Un 15-J negro: una novela recrea el asalto carlista a Cuenca de 1874 y «los daños colaterales olvidados»

El autor conquense Sebastián Martínez «Tanin» presenta este martes en la FAP de Cuenca su libro 'La ciudad violada'.

Era julio de 1874 cuando en Cuenca se iba a producir uno de los episodios más violentos que ocurriría en la ciudad a lo largo de su historia. En ese momento, los conflictos entre liberales y carlistas se limitaban a pequeñas riñas y alguna que otra paliza que no llegaba a más. Pero la derrota en la toma de Teruel puso a Cuenca, con tal solo 13.000 habitantes, en el foco de un nuevo objetivo para el infante Alfonso de Borbón y Austria.

El 15 de julio de ese año, las tropas carlistas, formada por 15.000 soldados, entraron en la pequeña ciudad amurallada tras un acontecimiento inesperado, dejando por su paso más de 100 conquenses muertos de ambos bandos y cuya historia fue callada y silenciada. Cuatro años más tarde, en 1878, se instaló el ‘Mausoleo del 15 de julio’ en recuerdo de las víctimas del asalto carlista a la ciudad en el entorno de lo que actualmente es el edificio ICONA en la calle de Las Torres. Sin embargo, el monumento fue derribado en 1944 tras la Guerra Civil.

Ahora, una novela histórica del autor conquense Sebastián Martínez «Tanin» recrea este episodio a través de una novela con personajes ficticios. ‘La ciudad violada’ muestra el alma humana en momentos críticos y la crueldad que es capaz de desarrollar, además de reivindicar que el recuerdo no pase al olvido y que su monumento se restablezca. El libro se presenta este martes en la Fundación Antonio Pérez de Cuenca a las 19 horas.

Portada de ‘La ciudad violada’

«Escribí esta novela para mostrar a los que han sufrido esta guerra de ambos bandos, no a quienes la ganaron o la perdieron, y dar visibilidad a esos sufridores», destaca el autor. Señala que para realizar el libro se ha documentado a través de la obra ‘Saco de Cuenca’ de Miguel Romero, así como los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós, episodios de la Guardia Civil y Carabineros y el relato en primera persona de un funcionario de Hacienda que vivió la invasión y fue tomado como prisionero, escrito entre 1978 y 1980.

Un acontecimiento «inesperado» provocó la entrada de los carlistas

Según las declaraciones de este conquense, se enteró de que estaban llegando las tropas carlistas a Cuenca cuando estaban en Cañete, que venían desde Teruel tras el fracaso de su toma. En el pueblo serrano, el infante Alfonso de Borbón y su esposa tomaron la decisión de continuar hacia la ciudad de Cuenca «ya que no podían seguir sin una victoria» durante la Tercera Guerra Carlista, y al ser la más cercana a donde se encontraban. Pensaron que iba a ser fácil de conquistar, según el escritor, pues un año antes un dirigente carlista entró sin oposición, aunque la ciudad se fortificó tras este suceso.

El 13 de julio de 1874 llegaban las primeras noticias de que el ejército carlista estaba de camino hacia Cuenca «y este hombre se ofreció en el Ayuntamiento a colaborar para defender la ciudad», cuenta Martínez. En sus relatos contaba cómo se defendieron de las tropas en la zona del Arco de Bezudo, el Puente de la Trinidad, Puerta Valencia y el Puente de San Pablo. Asimismo, cuenta la entrada del ejército carlista el 15 de julio «con la sospecha de que alguien abrió un pequeño portón en la muralla de la calle La Moneda para recoger agua en el río Huécar». Las tropas carlistas abandonaron la ciudad el 19 de julio llevándose prisioneros conquenses «para utilizarlos como soldados».

Sebastián Martínez afirma que esta historia ha sido silenciada a lo largo de los años porque «hay tres formas de contar una guerra: los que la ganan, los que la pierden y los que la sufren. Estos últimos tienen muchas historias y ninguna es gloriosa, todo es dolor, y el dolor se intenta curar y olvidar». «La mejor manera para que esa historia se siguiera conociendo fue callando por parte de los conquenses», resalta el escritor.

Los lectores se van a encontrar en esta novela los «daños colaterales» de una guerra, dice Martínez. «No es un alegato contra y por la guerra, tampoco a favor y en contra del carlismo, es un alegato donde explico lo que la guerra lleva consigo», resalta el autor. Para él, es una historia «olvidada y que no se cuenta», de aquellas personas «que coge un arma, sin saber muchas veces usarla, para defender una idea, una familia o una ciudad». «No van a encontrar grandes héroes, sino gente sencilla y simple», concluye el escritor.