Los survivalistas identifican Cuenca como «una opción maravillosa» ante desastres y colapsos

La Escuela Española de Supervivencia y Bushcraft ha visto un auge de los interesados en sus cursos tras los eventos de Filomena, la Dana y más recientemente el apagón

Tras el apagón del pasado lunes 28 de abril y con las noticias de eventos climáticos adversos cada poco tiempo y la insistencia en un pack de supervivencia por parte de los dirigentes europeos la cuestión de desenvolverse con seguridad en una situación de emergencia se ha convertido en parte de la conversación cotidiana. Tanto es así que cada vez son más las personas que buscan formación para saber cómo actuar ante situaciones extremas y estar preparados con conocimiento para desenvolverse ante cualquier revés. Así lo aseguran desde la Escuela Española de Superviviencia y Bushcraft que, aunque tiene su sede en Granada desarrolla su actividad lectiva por toda la geografía española, específicamente en la provincia de Cuenca, desde hace 22 años. La escuela señala que «próximamente ofreceremos fechas de nuevos cursos de supervivencia en Cuenca».

Ignacio Ortega, Instructor Jefe y Director Técnico de la escuela señala que comenzaron en el proyecto cuando se dieron cuenta «de que la información de supervivencia no estaba estructurada». En aquel momento Ortega apostó por preparar a los alumnos a través de «un temario coherente con lo que se trata, que es aprender a sobrevivir en distintos ambientes». De este modo estructuraron el curso en ocho talleres en los que se estudia psicología, gestión del agua, el fuego, refugio, los alimentos, cartografía, primeros auxilios y defensa personal. Es decir, no había ninguna escuela que ofreciera esos ocho talleres de manera conjunta y coherente. Para ofrecer una formación multidisciplinar el secreto, tal y como afirma el director, ha sido unir profesionales de diferentes áreas, «hay geólogos, biólogos, médicos, cartógrafos…», comenta.

El camino de esta escuela no ha sido lineal, pues cada vez esta disciplina ha tenido cada vez más adeptos con el paso del tiempo. A este respecto Ortega cuenta que «cada vez hay más interés porque antes la supervivencia la veía en la tele y ahora la experiencia cada vez la tenemos más próxima por cómo está el mundo de revuelto». El director señala como hitos claves en el interés de esta disciplina los acontecimientos que se han venido sucediendo, que han provocado que la gente se preocupe más por tener estos conocimientos, tales como «el apagón, la Dana o Filomena». Ortega apunta que «cada vez que hay un evento de este tipo aumenta la demanda de los cursos», de hecho señala que «en los últimos años hemos crecido entre un 10 y un 15% cada año».

Filtro de agua creado durante uno de los cursos de supervivencia. FOTO: Escuela Española de Supervivencia

Los clientes `tipo´que acuden a la escuela son esencialmente hombres de entre 25 a 50 años, según apunta el director, «aunque cada vez vemos más mujeres y familias con niños que quieren que sus hijos estén formados en estas disciplinas». Ortega comenta que «vienen desde profesionales independientes, funcionarios e incluso personas del mundo de la seguridad y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado». Sobre el tipo de formación, Ortega señala que los clientes no buscan una formación específicamente, «se inclinan por estar preparados ante un evento peligroso, porque tienen miedo de no saber cómo actuar».

Esta tendencia de la formación de niños está produciéndose porque acuden a la escuela familias enteras en las que todos los miembros quieren tener claras las directrices sobre cómo proceder en situación de emergencia «y así contar todos con herramientas para mantenerse a salvo porque están viendo un poco lo que hay y les da miedo la situación», refiere el instructor jefe. Ortega señala que enseñar a niños no es diferente a instruir a un adulto «porque son todo explicaciones prácticas y talleres manuales de, por ejemplo, cómo hacer filtros o cómo evitar la hipotermia».

A la luz de los últimos acontecimientos, Ignacio Ortega señala que «es esencial que Speaker las personas tengan posibilidad de gestionar adecuadamente un evento negativo». Ortega destaca especialmente la formación para los niños que «ya es obligatoria en otros países en los colegios e institutos», pero que para el director España continúa atrasada en ese aspecto «porque creemos que no va a pasar nada, nunca lo hemos considerado, pero se está empezando a tener en cuenta cada vez más».

Trampa con cebo realizada durante uno de los cursos de supervivencia. FOTO: Escuela Española de Superviviencia

En Estados Unidos hay una tendencia establecida de survivalistas´, también conocidos como prepara también conocidos como preparacionistas´o preppers´. Estos individuos son personas que se preparan para posibles emergencias o situaciones de crisis, como desastres naturales, colapsos sociales, económicos, o pandemias. Su objetivo es estar preparados para sobrevivir y mantener un nivel de vida aceptable en circunstancias adversas, a menudo a través de la acumulación de recursos y la adquisición de habilidades de supervivencia. Ortega señala que «a menudo nos los imaginamos como el loco yankee con cerveza, comida y un rifle, y creo que no hay que llegar a ese extremo, pero en cierta medida hay que tener una poca autonomía»; el director recuerda que «hay que darse cuenta de lo que ha pasado con el apagón o con la Filomena, donde hubo gente que estuvo aislada una semana».

Cuenca, que se ha convertido en uno de los enclaves que utiliza la Escuela Española de Supervivencia, «es una provincia maravillosa para la supervivencia», apunta Ortega. El director del centro señala que «tiene mucho ámbito rural, de naturaleza y bosque» lo que «facilita mucho las cosas a la hora de sobrevivir porque hay un acceso mucho más cercano y sencillos a las fuentes de agua potable y los alimentos, porque es muy común la agricultura, mucha gente tiene un pequeño huerto y se puede hacer trueque, cuanto más pequeña sea la población es mejor la autosuficiencia y en una provincia como Cuenca, donde los núcleos de población son pequeños y dispersos, la supervivencia es más fácil».