Templo de devoción y recuerdo: así es el renovado Museo de la Semana Santa de Cuenca

Juegos interactivos, la recreación de una calle de Cuenca donde poder llevar un paso e incunables de la pasión son algunas novedades del Museo de la Semana Santa

Cuando el latido de la cera se detiene, el incienso queda suspendido en el tiempo, y atrás queda el Nisán que arranca a chasquido de látigo el alma nazarena de Cuenca, la tradición queda latente en el silencio, oculta bajo el capuz del empedrado con la llama de la tulipa prendida en el Museo de la Semana Santa de Cuenca.

Tras ocho meses desde que comenzara a acometerse la reforma integral del espacio de la Junta de Cofradías y tres años ideando y proyectando el alma mater de la pasión, este miércoles 25 ha quedado inaugurado como un punto de referencia en la cultura nazarena que es «mucho más completo para los de dentro y para los de fuera» según ha afirmado Antonio Abarca, vicepresidente de la Junta de Cofradías, que ha estado especialmente implicado en la renovación del museo.

Con una inversión total aún por calcular, pero que Abarca advierte cercana a los 200.000 euros que había previstos, el museo está distribuido en dos plantas, una a nivel de calle y otra en un primer piso accesible, tal y como ya era, gracias al ascensor instalado en el edificio. Aunque anteriormente el museo era fundamentalmente tecnológico, Emilio Palacios, diseñador del nuevo espacio, sostiene a pesar de que el espacio mantiene las novedades de la tecnología que «han avanzado mucho desde los 16 años que tenía el anterior museo», se ha eliminado una parte de la técnica por hacer el espacio más operativo y «poder ir actualizándolo, de modo que no quede obsoleto, como pasaba anteriormente».

Planta baja

Siguiendo la línea que trazaba la anterior propuesta del espacio, se mantiene el Cristo de Marfil presidiendo la entrada al nuevo templo de la tradición nazarena, escoltado por una procesión de tulipas y horquillas cedidas por hermandades de la pasión conquense; la talla se encuentra al fondo de la sala.

Bajo el lema «Cuenca Nazarena» los visitantes disfrutan de un audiovisual que explica el lazo fraternal de la ciudad y su Semana Santa a través de la voz de Berta López con su inconfundible estilo poético enlazando entre símil y metáfora las características y emociones que se viven bajo el capuz para que, al menos por un instante, los visitantes puedan ser nazarenos. Son impresionantes las imágenes, que danzan entre la vista de pájaro a través del uso de drones, y los detalles de manos que se estrechan, miradas que se llenan de lágrimas y pliegues imaginados en madera tallada.

Una vez concluido el audiovisual se continúa pasando a una sala a mano derecha en la que se encuentran varias pantallas con un juego interactivo en el que niños, jóvenes y adultos cuentan con tres niveles adaptados para probar sus conocimientos sobre Semana Santa. Se intercalan preguntas que en el caso de los adultos oscilan entre el número de mujeres pregoneras, a qué paso pertenece algún elemento decorativo, el número de animales que los imagineros representaron en la pasión conquense o asociar año y pregonero.

De frente, a modo de contexto para aquellos que no conozcan la pasión de Cuenca, hay también sendas pantallas informativas en las que puede consultarse un breve resumen de la historia de la Semana Santa, las hermandades que la conforman y las procesiones en las que se agrupan, así como un archivo muy visual en el que se ofrece un listado cronológico de los pregoneros que han proclamado la pasión conquense a lo largo de los años y los cartelistas que se han ocupado de ilustrarla y dejar recuerdo permanente de la semana grande de Cuenca en el imaginario colectivo.

Primera planta

Ascendiendo por las escaleras, que se encuentran a mano derecha según se entra a la sala del audiovisual `Cuenca Nazarena´en la planta baja, se llega a la parte más extensa del museo situada en el primer piso.

