El artista conquense Gustavo Torner ha fallecido este sábado, 6 de septiembre, en su domicilio de Cuenca, según ha informado el Espacio Torner, el centro museístico que exhibe la antigua iglesia de San Pablo, en sus perfiles oficiales. La capilla ardiente está instalada en el Tanatorio Alborada (Travesía Avenida Cruz Roja Española, 1) de Cuenca. El funeral se celebrará este domingo a las 18:00 horas en la Catedral de Cuenca, hora en la que las campanas de la Torre de Mangana doblarán por su fallecimiento.
Torner, que cumplió 100 años el pasado 13 de julio, no solo fue uno de los más destacados pintores y escultores de la generación abstracta española sino también cofundador del Museo de Arte Abstracto Español de las Casas Colgadas de Cuenca junto a Gerardo Rueda y Fernando Zóbel, a quien convenció para que trajera su colección a Cuenca.
Biografía y obra
Nació en Cuenca, en 1925. Estudió ingeniería de montes, profesión que ejerció nació Teruel y Cuenca, una etapa en la que realizó láminas para la obra de botánica Flora Forestal de España, donde mostró un gran dominio del dibujo.
La Sala Aguirre de Cuenca acogió su primera exposición en 1951, época en la que estableció amistad con con Antonio Saura. Enseguida su pintura empiezó a deslizarse hacia el informalismo con Roca, cuadro realizado en 1956, año en el que expone, por primera vez, en la Sala Alfil de Madrid, adonde lleva obra aún figurativa y algunos monotipos casi abstractos. A partir de aquí, irá prescindiendo de referencias figurativas y su pintura se hará, cada vez, más matérica, incorporando diversas texturas: arena, látex, fragmentos vegetales como paja, raíces, cáñamo… Realiza en 1957 sus primeros tapices y alfombras. En 1959 presenta una exposición con obra no figurativa en la Galería Buchholz-
Comenzó la nueva década con una muestra de las fotografías que realizó en 1955 en la Galería Machetti de Cuenca, conjunto que se conocerá como La piel de la tierra. La Galería Biosca exhibe 27 variaciones sobre dos texturas-estructuras en 1961. Entra en contacto con los artistas Carmen Laffón, Jordi Teixidor y José María Yturralde. Participó en la Bienal de São Paulo celebrada ese año y en la Bienal de Venecia en 1962, donde conoce al pintor, ceramista y escultor ítalo-argentino Lucio Fontana. Allí trabó amistad amistad con Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Manuel H. Mompó y, sobre todo, Fernando Zóbel, a quien aconseja la ubicación de su museo en las Casas Colgadas de Cuenca
En 1964 viajó por primera vez a Nueva York en compañía de Zóbel. Conoce a José Guerrero y aprende la técnica de la serigrafía. Incorpora la madera y el metal en su obra, a la que va sumando todo tipo de materiales: el cartón, el nailon, la piel sintética, otros plásticos. Y la chatarra… que subtitulará decenas de sus obras. Renuncia a su trabajo en 1965 para dedicarse exclusivamente a la creación artística.
Comenzará a montar instalaciones de factura escenográfica, como la serie Homenajes, dedicada a artistas del pasado. En 1966 inauguró el Museo de Arte Abstracto Español, que ha fundado junto con Zóbel y Rueda en las célebres Casas Colgadas sobre la hoz del río Huécar, y que aglutinará al que se ha venido a llamar ‘Grupo de Cuenca’, formado por artistas que practicaban variantes de la abstracción –informalismo, sincronismo, expresionismo abstracto– como Bonifacio Alfonso, Rafael Canogar, Martín Chirino, Luis Feito, Segundo Gámez, Antonio Lorenzo, Manuel Millares, Antonio Saura y Sempere, entre los cuales algunos procedían de El Paso.
