defensivo en los rojillos, pues, con un bravísimo Samuel Ibáñez que hizo gala de explosividad, lo suyo, y colocación. Apoyado un entramado mejorado que no se intimidó, tampoco, ante ese órdago inocente de centímetros que es Simenas. Muy buena cosa lo de Samuel, por cierto. También para cuando vuelva Maciel. En muchos equipos de ASOBAL, jugaría más. Lo sabe; lo sabemos. En la faceta ofensiva, idéntica hoja de ruta y caudalosa cosecha para Incarlopsa. La defensa navera abdicó, casi desde el pitido inicial, a defender por delante del oponente sin balón, los espacios y a juntarse en la línea de seis metros para las ayudas. Y así agonizó pese a la baldía tentativa postrera de una doble defensa mixta. Por si fuera poco, Tiago terminó de cerrar flecos en ataque gracias a la sabia dosificación física de la primera mitad. Y Pizarro asomó, atención. Nacho Moya, como tantas tardes en Guadalajara, aportó tantos oportunísimos pese a jugar en una posición natural claramente subsidiaria en nuestra propuesta ofensiva; hay que buscarse la vida. Uniendo su apellido al gol, que esta tarde tenía los nombres propios de Lucas y Martín.

Se descuentan las horas, ahora mucho más ávidamente, para enfrentarnos al Guadalajara. Rival durísimo y con jugadores en formación que darán que hablar. No todo es Hombrados; ni siquiera, en su portería. Derbi importantísimo. Por todo y para todos. En ese Palacio de Hielo, eso sí, que nunca será El Sargal hasta que volvamos todos. Menuda baja ese esa.

FICHA TÉCNICA

BALONMANO NAVA (26): Patotski (Lamariano); Vujovic (2), Bernabéu (1), Seabra, Darío Ajo (2), D’Antino (2), Moyano (1), Villagrán, Rodrigo Pérez Arce (8, 3 p), Mota (2), Alonso, Marugán, Da Silva (6), Simenas (2) y Herranz

INCARLOPSA CUENCA (29): Samuel Ibáñez; Vainstein, Martin Doldán (4), Pérez de Inestrosa (1), Hugo López, Moscariello (4), Thiago Alves (6), Carlos Fernández, Pablo Cano, Bulzamini (4), Nacho Moya (6, 2p), Fede Pizarro (5) y Sergio López.