El exotismo asiático, las alturas de los Andes o las aguas cristalinas de Punta Cana están cada vez más cerca de Cuenca. La capital saborea, no tanto sus paisajes o monumentos, como sí que se adentra en su historia, su cultura y folclore a través de sus grandes atractivos: la gastronomía
El mundo, o al menos la mitad, a través de unos bocados que borran de un plumazo los miles de kilómetros de distancia. Porque la cocina internacional de casi todos los continentes continúa con su implantación y expansión por la ciudad. A menudo, gracias a los pedidos telefónico, cada vez más en auge.
Frente a la competitividad del mercado local, mucho estrenan con hambre un delantal que intenta hacerse un hueco en la oferta gastronómica y acercar un pedacito del otro lado del globo a los conquenses.
Chinos y japoneses lideran la tabla
Lo más cerca que estuvo de la comida internacional un conquense de los 90 fue a través de los famosos restaurantes chinos. Esos templos gastronómicos que revolucionaron la gastronomía tradicional con el pato agridulce, el arroz tres delicias o los rollitos de primavera, en muchos casos, se han visto obligados a evolucionar para ofrecer ‘comida asiática’. No obstante, algunos sobreviven en su estado primigenio para los apasionados de la comida china.
En la oferta que ofrece Cuenca aparece el Restaurante Gran Muralla (calle del Poeta Jesús Jiménez, 2) que tiene entre sus platos más vendidos los tallarines con ternera, el pollo frito al limón y los tallarines fritos tres delicias. Pero con una extensa carta- como suele ser habitual en estos establecimientos-, donde se hacen huecos sus diferentes sopas- como la Wan Tun o la Agria y Picante-, el Udón o el Pad Thai.
La ruta continúa por el restaurante Hong Kong (calle Ramón y Cajal, 41) donde poder elegir entre menú del día, o especiales en función de los comensales (desde 2 hasta 6) pero con opción a degustar la comida del gigante asiática a través de una vasta carta de 141 viandas, además de la oferta de shushi, que juega en liga aparte. Un primer vistazo a ese centenar de platos hace resaltar entrantes como el wan-tun frito y sopas como la de aleta de tiburón. En los platos con huevo llama la atención el mapo tofu. Además de los clásicos agrupados en los arroces y tallarines, variedad de pescados y gambas, especialidades de ternera como la que se sirve al curry, pollo con almendras o con sésamo frito. Asimismo, también ofrece una sección de platos especiales y de comida asiática.
Y, para terminar, en restaurante Amistad (calle de los Hermanos Becerril, 4) donde los clásicos copan las principales demandas como los rollitos de primavera, el pollo con almendras, la ternera con cebolla, los fideos fritos con gambas y el arroz fritos estilo Singapur.
Sin embargo, en el mapa de la gastronomía asiática ha aparecido otro gran competidor, en cuanto a base culinaria se refiere, con el aterrizaje del mundo del sushi. Hace poco más de diez años no se oían términos como teriyaki, makis o sashimi, y ahora proliferan y se buscan por doquier. Varios son los locales que han abierto sus puertas en los últimos años. Muchos con la cocina fusión como bandera, donde lo japonés se mezcla con otras marcas del continente. Uno de los nuevos establecimientos que ha apostado fuerte por la marca gastronómica japonesa ha sido EA Gastro Sushi (calle Doctor Ferrán, 5) un nuevo rincón donde satisfacer al paladar, que el pasado febrero abrió por primera vez sus puertas para saciar las actuales tendencias y surtir a los adictos conquenses con el icono de la gastronomía japonesa. Especializado en todas las piezas del sushi, desde tradicionales makis de salmón a innovadores como el de espárragos, pasando por sashimis de pez mantequilla, toro (ijada de atún) y vieira, al uramaki de atún picante o gunkang cargados de ingredientes más inusuales. Aunque su carta se narra más allá de este plato insignia con ofertas de gyozas, baos, pokes o platos calientes (yakisoba, udón y tallarines). Asimismo, ofrece maridaje con bebidas japonesas.

En la línea de los que llevan al sushi por bandera se configura también en el mapa el buffet japonés Samurai (Polígono los Palancares, 6C) La última tendencia que está proliferando en establecimientos de sushi es el modelo de buffet, pero con un nuevo concepto. No existen las barras de comida ‘self-service’, se pide como en un restaurante al uso, con la diferencia de que por un precio fijo el consumo de platos es ilimitado. Este concepto ha conseguido acercar el sushi a todos los bolsillos y, así, en Samura se puede degustar todo el sushi que uno desee o, más bien, que el cuerpo tolere. Además, ofrece una extensa carta con variedad de platos asiáticos como gambas picantes, cerdo agridulce o pollo al curry.
Sin dejar de lado el sushi, pero para aquellos que les gusta experimentar con los sabores y buscan la fusión de gastronomías se presenta Sibuya (calle Poeta Diego Jesús Jiménez, 3) que se autodefine como un lugar donde degustar el sushi «“Descubre el sushi «como nunca antes lo habías probado». Un restaurante donde hacen ahínco en destacar sus «recetas innovadoras». Además de ofrecer menú diario, en Sibuya el sushi fusión es el protagonista de su carta. Entre las sugerencias: el gunkan de carpaccio de ternera, queso tierno y salsa niku; el cristal luna, un uramaki con cobertura de arroz, relleno de atún, triguero, queso crema y salsa estilo japchae; o el donburi de arroz blanco, setas shitake con filete de cerdo tonkatsu empanado, sésamo, cebollino y teriyaki.
Y en el club de la gastronomía fusión no se puede obviar a Kadón (calle de los Tintes,1) Este restaurante materializa sobre el plato un nuevo concepto de gastronomía. Une lo antiguo y lo moderno. Mezcla lo asiático y lo europeo. Aúna lo americano y lo manchego. Con Ramen o tatakis, pretzel y pizzas. Ceviche peruano, empanada argentina o burritos mexicanos. A dar un paso más arriba del continente para conquistar el pollo Kentucky y el costillar a la barbacoa.
Otro trocito de Asia: cocina hindú
La Vista Tandoori (plaza Romero, 2) El olor a especias inunda el espacio cuando uno se adentra en este pequeño pero característico restaurante, que transporta al comensal al país del sureste asiático, y que invita a degustar especialidades como las samosas o las pakoras de pollo, los bhaji de cebolla, el pollo al korma o el pollo madrás. Sin dejar de lado, los platos aderezados con el masala (mezcla de especias característica de la India) o el famoso pan naan. Asimismo, la carta también oferta kebab de diferentes tipos. Desde el donner y el durum, a las famosas pizzas turcas, el lahmacun.

