Nuevos libros y más material específico: así ha cambiado la vuelta al cole en una década en Cuenca

Las familias conquenses recurren a mercadillos de libros, previsión y apostar por el comercio local para sobrellevar la cuesta de septiembre

La vuelta al cole en Cuenca ya no es la misma que hace una década. Las familias conquenses notan cómo cada septiembre el gasto aumenta y la lista de materiales se hace más larga. Este año, a una cesta de la compra escolar cada vez más colmada se une el encarecimiento de los productos, tal y como señala la presidenta de la Asociación de Libreros y Papeleros de Cuenca y responsable de la librería Evangelio, Araceli Cuerda, quien apunta que el precio respecto al año pasado «ha podido subir de 2 a 5 euros por libro».

Esa subida, aunque pueda parecer pequeña, se traduce en facturas que rondan los 250 o 300 euros en primaria y hasta 200 en infantil, según el centro. Julián Saiz, de la librería Lorca, pone cifras a la variación que se produce entre los colegios e institutos de la capital, con lotes que van «desde 100 euros, 250, 300 y hasta 400, depende un poco de lo que manden los coles», comenta.

Uno de los motivos que encarece la cesta es la imposibilidad de reutilizar determinados materiales. Cuerda señala que «en primero y segundo de primaria los libros son de rellenar, y sí o sí tienen que ser nuevos». En este sentido, los libreros de Cuenca coinciden en que los primeros cursos de Educación Primaria son los más costosos para las familias.

A nivel regional y con el objetivo de promover la educación realmente gratuita con los gastos de material incluidos se realiza el bancos de libros, un sistema de préstamo gratuito de materiales curriculares reutilizables, que se gestiona mediante una aplicación informática alojada en la web Educamos. Las etapas educativas incluidas en este programa son Educación Primaria, Educación Secundaria, Ciclos Formativos de Grado Básico y Bachillerato en todos los centros públicos y en aquellos concertados que lo hayan solicitado.

Araceli Cuerda, presidenta de la Asociación de Libreros y Papeleros de Cuenca y responsable de la Librería Evangelio. FOTO: Lucía Álvaro

Aunque a priori el lote de libros a entregar y recibir se compone de los materiales curriculares incluidos en el catálogo que en cada centro se haya aprobado, el gerente de la librería Lorca afirma que no se incluyen todas las asignaturas. Julián Saiz refiere que «el francés no suele entrar y la religión tampoco», por lo que las optativas son materias que, aunque exista un sistema de reutilización de libros, suponen gastos adicionales que inflan el presupuesto de septiembre.

La subida de la vuelva al cole no se debe solo a los precios, sino también a la aparición de nuevos materiales. Cuerda comenta como en infantil también piden «cuadernillos de lectoescritura, grafomotricidad o cartillas de leer, cosa que antiguamente no había», detalla. En primaria se repite la tendencia con cuadernillos de trabajo en lengua, matemáticas o música, y con asignaturas como plástica, donde antes bastaba con un bloc de dibujo y ahora se pide un libro específico que, asegura «puede costar 40 euros». Para Saiz, pese a todo, el patrón es todavía tradicional: «te pueden cambiar los modelos de los archivadores o pedir cuadernos tecnológicos de estos que escaneas, pero en definitiva sigue resumiéndose a un cuaderno», señala.

Los estudiantes también notan la diferencia, aunque buscan fórmulas para aliviar el gasto. Alba Pérez, alumna de 4º de la ESO, asegura que ha podido librarse de buena parte de la factura gracias a la solidaridad entre compañeros porque los compró «en un mercadillo del instituto». Su madre comenta que es habitual que los estudiantes que pasan de curso «cedan los libros de unos a otros». Ese intercambio entre familias se convierte en un salvavidas que permite a muchos alumnos comenzar el curso sin un desembolso tan elevado.

La gestión del material escolar también ha cambiado. Mientras algunos compran todo de golpe, otros prefieren repartir el gasto. Esta diferencia, según comenta Saiz, hay tantas casuísticas como familias y el comportamiento de gasto varía en función del nivel socioeconómico de las mismas. El gerente de la librería Lorca refiere que «hay gente que recopila antes y hace una lista de lo que comprar, mientras que otras familias hacen pequeños desembolsos de lo estrictamente necesario a lo largo del año en función de lo que se vaya gastando el material».

Julián Saiz, gerente de la librería Lorca. FOTO: Voces de Cuenca

Para los libreros, la clave para evitar las últimas horas, así como para poder planificar mejor es la previsión. En este sentido, Cuerda recomienda que los padres «hagan su reserva de libros nada más acabar el curso y durante el verano lo vaya retirando poco a poco», apunta Cuerda. De esta forma, se evita la avalancha de compras de última hora y se puede planificar mejor el presupuesto. La presidenta de la Asociación de Libreros de Cuenca señala la importancia de apostar por el comercio local en este sentido porque, aunque hubo unos años en los que el boom de Amazon perjudicó a las librerías de Cuenca, la tendencia actual es que los compradores «vuelvan a apostar por las librerías de barrio, las de toda la vida», comenta Cuerda. Son precisamente estos pequeños negocios los que más facilidades ofrecen con el desembolso económico: «pueden encargarlo en junio e ir retirándolo poco a poco para que el gasto no se acumule en septiembre», señala la presidenta de los libreros conquenses.

En definitiva, la cesta de la vuelta al cole en Cuenca es hoy más cara y más variada que hace unos años. Entre libros que no se pueden reutilizar, cuadernillos especializados y materiales añadidos, la factura se dispara. Pero también surgen estrategias de resistencia: mercadillos escolares, bancos de libros, intercambios entre familias y compras anticipadas. Como coinciden libreros y estudiantes, la clave está en organizarse para que la cuesta de septiembre no se convierta en un muro infranqueable.