En esa época comenzó su trayectoria como escultor. Realizó el Monumento Conmemorativo del I Congreso Mundial Forestal en 1966, construido con acero y troncos de árboles en la Sierra de los Barrancos de Cuenca, a la que sigue Espacio-Tiempo (1967). La escultura centra el quehacer del artista entre 1971 y 1977. Obras de gran tamaño y formas geométricas simples, cuya elaboración y montaje son muy complejos. Cabe citar Reflexiones (1972), la escultura que dota de tal personalidad a la madrileña plaza de Emilio Jiménez Millas, que ya sólo se la conoce como ‘Plaza de los cubos’.
Notables son, también, otras grandes esculturas como Castilla (1983), que se puede ver en el Patio jardín de la sede madrileña de la Fundación Juan March; y el primer monumento dedicado en España A la Constitución (1986), que se erigió en la atalaya de Mangana en Cuenca.
Entre 1973 y 1996 colaboró como asesor artístico de la Fundación Juan March, a la que aconseja en la elección de los temas, artistas y obras para sus exposiciones-. En 1974 y 1975 se suceden dos antológicas; la primera, de obra gráfica, en la Galería Turner; la segunda, en la Galería Multitud.
A principios de los años 80 inició una colaboración con el Museo del Prado ocupándose del montaje de las salas que entonces se dedicaron en la planta baja del edificio de Villanueva a la pintura flamenca del siglo XVII y, en el sótano, a la exposición de las piezas del Tesoro del Delfín. A partir de 1997, y hasta 1999, se ocupó del diseño de las nuevas salas de prácticamente la totalidad del edificio Villanueva que se disponía de nuevo según los criterios del Plan Museográfico de 1997, entonces aprobado. A Torner se debe la elección de los colores de las paredes del Museo, la de los entelados colocados en algunos de los conjuntos: pintura flamenca de los siglos XV y XVI, pintura veneciana, pintura española del siglo XVII y pintura flamenca de esta misma época, etc. Pero sobre todo, fue el responsable no solo de los colores, sino del diseño arquitectónico de las nuevas salas de la planta ático, destinadas a la pintura europea del siglo XVIII (ático norte) y Goya, cartones para tapices, retratos y pintura religiosa (ático sur).
También hizo importantes aportaciones en otros ámbitos monumentales y museísticos. A su cargo estuvo la rehabilitación de las nuevas salas de la planta superior del Museo de la Real Academia de San Fernando. También organió y decora las catorce salas del Museo Diocesano de Cuenca (actual Museo-Tesoro de la Catedral) que se inauguró en 1983. Y fue uno de los diseñadores de la Catedral conquense, que se instalaron entre 1991 y 1993.
Artista polifacético, hizo algunas incursiones en el teatro, la ópera y la zarzuela. También diseñó a nivel global las tiendas Loewe. Fue asimismo el cartelista de la Semana Santa de Cuenca de 1998 a partir de una fotografía suya de la procesión ‘En el Calvario’ y su obra también ha servido para anunciar la Semana de Música Religiosa de Cuenca.
Donó al pueblo español también en esa época más de cuatrocientas obras, que se depositan en los fondos del Reina Sofía en 2004, centró que en 1991 le dedicó una gran retrospectiva.
El 24 de enero de 1993 recibió la Medalla nº 8 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ceremonia en la que pronunció el discurso titulado ‘El arte, víctima de sus teorías y de su historia’, que fue contestado por Antonio Bonet Correa en nombre de la Corporación.
En 2005 la ministra de Cultura, Carmen Calvo, inauguró en la antigua iglesia de San Pablo el Espacio Torner , donde se exhiben cuarenta esculturas y obra pictórica del artista. Fue el autor del logotipo de la candidatura de Cuenca a Capital Europea de la Cultura 2016.
Entre otros reconocimientos y galardones, recibió el Premio Nacional de Arte Gráfico en 2016, medalla de oro de la Ciudad de Cuenca, Hijo Predilecto de Cuenca, la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, Medalla al Mérito en las Bellas Artes y la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha.