Un desfile mateo para perder (y cubrir) la cabeza

El cortejo inaugural ha estado marcado por el calor, el buen ánimo festivo y los ornamentos a modo de sombrero

Es San Mateo ocasión propicia a perder la cabeza -en sentido figurado, que no se asuste nadie- y qué mejor que hacerlo con algún sombrero estrambótico cubriéndola. Es lo que han debido pensar un buen número de peñistas que han participado este jueves en el desfile inaugural de las fiestas: han proliferado gorros, gorras, cascos y pamelas de todo tipo, condición y clasificación taxonómica. Al margen de su función ornamental, los complementos han servido para protegerse de la dureza del sol sin remilgos que ha acompañado la tarde. Aunque, en contraposición, ciertos tejidos han elevado la temperatura interna, disparando las necesidades de hidratación con zurra y las peticiones de agua a los balcones. Hasta los vendedores ambulantes han adaptado la oferta a las circunstancias, con los abanicos como producto principal de su mercancía.

El calor que ha puesto a Cuenca y al resto de la Serranía en aviso amarillo este 18 de septiembre ha marcado el cortejo, dotándole de una luz especial, arremangando camisetas y exiliando sudaderas. También retrasando la llegada de la comitiva a la Plaza Mayor, ya que había grupos reticentes a colocarse fuera del espacio de sombra han tardado más en acceder. Enemigos del Agua, la primera peña, pasaba los Arcos del Ayuntamiento a las 16:16 horas mientras que La Vaca Chimba Returns, la última, lo hacía sobre las 17:10, ya con la pregonera del año pasado, Laura García, comenzando a presentar el acto del pregón.

Y eso que la puntualidad ha marcado el inicio. Sin demoras, el desfile ha arrancado a las tres y media de la tarde de la Plaza de España para adentrarse rápidamente por una calle Calderón de la Barca, donde aguardaban algunas decenas de espectadores. Los primeros en salir han sido los maromeros, con camisetas rojas en esta ocasión y hasta algún carrito de bebe ampliando la saga. Y, después un total de 30 peñas, un 65% de las inscritas en el registro oficial. Como en años anteriores no se puede decir que hubiese un gentío de participación, aunque quizá haya subido ligeramente respecto a 2024.

Parque móvil

La primera parte del pasacalles lo han protagonizado las peñas que suben al Casco Antiguo acompañadas de vehículos. Y, como es habitual, el parque móvil ha sido ecléctico, en forma y fondo. La camioneta de Enemigos del Agua -con Armando y su sombrero de copa al volante- se ha transformado en un museo itinerante con camisetas antiguas, un toro de Osborne y fotografías históricas que resumen los 40 años de historia que celebra la organización festiva. Una efeméride a la que ha puesto música la charanga taranconera El Copón Sostenido.

Menos tuneada ha ido la furgoneta de La Vaca Pá Mí, una de esas peñas pequeñas pero participativas, con un elevado porcentaje de miembros sumándose a la cita. Buena gente y buen rollo, con una sana manera de entender la fiesta. Su intimidad ha contrastado con el masivo despliegue de Vakanalla: mucho veinteañero, ejemplos de inclusión y ambiente de discoteca trasplantado al mapa urbano de Cuenca.

Similar composición sociodemográfica y parecida atmósfera la que se han respirado en Sin Vaso No Paso, donde botas y botellas han conformado el arsenal de las guerras de zurra. A falta de marchas militares, la épica sonora era asunto de los temas festivos nacidos de los instrumentos de Alcarria y Campichuelo. Otra charanga, Nos La Capela, es la que ha puesto a bailar a T’Ayudo. Y les gusta bailar mucho, por lo que se ha visto.

La danza de La Vacanería era asunto de sus DJ. Otra peña numerosa y juvenil que ha ido alfabetizando con los éxitos más recientes a aquellos que no visitan las listas más recientes de Spotify. En sus filas se ha viajado por el tiempo y por el espacio: convivían Los Picapiedra con banderas de la limítrofe Comunidad Valenciana. 