Marroquí
Restaurante La Tetera (calle Dalmacio García Izcara, 2) se define como salón de té aunque con solo cruzar su umbral cualquiera puede sentirse en el típico restaurante marroquí. La arquitectura y decoración de este establecimiento hablan por sí solos, como también los hacen algunos de sus platos como el cuscús. Aún así, la oferta es variada y también ofrece kebab y, por supuesto, el famoso té verde de menta marroquí.
Argentina
Hace más de una década que los conquenses acuden a este céntrico local para deleitarse con una buena parrilla argentina. El restaurante Gastrobar Bien Porteño (Parque de San Julián,18) al frente del que se encuentra, Adrián Serrano, ofrece una comida “ágil y trabajada” entre la que se pueden encontrar el poke de ternera argentina y la empanada salteña, provoletas, pinchos fríos y calientes, y para llenar bien el buche una buena parrillada. Además, los golosos que se reserven para el final tienen opciones como tarta de quesos con arándanos o los famosos panqueques.

Dominicana
La gastronomía dominicana aterrizó hace 15 años en Cuenca a través Soho (Avenida República Argentina,1). Restaurante que, en un principio, solo iba a contemplar platos locales, pero en el que la mano de la cocinera influyó y mucho. De origen dominicano, apostó por reflejar los más típico de la isla caribeña en una oferta que, ahora, es de lo más demandado. “El pica pollo es el plato más pedido”, adelanta Yerika Sánchez, hija de la cocinera que sirve tras la barra. ¿Qué se puede encontrar en este típico plato dominicano?: “Pollo, plátano y ensalada”. Más completo es el ‘pica to’, que además lleva patata, chicharrón, salchicha. La yaroa domincana tampoco se queda atrás, con patatas fritas, pechuga o carne picada, queso, kétchup o mayonesa.
Italiana
La comida italiana suele ir acompañada de un rugir en los adentros de las tripas, mientras se segregan jugos y el paladar empieza a llamar a degustar sabores. Si bien, entre los más pequeños triunfa, medianos y mayores tampoco le hacen ascos, todo lo contrario, suele aparecer entre las favoritas y más demandadas. Así, ya sea por la cercanía de la otra península mediterránea, por su similitud en ingredientes y técnicas culinarias, o por la rápida expansión por todo el mundo. La gastronomía italiana lleva varias décadas presente en la ciudad, con algunos que comenzaron por aquel entonces que aguantan al paso del tiempo.

Uno de los restaurantes italianos más míticos de Cuenca, que ofrece una carta donde conjugan la comida italiana con la tex-mex, hamburguesas y carnes a la parrilla es American Piccolo (calle de Gregorio Catalán Valero, 4). En este establecimiento con auténtica esencia a la Bella Italia no falta la provoleta genovesa, y el catálogo de pastas- a elegir frescas, secas o rellenas- al pesto, a la boloñesa, a la putanesca (picante), aglio e olio (ajo y aceite), entre otras variantes. El famoso risotto de monte y, como no podría ser de otra forma, calzones y pizzas variadas.
Con un ambiente que dista mucho de la tradicional, donde la vanguardia no se olvida de la tradición, pero envuelto en lo acogedor es Burro Canaglia (calle del Poeta Diego Jesus Jiménez, 4) donde dicen que “la cocina italiana es universal, pero nosotros hemos querido darle una vuelta de tuerca y por eso llegamos para ofrecerla con sabores y texturas de aquí y allá. Somos el lugar donde se reinventan los sabores tradicionales de la gastronomía italiana”. Un italiano poco al uso cuya carta ofrece un amplio abanico de platos que van desde un antipasti de carpaccio de Black Angus o unas crocchette, a pastas rellenas como los raviolis de rabo de toro. Con oferta de carnes y pescados, pasando por risottos como el de carrillera de cerdo guisada, su jugo y cebolla caramelizada, a tradicionales pizzas romanas (característica por su masa) entre las que se puede encontrar la barbacoa caramelata, con pulled pork, cebolla caramelizada y guanciale.

Y por supuesto, no se puede olvidar a la insignia de la gastronomía italiana. Puede pasar desde comida rápida a degustarse sin mirar el reloj disfrutando del ambiente. Las pizzas no comprenden de franja de edad, lugar, ni momento pero eso sí, que estén envueltas de artesanía, entre las que destacan Ciao Bella (calle de los Hermanos Becerril, 5) y Pizzeria siglo XXI (calle Mercedes Escribano,6).