Un cartel colocado estratégicamente a mano izquierda de pared a pared recibe a los visitantes con las procesiones expuestas en orden cronológico con un QR informativo para cada una de ellas con el que los visitantes pueden conocer más acerca de cada uno de los desfiles. El recorrido lógico continúa avanzando de frente hacia el pasillo de los imagineros, en el que se exponen los artistas que han dado forma a la pasión conquense a golpe de cincel y gubia, presididos por el chaleco/manto de María Magdalena. Para continuar la visita es necesario avanzar hacia el chaleco, situado al final del pasillo, y a mano izquierda pasar a la siguiente sala de la visita.

Presidiendo el gran archivo histórico que ha recuperado la Junta de Cofradías se encuentra una figura de un nazareno realizada por el herrero José Luis Martínez ex profeso para el museo. A los pies, una pieza de hierro en la que se ha troquelado la oración del Padre Nuestro que queda proyectado en el suelo gracias a la luz que se ha situado en el interior de la pieza.

En las vitrinas se sucede una impresionante documentación histórica que ha cedido un particular de su colección a raíz de la remodelación del museo, para que todos los conquenses puedan descubrir el origen de su tradición y la Junta de Cofradías pueda seguir ahondando en la historia cofrade. Expuestos se encuentran documentos oficiales cofrades que datan desde 1611 hasta 1939 entre los que se encuentran un libro en pergamino Sagrado ceremonial de la Semana Santa cedido por Ángel Muñoz Escribano o un Martirologio de San Juan Evangelista cedido por José Julián y Carlos Espada Ramos. Según señalaba Abarca es la primera vez que la Junta de Cofradías cuenta con documentos de esta antigüedad, anteriores a la Guerra Civil.

Sobre estos documentos se suceden dos audiovisuales en los que se proyectan imágenes antiguas cedidas por las hermandades y particulares, titulados `Somos hermandad´y `Somos historia´ a doble pantalla. Proyectado en las tres pantallas se encuentra un tercer audiovisual llamado `Somos nazarenos´ del mismo estilo poético, que invita a continuar con una de las salas más impresionantes del museo, en la que se recrea una calle de Cuenca con unas andas realizadas ex profeso por la Carpintería Rogelio, sobre las que se encuentra un olivo donado desde Valverde del Júcar. El objetivo, según Abarca, es que «todo el mundo pueda sentirse bancero de la Semana Santa de Cuenca», pues los visitantes pueden ponerse bajo el banzo y coger su horquilla, imantada a los abarcones, para desfilar con un paso, al menos por un instante.

Volviendo a atravesar el pasillo de los imagineros se llega a la parte dedicada a uno de los escultores más importantes de la pasión conquense, Luis Marco Pérez. Un boceto de las andas de la Soledad del Puente con el palio, sus herramientas de trabajo, referencias de los medios de comunicación de la época, cartas manuscritas por el artista o figuras cinceladas por el autor son solo algunas de las referencias que pueden encontrarse en el museo. Según refiere Abarca, en estas salas aún falta un retablo procedente de Magisterio con el que el vicepresidente de la Junta de Cofradías asegura que ya se encuentran «rellenando el papeleo» y que el espacio para la obra «ya está preparado».

Las últimas dos salas las protagonizan dos audiovisuales con una presentación espectacular e inmersiva. La primera de ellas da la apariencia de una capilla donde, una vez comienza la proyección se oscurece completamente la sala para mostrar un listado de las imágenes que procesional, así como vídeos de los desfiles. En la segunda sala un vídeo inmersivo expone desde la preparación hasta la salida procesional, con un espectacular y sorpresivo momento de la mano de la mediática Camino del Calvario y el Grupo Turbas con sus clarines y tambores roncos. A la salida, gracias al cambio de perspectiva, el panelado que al inicio recibía a los visitantes con las procesiones en orden cronológico, desde la salida ofrece el cartel de Saura como despedida.