Fiesta discotequera también la que se ha montado en torno al tractor de Martín Alhaja, peña donde se han visto unos cuantos outftis más glamurosos y arriesgados, alejados del típico camiseta, vaqueros y zapatillas.

Aluvión de creatividad

Más reposado ha sido el ritmo en Última Hora, que ha desplegado ufana su artística pancarta. Lo que han ondeado con orgullo en Los Atávicos son sus ya clásicas banderas de Cuenca mientras que en Los Pies Redondos ha dado mucho juego, tanto en la calzada como en las aceras, un sencillo balón. En A Cascoporro han reducido integrantes, pero su naranja manera de transmitir alegría no lo ha notado. Que se lo digan a sus particulares conos. 

En Patrimonio han repetido con su útil grifo de cerveza itinerante, algunas faldas a modo de disfraz y ambiente intergeneracional. Esa mixtura también se ha percibido en Tentados por el Vino, donde la alegría salía de los pentagramas de Los Colgados, otra de las charangas conquenses participantes. 

Aluvión de creatividad e imaginación en La Vaca Grillá, que ha celebrado un concurso de sombreros en el desfile con un nivel elevadísimo. Bandejas con vasos, naipes, cocodrilos, peces, pingüinos, jarras, ocas y hasta Yoshi, el dinosaurio de Super Mario. Cualquier ser objeto o ser inanimado o animado ha servido para coronar las testas. 

Carnavalesco despliegue también el de Raspaná El Vacautizo, donde los sobrinos del Tío Gilito han compartido risas con la cabra de la Legión, pulpos, gallinas y gambas. Menuda mariscada.

Por los referentes televisivos patrios han apostado en La Vacachorra, con un conseguido homenaje a las frases y personajes de La que se Avecina. Ahí se ha podido escuchar a la charanga A Terciopelao con éxitos de ayer y hoy.

Con vocación marcadamente alternativa en estética y ética, en forma y fondo, se ha estrenado en San Mateo y en el desfile La Prima Matea. Y con un taurico bonete en uno de sus componentes. Casquete Antiguo, por su parte, ha bailado con la charanga Los de la Vaca y ha llenado las calles de peculiares hadas.

Con las mismas notas se movían los Bisi Visyss, que han ido sumando integrantes conforme avanzaba el recorrido, y donde las diademas de conejos daban la bienvenida a taiwaneses que andan por Cuenca aprendiendo castellano y con esta fiesta tienen una auténtica inmersión cultural en la España carpetovetónica y fiestera.

Sombreritos a juego con el naranja corporativo en BO-2 (si, sin el 0 delante del 2, ya nos hemos fustigado por el error en la revista) y hasta una Fiesta de la Espuma ambulante en Alfonso Octavas, donde las canciones, faltaría más, las ha puesto la charanga homónima.

De la MTV a Clan

La llegada de peñas como la neonata La Vaca Dorada ha sido algo así como cambiar en el mando a distancia de la MTV a Clan. Enfoque familiar y niños tanto en esta entidad como en otras como San Ateo, Sociedad Alcohólica, Los Muuu Grillaos, El Canto y la retornada La Vaca Chimba. Hasta carretones han completado la experiencia.

Tampoco han faltado lo que podríamos llamar peñas mixtas en enfoque etario y festivo. Miembros más veteranos -nacidos en los primeros 80 generalmente- que siguen al pie del cañón defendiendo sus colores a pesar de las responsabilidades laborales y familiares. Esos tipos que saben pasárselo  bien y contagiarlo, incluso a un espectador ocasional: como en Chupazurras con su rey, reina y superhéroes o en Tendidos Ceros, animados a su vez por la charanga La Jarana.

Otra charanga de autóctono y gastronómico nombre, Los Zarajos, ha acompañado a Entoavía, también sinónimo de peña populosa, festiva y proclive a los disfraces. De las Supernenas a los ingredientes de la Zurra mientras sonaba un «Ma cago en lá» que nunca falla.

Tan heterogéneo y plural mosaico de peñistas y peñas ha ido ascendiendo por Palafox, Andrés de Cabrera y la Anteplaza para desembocar en una Plaza Mayor donde en estos días se hará casi de todo menos sentar la cabeza. 

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